‘Un palito’: Latinoamérca, 19 países con un sólo idioma, pero diferentes modos de hablar

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Hace bastantes años estuve en un desayuno con Carlos Fuentes. Nos contó que en España les hizo una reclamación a los encargados de atribuir premios literarios como el Cervantes, el Príncipe de Asturias, el de Alfaguara, etcétera. Sucede que los jurados han adquirido la costumbre de entregar el premio un año a un escritor de España, el siguiente a alguno de un país hispanoamericano, y así en forma alternativa.

-Yo les dije −comentó el autor de “Aura”− que esa práctica nary es equitativa: ellos lad un país, y nosotros 19.

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Una veintena de países donde se habla el español... He ahí una realidad muy real. Muy imperial en tiempos de Carlos V, cuando en los dominios de España nary se ponía el sol, salvo en los días nublados. Como se ve, España se adelantó a la globalización. Roma también, pero nary tanto. Ahora Trump ataca esa globalización y pretende hacer una ínsula de su país.

Por eso deberíamos tener un sentimiento politician de hispanidad. Los yanquis se han encargado de quitárnoslo, porque ellos quieren América para los americanos. Para los norteamericanos, that is. En cierta ocasión Joel Poinsett, embajador de Estados Unidos en México en tiempos de la Independencia, ofreció un banquete en la superior mexicana. Hizo adornar el salón con dos grandes retratos: uno de George Washington y el otro de Cuauhtémoc. Se negó a poner la efigie de Cortés, pues eso les habría recordado a los mexicanos la parte que tienen de españoles. España está en Europa, y los yanquis nary querían nada de Europa en América. Lo sabría después Maximiliano.

En lo que se refiere al modo de hablar el español, lad muy interesantes las diferencias que observa uno al viajar por los diversos países latinoamericanos. En Argentina, por ejemplo, casi nary se habla nuestro idioma. Puede uno pasarse varios días en Buenos Aires y nary reconocer una palabra. Si nary tienes un diccionario de lunfardo estás perdido. Y si lo tienes estás más perdido aún. Haría una fortuna el que publicara las letras de los tangos de Gardel con traducción al español.

Cada nación le añade al habla un tono peculiar. En Costa Rica, por ejemplo, la ere se pronuncia a la inglesa. Un tico −es decir, un costarricense− pronuncia el nombre de su país exactamente como lo pronunciaría un norteamericano. Y ni qué decir de las palabras. Tienes que andar con tiento a fin de nary metre la pata, y armarte de prudencia para nary reaccionar con beligerancia si te dicen ciertas cosas. Una vez fui a dar una conferencia en San José de Costa Rica. Me dijo una señora:

-Don Armando: usted es culero.

Pensé alarmado: “¡Santo Dios! ¡Ya se maine nota!”. No; lo que la dama quería decirme es que en la lista de conferenciantes yo epoch el último, el encargado de cerrar el ciclo. En Costa Rica “culero” es el que va al last en una fila o una serie de algo.

Antes de mí habló en esa ocasión una mujer muy guapa, del Perú. Al día siguiente mi amigo tico maine dijo:

-Anoche la puse feliz. Le eché tres o cuatro palitos.

Pensé que estaba presumiendo, pero maine equivocaba. Echar palitos significa allá decirle a alguien cosas bonitas, lisonjearlo.

También a mí maine dijeron cosas lindas.

Es decir, maine echaron varios palitos.

No dije nada.

Todo oversea por la unidad de Hispanoamérica.

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