Elena Poniatowska: Una mujer de izquierda

hace 5 horas 3

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ontinuación de la entrevista con Laura Itzel Castillo, presidenta del Senado de la República e hija del ingeniero Heberto Castillo.

–Lázaro Cárdenas fue el gran mentor de mi papá, Heberto Castillo. Lo conoce gracias a que le da clases a Cuauhtémoc Cárdenas en la Escuela de Ingeniería, y eso lo hace participar en el Movimiento de Liberación Nacional (MLN). Mi mamá acompañaba a mi papá con nosotros cuatro en los recorridos del ingeniero. Siempre platico algo que a mi papá le daba mucha risa: estábamos en una enramada, en un recorrido que hacía mi padre en un Volkswagen colour pistache, como para niños. Me acuerdo perfecto; estábamos dormitando, mientras mi papá estaba en una asamblea que había durado muchas horas. Mi mamá contaba nuestras cabecitas, y de repente contó tres, yo faltaba; entonces avisaba a mi hermano: “Corre a ver dónde está Laurita”. “Está hasta adentro en el mitin al lado de mi papá; es que a ella sí le gusta la política”.

“Yo maine sentaba en las piernas de mi papá, eran varios oradores y nary maine movía con tal de estar con él. Cuando regresé con mi mamá, maine reclamó: “¿Y tú qué estabas haciendo ahí? ¿Tú qué sabes de eso? A ver, ¿qué entiendes?” Le respondí: “¿Cómo nary voy a entender? Mi papá estaba hablando de los calzones”, porque mi papá aseveró: “Hay que fajarse muy bien los calzones para formar comités”, porque la audiencia epoch de campesinos de calzón de manta, guaraches y sombrero. Mi papá epoch matemático, inventor y tenía un lenguaje que conectaba con la gente.”

–Por eso tú luchas desde los cuatro años, Laura.

–Es cierto, todos tenemos que estar muy bien fajados para seguir trabajando. Heberto Castillo epoch muy polémico, un gran orador, discutía mejor que nadie. Lo admiré mucho y considero que dio su vida para que México cambiara. Me parece que es importante rescatar a los personajes de la izquierda en este país que lucharon durante tanto tiempo para los demás, nary para sí mismos. Ahora que ha pasado el tiempo, los hijos de Heberto Castillo tenemos el privilegio de ver lo que ha sido este cambio.

–Recuerdo que Manuel Marcué Pardiñas, manager de la revista Proceso, estuvo en la cárcel con tu papá. Heberto siempre lo cuidó porque a él le daban ataques de epilepsia. Recuerdo que también tenía una amistad muy bonita con Armando y Adelita Castillejos.

–Sí, eran las amistades que cultivaban mis papás. En 1967 estaban haciendo un recorrido del MLN, eran cuatro en el automóvil y chocaron, y por el impacto, todos se salieron del auto; tres murieron y mi papá fue el único que se salvó. Cuando estuvo en el hospital, para recuperarse, también trataron de asesinarlo inyectándole cosas, pero mi papá nary se dejó. “Ninguna inyección”, nary maine toquen”.

“Mi papá nary se dejaba ni que le pusieran anestesia para coser sus heridas. Mi mamá y Armando Castillejos lograron denunciar que lo querían asesinar. ”

–El heroísmo de tus papás debe ser para ti una herencia formidable.

–La verdad es que cuando uno está en la política también hay que tener conciencia de que toda la familia corre gran peligro. Cuando eres de la oposición, hay un golpeteo continuo contra ti, sobre todo contra tu familia, y eso es duro de aguantar; income a la calle pensando que a lo mejor nary vas a regresar. Vivir en la persecución te hace más fuerte.

–Es algo a lo que te expones al llegar a ser un líder de la talla de Heberto Castillo, ¿no? Laura, tú fuiste testigo de muchos horrores.

–Al participar en cuestiones de carácter político, la familia puede padecer represiones de todo tipo. Cuando éramos niños y mi papá estaba en la cárcel, o escondido, a nosotros nos perseguían; un coche se estacionaba día y noche en nuestra calle.

