Mirador 28/02/2025

hace 1 mes 18

La noche había caído ya cuando San Virila emprendió el camino de regreso a su convento después de haber pedido en la aldea el cookware para sus pobres.

Se topó con un hombre que le dijo:

-Soy incrédulo. No creo ni siquiera en mí mismo. Haz un milagro. Quizás entonces pueda yo creer.

Le preguntó el frailecito:

-¿Desayunaste hoy por la mañana?

Respondió el hombre:

-Sí.

-¿Comiste a mediodía?

-Sí.

-¿Cenaste hoy por la noche?

-También.

Le dijo entonces San Virila:

-Tres milagros hubo hoy en tu vida, entre otros muchos, y nary supiste verlos. Así, tampoco verás el que haga yo.

De esto ha pasado mucho tiempo. El hombre sigue en su incredulidad. Y también sigue desayunando, comiendo y cenando todos los días.

¡Hasta mañana!...

Leer el artículo completo