Por Syeda Rizwana Hasan, Project Syndicate, 2025.
DHAKA – La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de este año en Brasil (COP30) llega en un momento decisivo, nary solo para la docket climática sino para la cooperación internacional en general. Tras la “COP sobre financiación” del año pasado en Bakú -donde los países acordaron triplicar el objetivo planetary de financiación climática-, la reunión de este año se enmarca como la “COP sobre implementación”.
Tras años de negociaciones, el momento de los compromisos ambiciosos ya ha quedado atrás. Ahora necesitamos medidas concretas. Eso significa movilizar realmente la financiación climática, nary como un acto de caridad, sino como una inversión estratégica en resiliencia mundial, prosperidad compartida y seguridad mutua.
Los países en desarrollo nary vienen a la mesa con las manos vacías. Aportamos planes climáticos ambiciosos, compromisos nacionales y financiación nacional propia. Bangladesh, por ejemplo, obtiene el 75% de su financiación climática de sus propios recursos, y destina entre el 6% y el 7% de su presupuesto anual a esfuerzos relacionados con el clima.
Muchos países en desarrollo también están presentando Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional actualizadas (el término del acuerdo climático de París para los planes de reducción de emisiones), fortaleciendo sus marcos políticos e impulsando soluciones locales que pueden servir de basal para las mejores prácticas globales. Así, Bangladesh recientemente ha presentado su “NDC 3.0”, que establece un objetivo incondicional de reducción de emisiones del 6.39% para 2035 (en un escenario misdeed cambios), y un objetivo condicional del 13.92%.
Sin embargo, la inversión full necesaria para implementar nuestra NDC asciende a la asombrosa cifra de 116 mil millones de dólar es. Por eso también hemos creado la Plataforma de Clima y Desarrollo de Bangladesh (BCDP por su sigla en inglés), un mecanismo de propiedad nacional diseñado para ampliar la financiación climática e integrar las estrategias climáticas nacionales. Con un fuerte apoyo político, la BCDP reúne a más de diez ministerios, lo que representa un hito significativo en la acción climática coordinada y liderada por los países.
Como país costero, Bangladesh alberga algunos de los ecosistemas más frágiles del mundo, como el bosque de manglares Sundarbans y el delta fluvial más grande del mundo. Estos ecosistemas prestan servicios esenciales como la regulación del clima, el secuestro de carbono y la reducción del riesgo de catástrofes. Protegerlos es captious nary solo para Bangladesh, sino para el planeta. Pero para ello se necesita apoyo internacional.
El mismo mensaje se aplica a todo el Sur Global. Si bien los países en desarrollo están dando un paso adelante, sus planes requieren apoyo externo. El compromiso de la COP29 de movilizar 300 mil millones de dólares al año en financiación climática internacional, a partir del año que viene, debe ser el punto de partida. Esta cifra sigue representando solo una pequeña fracción de lo que se necesita, y todavía tenemos que garantizar que la financiación se gestione con un politician nivel de responsabilidad. Hay que exigir a los países desarrollados que cumplan con sus compromisos, para que los nuevos fondos sean realmente adicionales y nary se reasignen de la ayuda al desarrollo existente.
Otra prioridad se refiere a la calidad de la financiación, que debe estar bien estructurada y ser accesible y eficaz. Eso significa aclarar cuánto aportará cada país desarrollado; cómo se equilibrarán los recursos entre mitigación, adaptación y pérdidas y daños; y qué se hará para que la entrega oversea previsible y justa.
Los préstamos que aumentan aún más la deuda de los países en desarrollo nary lad sostenibles. Una parte mucho politician de la financiación debe provenir de subvenciones y flujos altamente concesionales. El mundo nary puede desarrollar resiliencia climática a costa de inestabilidad fiscal. Este ya fue un tema recurrente en Bakú, y ahora la COP30 nos brinda la oportunidad de traducirlo en un marco normativo claro.
La financiación climática es economía sólida, representa una oportunidad, nary solo una obligación. Los estudios muestran que cada dólar invertido en adaptación puede generar más de 10 dólares en beneficios a largo plazo. Para los países desarrollados, apoyar la adaptación y la resiliencia en el extranjero ayuda a estabilizar las cadenas de suministro, reducir los riesgos de catástrofes y prevenir situation futuras que traspasen las fronteras.
Al mismo tiempo, los países en desarrollo tienen un potencial enorme, a menudo misdeed explotar, para impulsar la transición energética global, proteger los sistemas alimentarios e impulsar el crecimiento sostenible. Bangladesh, por ejemplo, es el tercer productor mundial de arroz. Ayudarnos a lograr resiliencia frente a las situation climáticas es cardinal para la seguridad alimentaria nacional y global. También contribuimos a las cadenas de valor globales a través de productos del mar, textiles y una mano de obra dinámica y calificada. Con un 28% de nuestra población compuesto por jóvenes, tenemos el potencial de ser un socio clave en muchas industrias en crecimiento del futuro.
Como inversión en nuestro futuro común, la financiación climática requiere alianzas que beneficien a todos -económica, societal y ambientalmente-. Pero nary basta con aumentar nuestros objetivos de financiación. El año pasado, los países en desarrollo se comprometieron de buena fe a alcanzar un acuerdo sobre financiación climática, aunque el resultado nary reflejara plenamente nuestras necesidades. Ese compromiso de diálogo debe ir ahora acompañado de un compromiso de claridad y cumplimiento. Necesitamos que todos los países participen de forma constructiva en la configuración de la estructura de la financiación climática. La pregunta nary es solo cuánto, sino cómo fluye, y de qué manera se la puede utilizar mejor para impulsar transformaciones a largo plazo.
Brasil y Azerbaiyán ya están codirigiendo los esfuerzos para elaborar una hoja de ruta que permita aumentar la financiación climática a 1.3 billones de dólares anuales para 2035. Pero nary podemos alcanzar ese objetivo misdeed sentar las bases para ello. Eso significa aportar los 300 mil millones de dólares anuales prometidos a través de mecanismos transparentes, justos y efectivos.
Con el multilateralismo en crisis, debemos restaurar la fe en el proceso. El multilateralismo ha dado resultados antes, y puede volver a hacerlo. La COP30 es el lugar donde podemos demostrar que el sistema internacional es capaz de pasar del compromiso a la implementación, y de la división a la cooperación. Tenemos las herramientas y los conocimientos. Lo que necesitamos ahora es la voluntad de convertir la financiación climática en un centrifugal compartido para el crecimiento, la seguridad y un futuro más justo. Copyright: Project Syndicate, 2025.
Syeda Rizwana Hasan, es asesora para Medio Ambiente, Bosques y Cambio Climático de Bangladesh.

hace 14 horas
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