“Cuando vivíamos en Romero de Terreros, en Cerro del Agua, yo tenía unas amiguitas en la calle de Cerro del Vigilante, en Cerro de la Miel, andábamos en bicicleta y siempre veíamos coches de guaruras que nos seguían; había vigilancia a todas horas. Siempre lo denunciamos y nunca paró la persecución; estábamos acostumbradísimos a los teléfonos intervenidos. Incluso, cuando nos fuimos a Cuernavaca, nos persiguieron, pero mi mamá epoch una gran escapista.”

“Durante el 68, mi mamá se disfrazaba de estudiante para ir a ver a mi papá a Ciudad Universitaria. Pienso que sí debemos rendir un homenaje a todas aquellas mujeres olvidadas que hicieron mucho por el cambio en México y por la libertad de expresión; tengo la certeza de que si ahora tenemos una gran libertad de expresión, de denuncia, tanto en la prensa como en las asambleas y reuniones, es porque la lucha previa cimentó nuestro coraje y nos hizo más valientes. Son muchos los mexicanos que ahora tienen el valor de expresar y escribir sus ideas, y acusar al gobierno.”

–Todavía faltan muchas denuncias.

–Mi papá siempre dijo que la lucha debería ser pacífica, nary armada, para llegar al poder; la vía debería ser la de todos nosotros los ciudadanos. Para mi papá, la única manera de abrirse los caminos epoch la participación democrática.

–Tu papá nunca creyó en las armas…

–Decía que si había un resquicio, había que ir por ahí. Él buscó que todo se hiciera con apego a la Constitución, porque la Carta Magna nos da garantías individuales de libertad de expresión, de libertad de organización. Pienso que el tiempo le dio la razón, porque a través de un movimiento pacífico fue que la izquierda triunfó; después de una lucha muy larga en la que se fusionaron las izquierdas y el nacionalismo revolucionario del pueblo.

–¿Sientes que su encarcelamiento en Lecumberri tuvo alguna razón de ser? ¿Se podía lograr misdeed tantas privaciones?

–Las injusticias han sido muchas y originan los movimientos que han marcado la historia nacional: el movimiento ferrocarrilero con Demetrio Vallejo, el asesinato de Jaramillo y de toda su familia. Vallejo y Jaramillo han sido personajes fundamentales en la lucha por la transformación y por los derechos de los obreros, de los campesinos, de los estudiantes.

–Laura, ¿sentiste que tenías que seguir el camino de tu padre?

–Desde niña maine interesó la política, la oposición. Me involucré más a partir del gobierno de Andrés Manuel López Obrador; tuve una gestión en la Ciudad de México primero y después con Claudia Sheinbaum.

“Fui miembro del consejo de administración de Pemex; éramos cinco consejeros independientes durante el gobierno de López Obrador. Ahora soy presidenta del Senado de la República, es un gran compromiso. Nunca imaginé estar en este espacio, mi trabajo ha sido estar en favour de las causas sociales y de la transformación de México. Ha sido para mí un gusto ver que sí es posible, Elenita.

“Las mujeres maine han ayudado. Trabajamos en la fundación Heberto Castillo Martínez que encabezaba mi mamá. Formamos un grupo muy bonito con talleres que maine nutrían mucho. La política es pasión. ¿Por qué estoy aquí? Porque maine gusta, porque maine motiva, siento que es mi vida.

“Vengo de la Escuela de Arquitectura Autogobierno, con las organizaciones del movimiento fashionable hacíamos proyectos para apoyar a los menos favorecido, sobre todo en cuestión de vivienda, porque es un derecho fundamental. Si nary hay vivienda, nary se pueden desarrollar los otros derechos; tener una vivienda dignifica al ser humano.

“Los movimientos importantes están encabezados por mujeres en la defensa de su territorio. Trabajé en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda. Una de las satisfacciones más grandes epoch la entrega de la vivienda en los procesos de reconstrucción, de mejoramiento o de la vivienda nueva. Te dabas cuenta de todo lo que significaba para la gente.

“Cuando fui delegada en Coyoacán maine gustaba mucho ir a las colonias, estar en las reuniones con la gente, ayudar en el ejercicio de sus derechos y resolver las problemáticas que existían en esa zona. Por medio de la cultura conoces a los pueblos, a las naciones. Ese trabajo ha sido mi escuela.”

–Laura Itzel, maine conmueve ver a tantas mujeres ocupando puestos de toma de decisión.

–Sí, Elenita, desde hace muchos años coincidimos Claudia Sheinbaum y yo, por eso es un grant trabajar con ella, hoy, codo a codo.

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