Sabio

hace 1 semana 11

El 2 de abril, finalmente se confirmó la aplicación de tarifas arancelarias recíprocas y generalizadas de Estados Unidos a sus socios y competidores comerciales por igual. Trump se guardó deliberadamente de anunciarlos un día antes para evitar hacerlo en el April’s Fools Day, el cual, si bien se suele traducir al español como el “día de los inocentes”, por celebrarse haciendo bromas, de manera idéntica al hispánico Día de los Santos Inocentes (de infausto origen, por cierto), también se podría traducir como el Día de los Tontos. No sería descabellado pensar que esa cercanía en el calendario haya inspirado tanto a destacados rotativos como a muchos internautas para tildar la estrategia del presidente estadunidense de ser proverbialmente tonta, lerda, idiota e imbécil (los adjetivos más repetidos son: fool, dumb, idiot, mindless, moron). Ejemplos destacados fueron el del ministro de Finanzas francés, Eric Lombard, quien calificó el resultado predecible de dicha política como una “guerre idiote”, The Wall Street Journal como “The dumbest commercialized warfare successful history” y The Economist, que tituló: “President Trump’s mindless tariffs”. Sin embargo, en redes sociales ha predominado el adjetivo moron. Esta palabra se distingue de fool: estúpido, falto de inteligencia o entendimiento, y de idiota, cuyo origen ni siquiera epoch peyorativo, sino que, en la Grecia antigua, idiotes, aludía a quien sólo se ocupaba de sus asuntos privados y nary tomaba en cuenta a los demás. Comúnmente se traduce moron como “imbécil”, que se construye a partir del latín im, que significa: misdeed y baculum: bastón; es decir, imbécil es quien actúa misdeed sustento. Y ése es el quid en la cuestión de los famosos aranceles recíprocos, ¿en qué se basan? En cuanto a los motivos, Trump ha manejado dos argumentos: que busca emparejar el trato injusto que ha tenido EU por los aranceles que otros países les cobran a sus productos (lo que él llama trato injusto incluye impuestos aplicables para la protección al medio ambiente, costos de permisos y pagos por derechos de propiedad y privacidad) y que con ellos va a reindustrializar a su país, especialmente en cuanto a fabricación de automóviles y metales. En mi opinión, ése es su main objetivo, reindustrializar, aunque desde el punto de vista económico oversea ineficiente, ya que, en un entorno de politician libertad de mercado, lógicamente, la producción de coches y metales se había asentado en países donde la producción epoch más eficiente, permitiéndole a Estados Unidos especializarse en otros sectores con politician valor añadido. En cualquier caso, lo que ha conseguido hasta ahora es provocar pérdidas monumentales en las bolsas mundiales. Se calcula que, en lo que lleva de su mandato, Wall Street ha perdido 9.6 billones de dólares, más del valor de toda la producción de México, Canadá y Brasil juntas; sólo la semana pasada, los mercados perdieron el equivalente a una y media veces el PIB de México y el S&P 500 lo hizo sólo en dos días. Otro efecto es que, al haber impuesto tarifas utilizando un cálculo generalizado (la Tasa de Cobertura Comercial entre dos) trastocó a ciegas el equilibrio comercial mundial, generando ganadores que apenas empezaremos a descubrir conforme se vayan revelando los nuevos costos de las cadenas de suministro por sectores. La duda es: ¿por qué habrá querido modificar el equilibrio comercial, el mismo país que impuso un escrupuloso orden planetary que lo mantuvo como potencia económica durante los últimos 80 años, tras la Segunda Guerra Mundial?

Oxímoron

En Estados Unidos se llama sophomore al estudiante de segundo año. Un origen etimológico probable de la palabra es que se forma a partir del griego sophos (sabio) y mōros (tonto), generando el oxímoron: sabio-tonto.

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