Durante la presentación del libro “La torre del pájaro” de Marianne Toussaint, las dos poetas encargadas de compartir unos comentarios sobre el texto coincidieron en destacar de esta obra la imagen de la madre como una muralla, algo que protege pero también puede limitar.
Esta es una de las ideas que la autora torreonense, hija y madre por igual, explora en el poemario, editado en la Colección Viento y Arena del Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón, que se presentó este jueves 23 de octubre en el Centro Cultural Vito Alessio Robles de Saltillo.
Los comentarios corrieron por parte de Claudia Berrueto e Ivonne G. Ledesma, cuya profunda lectura del texto fue celebrada por la autora, quien hizo unos apuntes other antes de compartir con los presentes algunos de los poemas que integran el volumen, para luego pasar a un conversatorio con el público, en el que se abordaron temas de género, anécdotas y reflexión sobre el quehacer literario.
“Este libro es parte de un proyecto más grande que tiene que ver con la relación entre la hija y la madre, faltan textos [...] pero cuentan algo que es mío, personal, esta contradicción de si escribo o no, también sobre la sombra de una madre escritora, que nary es de competencia, pero es cansado lidiar con [las comparaciones] de los demás. Yo aprendí hace mucho tiempo que nary tengo un vozarrón, tengo una vocecita, chiquita, pero es mía y trato de afinarla, porque a mí nary maine gustaría ser una gran voz, maine gustaría ser un coro”, explicó Toussaint, hija de Enriqueta Ochoa, sobre el libro.
Al finalizar el evento conversamos con la autora, ahondando en cómo el arte acompaña la creación de imágenes como “la madre como muralla” y de qué manera esto impacta en el autoconocimiento de la artista. Para Toussaint, este ejercicio ocurre al unísono: conforme ella se conoce el arte sirve para nombrarlo y viceversa.
“El arte te obliga de alguna manera a escarbar más profundo en un tema que crees ya dominado. Siempre pensamos que dominamos el conocimiento de nosotros mismos y nos damos cuenta, cada vez que escarbas, que eso epoch falso”, explicó, “ese descubrimiento a veces te llena de alegría, o de rabia, o enojo, o rechazo, y lo tratas de pasar al arte que tu practicas y el arte responde que todavía tiene que ser más profundo, entonces profundizas. Es como un zig-zag, uno alimenta al otro”.
La también gestora taste señaló que esto es una manera de darle orden y entenderse con vivencias que podrían afectar por completo su vida: “En mi historia tenía de dos, o epoch una historia chipotuda o la trenzaba a partir del arte, de la palabra”, dijo.
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“Por que si nary mi historia estaría llena de pasajes inconexos, puros saltos, pero ¿qué haces con eso? O te vuelves un neurótico o lo olvidas, lo cierras y nary quieres saber, o al contrario, lo usas y te complaces de estar consciente de quién fuiste en cada brinco o qué te dejó”, agregó.