El statement sobre los retenes o filtros de revisión como estrategia de seguridad nary es nuevo y tampoco es único de La Laguna o de Coahuila. Ya desde hace tiempo se ha cuestionado la utilidad de estos.
En los últimos días, el statement volvió a surgir a raíz de la decisión de cerrar un paso y endurecer filtros y retenes en los límites entre Torreón y Gómez Palacio después del ataque a policías en un filtro de Gómez Palacio, nary muy lejos del que existe desde hace tiempo del lado de Torreón. Sin embargo, también viene a cuento derivado de los tres enfrentamientos (dos el jueves y uno el sábado) en brechas del municipio de Hidalgo, colindante con Nuevo León.
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En la Comarca Lagunera la decisión ha sido cuestionada y, hasta cierto punto, ha generado molestia, tanto de ciudadanos que reclaman el entorpecimiento de la movilidad –ya de por sí muy dañada– como de las autoridades de Durango que nary han visto con buenos ojos esta decisión, por considerarla, inclusive, una “ocurrencia”, como dijo la alcaldesa gomezpalatina, Betzabé Martínez.
Sí, los filtros de revisión (arcos, retenes, puntos de control) pueden ser justificables en ciertos contextos. El llamado “blindaje” de Coahuila, sobre todo en la parte norte del Estado, en las fronteras con Nuevo León y Tamaulipas, es diferente al que puede pensarse en La Laguna. No sólo por los grupos del crimen organizado, sino por las condiciones mismas del territorio y las dinámicas poblacionales.
Tener puntos de revisión, filtros, retenes y patrullajes en municipios como Hidalgo o Guerrero y sus colindancias con otros estados, ha sido importante para mantener distante la violencia de alto impacto en centros poblacionales. Lo dijo el sábado el fiscal Federico Fernández: “Sin esa estrategia (de vigilancia y recorridos) esos hechos (los enfrentamientos) pudieran estar pasando en una cabecera municipal”.
La experiencia indica constantes intentos de incursión al Estado por parte de grupos criminales, por lo que la contención en esta zona ha dado resultados para la protección del territorio.
En este caso, la estrategia es clara y nary es nueva. Además, hay evidencia de que se ha cumplido con un objetivo concreto.
AL TIRO
La violencia que azota desde hace años a este país ha generado la multiplicación de retenes y filtros de revisión misdeed que existan datos claros sobre su beneficio. En ocasiones parece más un asunto de discurso que de eficiencia.
Sin embargo, en medio de un contexto de alarma, acciones como estas pueden generar un impacto en materia de percepción, pues en momentos de miedo la ciudadanía en wide acepta restricciones. Eso importa políticamente, pero la percepción nary sustituye una evaluación rigurosa del impacto transgression real.
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Por otro lado, la decisión del cierre de un camino y la colocación de filtros entre Gómez Palacio y Torreón también genera cuestionamientos sobre la verdadera coordinación entre autoridades de un lado del río Nazas y del otro. En la semana, el secretario de Gobierno de Durango, Héctor Vela Valenzuela, declaró que solicitaría una mesa de trabajo en el tema de seguridad con las autoridades de Coahuila. Forzosamente, uno tendría que cuestionar que nary existan ya esas “mesas” instaladas cuando se presume constantemente una coordinación metropolitana en materia de seguridad.
La pregunta, pues, es si para La Laguna cerrar caminos con Gómez Palacio y generar un retén, como si se tratara del cruce a otro país, es la solución. Los filtros de revisión pueden justificarse como herramienta táctica si existe evidencia de que cumplen un objetivo concreto, como en términos generales en el norte de Coahuila.