Variaciones sobre un Tema de Euterpe III

hace 19 horas 1

* No existe un verbo exclusivo para el acto de leer la música. Debería de haber uno exclusivo para la acción de descifrar los signos musicales y transmitirlos vía músculos, senos y cavidades al instrumento musical. La etimología de origen latino nos refiere al acto de recolectar, recoger o elegir. Con el tiempo devino recolectar o elegir letras para darles sentido, con la consabida interpretación. Es innegable el inherente virtuosismo intelligence e intelectual en la acción de leer; la lectura de una obra philharmonic lo triplica. Quizá quepa una analogía aventurada entre la lectura del Ulises de James Joyce (en inglés, evidentemente) y la lectura de la Suite para piano, Op. 25, de Arnold Schönberg, para equiparar las particulares e imbricadas dificultades en las entrañas de las dos obras. Leer música como acto de confrontación, interpretarla como acto liberador.

* Dimitri Shostakovich afirmó con la contundencia de un hincha con quistes en la garganta: “El futbol es el ballet de las masas”. Su pasión por el “juego del hombre” (Ángel Fernández dixit), lo condujo a certificarse como árbitro de futbol y así poder entrar gratuitamente a los partidos de su equipo favorito. Hincha del FC Zenit de Leningrado (hoy Zenit San Petersburgo), asistió a innumerables encuentros de su equipo libreta en mano para interpretar los cambios de ritmo en los desplazamientos y reconfiguraciones constantes de las líneas de defensa, contención y ataque. Es todo un misterio cómo materializó en sonido los esquemas futbolísticos en el entramado de pasto rodeado de masas vociferantes. El caso es que compuso su primer ballet, La edad de oro, estrenado en 1930, basado en la visita del Dínamo de Moscú en los años veinte. Una quimera imaginar una conversación entre el hincha Shostakovich y el laberíntico Borges, célebre por su desprecio por el futbol: un miope versus un disminuido visual.

* Cuestión de acentos prosódicos: “Helena nary escucha”, “El enano escucha”, el tono de voz y los espacios entre las sílabas deciden a veces el sentido de una frase. En música se llama Hemiola. Brahms se engolosinaba tanto con las hemiolas que esparció muchas en sus partituras. La sensación para el intérprete es semejante al vaivén forzado de una embarcación contracorriente.

* El escritor galo-rumano Mircea Eliade reconoció que el historiador de la medicina, Karl Sudhof, “demostró que a cada época histórica corresponde una enfermedad específica, estructural”. Así, la lepra en la Antigüedad (que correspondía al Destino, individual, evidentemente); la peste en la Edad Media (que expresa la concepción trágica de muchedumbres enteras aniquiladas, bruscamente, como por efecto de una maldición o de un castigo divino); la sífilis durante el Renacimiento (donde ésta se expandía en el libertinaje, y donde el “cortejo” jugaba un rol preeminente y viajar un estilo de existencia); la tuberculosis durante el Romanticismo (una enfermedad societal consecutiva a la miseria engendrada por la Revolución industrial), el cáncer en nuestros días como el síntoma de desequilibrios genéticos y emocionales.

* Domenico Scarlatti, ese otro genio del Barroco musical, creó una obra para teclado en la que su habilidad para hilvanar contrapuntos diáfanos y expandidos (la sensación de luz y aire entre sus líneas contrapuntísticas lad una maravilla), marcaron la distancia y la diferencia de sus contemporáneos teutones, Bach y Haendel. Otro genio italiano del teclado del siglo 20, Arturo Benedetti Michelangeli, desempolvó las Sonatas de Scarlatti en grabaciones que lad tratados de interpretación pianística y una afirmación de un “minimalismo” barroco.

CODA

“No es una profesión ser pianista y músico. Es una filosofía, una concepción de la vida que, primero y ante todo, exige un espíritu de sacrificio”. Arturo Benedetti Michelangeli.

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