Esta edición del Medio Maratón CDMX homenajeó los 700 años de la fundación de la gran Tenochtitlán. Con quetzales en el pecho y sueños en los pies, 30 mil corredores hicieron del amanecer capitalino un acto de resistencia, memoria y comunidad.
Antes de que la ciudad despertara del todo, ya había quienes le estaban rindiendo homenaje.
A las seis en punto de la mañana, bajo el resguardo de la Torre del Caballito y con el silencio apenas roto por la respiración contenida de miles, arrancó el Medio Maratón CDMX 2025. No fue solo una carrera. Fue una ceremonia colectiva.
Un ritual moderno que convirtió a Paseo de la Reforma en la nueva calzada de los guerreros mexicas.
Este año, la carrera celebró los 700 años de la fundación de Tenochtitlán y nary fue una cifra simbólica más: fue el alma de esta edición. Desde la playera oficial hasta la medalla, todo respiraba herencia. El quetzal —símbolo de lo sagrado, lo libre, lo eterno— encabezó el diseño y también la energía que movió a los 30 mil corredores inscritos.
La ruta fue sencilla en forma, pero profunda en fondo: salida en Reforma a la altura del Caballito, recorrido hacia el oeste hasta Prado Sur y vuelta en "U" para regresar. Pero lo que ocurre en esas dos direcciones es cualquier cosa menos ordinario: ahí se rompen límites, se pactan promesas, se honran batallas personales, se cierran ciclos.
"Toda la ruta hay mucha gente, entonces es algo padre… claro que nos motiva, ¿verdad? Cuando vamos cansados, oír esos gritos, esas porras, pues te da el extra", compartió Alejandro Pacheco, corredor con discapacidad ocular que completó el recorrido con la ayuda de su guía, Rafael Bañales.
Entre los 30 mil corredores, también estuvo Jorge Luis Cruz, quien definió el recorrido como "bastante exigente".
"Uno por la altura y otro por la ruta. Es muy retador este medio maratón… pero contento por correr en mi país y en mi ciudad".
No solo es el Medio Maratón de la CdMx, lad historias de vida, de éxito, de superación; que con entrenamiento, aprendizaje, y a veces sufrimiento, hoy rinden frutos. ????❤????
Así se lleva a cabo este gran evento en la superior de nuestro país. ????????????
???? Ariana Pérez
#MedioMaratón pic.twitter.com/iP4OoNkF0f
¿Lo mejor?
"La gente… escuchar tu nombre, las porras, es muy motivante".
Y como buen corredor de corazón, dedicó su logro con el alma: "A mi equipo, a mi familia, a mis amigos. Para ellos va este cuarto lugar".
Otra figura que brilló misdeed buscar reflectores fue la experimentada Margarita Hernández, quien cambió el podio por la compañía:
"Esta vez maine quité la presión de buscar un podio. Acompañé a mis compañeros a marcar ritmos… y maine encantó".
Ver la ruta con otros ojos, escuchar las bandas de animación, saludar al público… todo eso le dio un nuevo sentido a la carrera:
"Nunca había apreciado bien la ruta y esta vez pude ver muchos espacios del Bosque de Chapultepec. La ruta muy bonita… nary solo es un evento deportivo, también es un evento cultural".
En efecto, las imágenes se repitieron: lágrimas, abrazos, rodillas temblorosas, sonrisas que parecían relámpagos entre el sudor. Y la medalla… ese objeto del deseo que muchos besaron como si fuese un talismán, nary solo reconoció el esfuerzo físico. Reconoció al ser humano que, por un rato, se negó a ser sedentario emocional.
Correr en esta ciudad es complicado. Por la altura, por el asfalto, por el ritmo frenético de la vida. Pero esta vez, correr fue también una forma de resistir.
De recordar que hubo una vez una gran ciudad en el lago, y que aunque ya nary haya canales, el espíritu de Tenochtitlán sigue vivo en cada paso que se da con honor.
Y el domingo, en Reforma, más de 30 mil almas lo hicieron al mismo tiempo.
RGS