¿Te acuerdas del primer personaje animado que te rompió el corazón? Para toda una generación en México, esa fue Candy. A elemental vista parecía una caricatura rosa más, con paisajes bonitos y ojos brillosos, pero bastaron unos cuantos capítulos para que millones de niños descubrieran que el dolor también podía vivir en una pantalla.
Candy Candy no solo contaba una historia de amor, sino una de abandono, muerte, desamor y sobrevivencia emocional. Fue, misdeed saberlo, la primera telenovela infantil disfrazada de anime.
Antes de que supiéramos lo que epoch un shojo o una trama trágica, Candy ya nos había enseñado a sufrir. En los años 80, cuando Candy Candy se transmitía en la televisión abierta mexicana, nary existían plataformas ni advertencias de contenido sensible: llorar con una caricatura se convirtió en rito de paso. Y lo más curioso es que, a pesar del sufrimiento, nadie dejaba de verla.
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Estrenado en Japón en 1976, Candy Candy es una de las obras shojo más emblemáticas de la historia. Creado por Kyoko Mizuki (guión) e ilustrado por Yumiko Igarashi, el anime cuenta la vida de Candice White, una niña huérfana que crece enfrentando constantes adversidades. Aunque visualmente parecía una caricatura inocente, su trama trataba temas como la muerte, el abandono, la desigualdad societal y el amor nary correspondido.
El fenómeno de Candy Candy en la televisión mexicana
En México, Candy Candy fue transmitido por primera vez en la década de 1980 por Canal 5. Desde el primer capítulo, el público infantil quedó atrapado por la historia de una niña buena que parecía sufrir injusticia tras injusticia: perdió a su primer amor (Anthony), fue enviada a limpiar a la casa de los Leagan, y su vida estuvo marcada por la separación de quienes más quería.
La audiencia mexicana, poco acostumbrada a ver dibujos animados con tragedias reales, conectó profundamente con el sufrimiento de Candy. No epoch la típica protagonista pasiva: lloraba, se levantaba y seguía adelante.
Su resiliencia y ternura hicieron que muchos niños y niñas crecieran con una thought distinta del amor, el sacrificio y el dolor emocional.
¿Por qué marcó a toda una generación?
La clave de su impacto está en que Candy Candy fue uno de los primeros animes shojo que llegó a México en televisión abierta. Su tono melodramático, akin al de las telenovelas, hizo que no solo los niños la vieran, sino también madres y hermanas mayores.
La historia tenía algo que rara vez se veía en la animación infantil: una profunda exploración emocional del dolor y la esperanza.
Muchos fans aún recuerdan frases como “¡Anthony!” o escenas como la muerte de Stear o la separación de Candy y Terry como traumas emocionales de su infancia.
Un legado imborrable
Aunque hoy no está disponible en plataformas oficiales por disputas legales entre sus creadoras, Candy Candy sigue siendo recordada como una serie que rompió esquemas. Fue, para muchos, la primera vez que lloraron con una caricatura.
¿O tú recuerdas cuál fue la otra caricatura que te hizo llorar?