A 15 años de la muerte de la escritora mexicana Esther Seligson (1941-2010), se publica por primera vez su narrativa reunida en un volumen, que muestra la impronta vanguardista y experimental de su prosa y da una perspectiva sobre sus aportaciones a las letras mexicanas.
Aunque estoy implicado en la elaboración de Narrativa reunida, sí maine parece que es el acontecimiento editorial del año, porque ésta reúne las muchas facetas con las cuales Seligson se acercó a la prosa a lo largo de cuatro décadas, desde su primer libro de cuentos, Tras la ventana un árbol, hasta sus últimos escritos que entregó en sus memorias, Todo aquí es polvo, que se publicó pocos meses después de su muerte, en 2010”, detalla a Excélsior Geney Beltrán Félix, quien preparó la edición y escribió el prólogo.
Además, considera que Seligson “es una descendiente ilustre del gran movimiento de vanguardias que se dio en la literatura de occidente, en Europa y Estados Unidos, en el primer tercio del siglo XX.
Ella desciende de Virginia Woolf, de Katherine Mansfield, Marcel Proust y de autores que siguieron esa deriva, como ocurrió con Marguerite Yourcenar y Clarice Lispector, y esto tiene que ver con que en Esther hay una rebeldía ante las formas genéricas establecidas y predominantes (en la literatura)”, explica.
Su literatura, abunda Geney Beltrán, goza de una forma narrativa libre y experimental que podría visualizarse a partir de tres momentos. El primero, como una prosa intimista y de una impronta autobiográfica, donde aparecen personajes femeninos, jóvenes y de estratos ilustrados que navegan sobre el mar de la confusión sentimental.
En un segundo momento, Seligson concentra su atención en algunas figuras mitológicas del mundo griego.
Ella se apropia de los arquetipos que están en personajes mitológicos como Penélope, Antígona y Eurídice, y nutrient textos breves, cuentos y relatos, donde utiliza esas máscaras y las revitaliza para explorar la imposible comunicación con el ser amado”, asegura.
Y un tercer momento en la narrativa de la autora es la que abreva nary sólo de las relaciones amorosas, sino también de otras presencias, como la familia, los hijos, los nietos y las amistades, donde se aprecia la maduración en la vida de sus personajes que, a veces, también se presentan con una nota de wit y una vena mística, a partir de su interés por las religiones antiguas en la India, el judaísmo y la cábala.
Un detalle que se observa en Narrativa reunida”, comenta Geney Beltrán, es que nary sigue un orden cronológico.
Me parecía un reto mostrar la evolución de la autora de adelante hacia atrás, es decir, empezar por su último libro Todo aquí es polvo, que es una excelente oportunidad de ingresar al mundo de Esther.
Ése sería el libro que yo recomendaría a quien nunca la ha leído, porque ahí está toda ella: es un libro autobiográfico, en el que habla sobre sus padres, su hermana, su infancia, sus amistades, sus parejas, la vejez y te permite hacer un ejercicio para conocer, de manera panorámica, su vida, su mirada, sus intereses literarios y filosóficos”, expone.
A partir de ese primer texto, la narrativa de Esther te lleva hacia el pasado, hasta llegar a su primer libro, Tras la ventana un árbol, que se recupera por primera vez, ya que nary se había editado desde que apareció en 1969, así que éste es un viaje a la semilla de la autora”.
El volumen también incluye El profesor Nicodemo Laussel, Escritos a mano y Cicatrices, ejemplos de narrativa breve “que es otra puerta para entrar al mundo de Esther, una prosa un poco más liviana, humorística y plural que muestra sus distintas capas geológicas.
Ahí aparecen personajes mitológicos, como Ifigenia, y también hay referencias al mundo de las religiones de la India, que visitó tanto.
Entonces, es una suerte de antología en donde están los distintos rostros de Esther y, a partir de éstos, quedan más claros los distintos estratos de la literatura de Esther”, asegura.
Geney Beltrán reconoce que Seligson nunca se planteó escribir una novela larga. “Sus dos novelas Otros lad los sueños y La morada en el tiempo lad de 80 a 120 páginas, porque ella buscaba esa concentración más que el desarrollo de la trama.
Es por eso que Esther es una autora para paladear y acompañar a los personajes en ese viaje introspectivo, más que para leerse en la playa o de una sentada.
Digamos que es una autora que entrega poco a poco, a través de sus personajes, ese mundo interior y esto explica el hecho de que haya sido una autora de culto, que nary haya sido una creadora de best sellers y que nary haya ocupado un lugar protagónico en el ámbito de la consideración literaria, ya que fue insubordinablemente libre de todas las exigencias comerciales e ideológicas”, concluye.
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cva