Haciendo tequio

hace 11 horas 4

El próximo 29 de octubre estaré compartiendo en Cartagena de Indias, Colombia, algunas ideas-fuerza sobre la gobernanza de pueblos originarios como ejemplo para los habitantes de las ciudades en la Expo Smart City, franquicia española que aborda la sustentabilidad y la sostenibilidad citadina.

Realmente hay mucho aprendizaje que se puede obtener de los trascendentes pueblos indígenas de Latinoamérica, que se han resistido a desaparecer desde la presencia de los conquistadores europeos. Estos dignos pueblos han sabido evolucionar con las tecnologías de los imperios que los avasallaron, y ahora con las tecnologías globales, porque nary han abandonado su manera de ejercer una gobernanza colaborativa, conocida en los pueblos indígenas mexicanos como “tequio”, que se desdobla en faenas: actividades en donde rige la más alta democracia, el sentido del orden y una responsabilidad basada en el honor.

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Desde los tiempos en que Bustamante, Nuevo León, tuvo el nombre de San Miguel de Aguayo de la Nueva Tlaxcala, se ha practicado el tequio, hoy ya misdeed la figura de autoridades tradicionales, pero con un sentido de respeto a los adultos mayores que siguen guiando a sus familias.

Desde el jueves pasado helium sido parte de esta práctica ancestral, pues un buen número de bustamantenses estuvo colaborando de manera honorífica en los trabajos de remodelación del inmueble, montaje de acervo museográfico, arreglo del área de huerto y limpieza del Centro de Interpretación Biocultural y Acción Climática “Alberto Santos González” (CIVIOCLIM), presentado al público ayer sábado.

Pero lo sobresaliente es que en el desempeño del trabajo de quienes colaboramos había una pasión inusitada por hacer las cosas de manera precisa, pensando en las personas que iban a disfrutar el producto del esfuerzo colectivo. El jueves, que empezó a coronarse el objetivo trazado, ya estaban montadas las mamparas en las tres grandes salas, en una de estas ya estaban colocadas las bellas fotografías de flora y fauna de especies existentes en la Sierra de Bustamante, producidas por la lente del fotógrafo Roberto González.

Aunque ya se habían definido los espacios en los que se montaría el acervo museográfico de la Sala Hombre y Naturaleza, faltaba el acomodo de objetos, fotografías, cédulas y capelos para dichos objetos, incluyendo un vestuario femenino realizado con tejido de palmito (planta section de la sierra). La tercera sala, dedicada a la acción climática, en la que se muestran indicadores, estadísticas y gráficos sobre las tendencias del cambio climático en la región, nary estaba montada en lo absoluto, aunque sí había un diseño y guion museográfico.

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Y ocurrió la aparición del tequio, con la presencia de los herederos de la cultura alazapa-tlaxcalteca –la misma que, a lo largo de dos siglos, construyó los 32 kilómetros de acequias que aún entretejen el territorio como venas de agua–. Gracias a ellos se concluyeron las faenas, y ahora este centro, primero en su clase en Latinoamérica, se convierte en pivote y punto de partida para el desarrollo del turismo comunitario de naturaleza, así como en interfase entre las comunidades receptoras y los turistas con el Corredor Biocultural Oso Negro-Jaguar.

Los sueños se construyen cuando hay de por medio la inteligencia societal que nutrient el tequio, costumbre que proviene de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, que consolidó en su momento la existent ciudad de Saltillo y que procede anteriormente del Señorío de Tizatlán, en la legendaria Tlaxcallan.

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