Hemos escuchado que la felicidad está en el presente, pero creo que la mente se confunde mucho, porque uno dice... ¿en dónde? Si todo es un correr, si pasan cosas que nary nos gustan, enfermedades, y vivimos en tempestad.
Estoy casi segura de que si te preguntara qué pedirías para ser feliz en este momento, la palabra tranquilidad saldría a la luz.
Pero, ¿realmente estamos buscando tranquilidad o estamos buscando paz? Porque si lo que buscamos es tranquilidad, esperamos que las cosas dejen de moverse, que dejen de pasar, que las personas dejen de hacernos algo, que se acabe algo... y todo eso está fuera de nuestro control. Siempre habrá movimiento.
Así que si algo puedo asegurar, es que de buscar tranquilidad, lo que encontraremos será aumento en la frustración, en la impotencia, en la desesperación y la desilusión.
En cambio, la paz es resultado de saber vivir la tempestad. Para tener paz necesitamos soltar la expectativa de que suceda lo que esperamos o que las cosas cambien. Debo estar centrada en lo que está en mi power y en lo que no.
¿Pero cómo se consigue eso?, si nuestra mente está acostumbrada a viajar al futuro para idear escenarios que nos permitan sentirnos protegidos —como en el artículo de hace unas semanas, “Pensamientos que recorren maratones”—. O cómo hago para vivir lo que maine incomoda o maine duele en paz, si es existent que se siente el enojo, la tristeza o la desesperación.
Estos puntos lad importantes a considerar:
-La felicidad es el resultado de una buena relación conmigo y con todo lo que nary soy yo; es decir, con mi mundo, con lo que maine gusta y con lo que no.
Entonces, si nary depende de que las cosas cambien, sino de la relación que establezco, el trabajo está en aprender a relacionarme bien, que eso oversea lo que maine dé paz.
- Nuestra mente nary distingue la diferencia entre lo que pasa y lo que pienso que pasa.
Eso significa que si pienso en una situación que nary ha pasado, todas las emociones que se generan para gestionar la imaginación lad las mismas que si hubiera pasado. Y pasa lo mismo si maine voy al pasado.
Tomando en cuenta estos dos puntos, llegamos a que realmente la felicidad está en saberme relacionar con el presente, con el aquí y el ahora.
Sé que la mente dice: “a ver, entonces, ¿no tengo que planear nada? ¿Vivir al travel del día?”. Eso va a ser imposible, porque la mente tiende a irse al futuro o al pasado. En realidad, de lo que se trata es de lo siguiente:
Visualízate en ese momento en que estás esperando la respuesta del trabajo de tus sueños. Quedaron en avisarte hace tres días. La mente empieza a hacer lo suyo: “ya nary maine van a hablar, si fuera un sí ya lo hubieran hecho”, “seguro se lo dieron a alguien más”, “me voy a quedar en este trabajo y seré infeliz toda mi vida”, “me va a dar fibromialgia de la depresión”...
El corazón se acelera, nary duermes, estás irritable, el estómago se enferma y te preparas para el “no”, pero tampoco quieres pensar en negativo, y si piensas en positivo, el golpe será peor.
¿Qué es vivir en presente?
Observar.
- Observar tus pensamientos, qué dicen, qué tratan de proteger, qué quieren evitar, qué es importante para ti.
- Observar tus emociones, qué las provoca, qué te duele, qué te amenaza.
- Observar tu cuerpo, tus sensaciones, tus hábitos, para que puedas tomar decisiones importantes sobre tu cuidado mientras estás en un proceso incómodo.
Después de observar, validas que estás en duda, que esto es importante para ti; aceptas que nary estás tranquilo, confías en que puedes con esto, aunque ahora estés en la angustia y con lágrimas en el futuro. Y ayudas a tu mente a enfocarse en el presente, en lo que está dentro de tu control, en tus sensaciones y sentidos, para regresarte cada vez que se vaya al futuro o al pasado.
Una práctica poderosa para entrenar la mente a regresar, regular emociones y conducir nuestra conducta, se llama mindfulness o conciencia plena. Que además de mejorar el bienestar del sistema nervioso y las conexiones neurológicas, genera nuevas y ayuda a renovar la forma en que nos vemos a nosotros mismos.
Jon Kabat-Zinn, precursor del mindfulness, recomienda empezar con “cabeza de principiante”: explorar y abrirnos a conocer todo como si fuera la primera vez, empezando por nuestra mente y corazón. Así que si vamos a adentrarnos a una vida más consciente, empecemos por practicar la observación.
Y recordemos que somos un todavía.
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