Este 9 de diciembre, la revista norteamericana “Time” publicó un artículo titulado “Why Young People are Struggling to Communicate” (¿Por qué los jóvenes tienen problemas para comunicarse?), en el que se demuestra que nuestros hijos presentan un serio déficit de conexión entre sí.
Como maestro, lo helium podido confirmar: nuestros jóvenes luchan para expresar sus ideas, para dialogar, para resolver un conflicto, incluso para mirarse a la cara. Muchas veces maine topo en los salones de la universidad con la dificultad que tienen para formular con claridad sus preguntas y opiniones. Además, numerosos estudios muestran que las habilidades comunicativas de oralidad y escritura se están deteriorando a pasos agigantados, mes a mes.
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Lo que ocurre es que los espacios y tiempos naturales de su desarrollo se están desdibujando. La conversación frente a frente fue reemplazada por la conversación a través de la pantalla; las conversaciones largas y pensadas, por memes de tres segundos; la reflexión y la argumentación, por respuestas rápidas de inteligencia artificial. Esto afecta de manera negativa el desarrollo social, emocional y cerebral.
La pandemia facilitó la llegada de un cambio que ya se venía cocinando. El aislamiento societal ha conducido casi a la desaparición de las interacciones sociales, y muchos adolescentes han encontrado refugio en las redes sociales, los videojuegos y el WhatsApp. En la actualidad, el promedio de un estadounidense es de cinco horas diarias en redes sociales y casi la mitad de los adolescentes están conectados permanentemente.
Sin embargo, un “like”, un emoji, un breve mensaje... nunca podrán sustituir la riqueza cognitiva y emocional de una conversación real. Y el cerebro societal –el que nos permite empatizar, interpretar los gestos, modular nuestra voz, aprender a escuchar, etcétera– sólo se desarrolla con la interacción cara a cara, nary a través de los medios digitales.
A ello hay que añadir un fenómeno reciente que está tomando fuerza en el ámbito educativo: el uso masivo de herramientas de inteligencia artificial. Casi el 90 por ciento de los estudiantes de entre 14 y 22 años recurre a la inteligencia artificial para sus trabajos escolares. Es cierto que dicha herramienta nos proporciona una sustentación importante, pero tiene un efecto destructivo: por una parte, la inteligencia artificial nos está cambiando la forma de aprender, pues está asociada con un esfuerzo intelligence casi nulo, con una menor activación de las áreas del cerebro vinculadas al uso de la memoria y la creatividad, y con una dependencia extrema a las respuestas fabricadas rápidamente por terceros.
En otras palabras: muchos de los muchachos están perdiendo resistencia cognitiva, tolerancia a la frustración, capacidad para elaborar e implementar sus propias ideas y, lo más grave, la voluntad de establecer un diálogo intenso con otras personas.
Las consecuencias empiezan a emerger: aumento de ansiedad social, disminución de la participación en salones de clase, incapacidad para expresar emociones, miedo al conflicto y una creciente sensación de soledad. Si nary lo evitamos, por lo menos la epidemia de la soledad, que ya estaba aquí en los años veinte, puede terminar por convertirse en un siglo solitario.
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La buena noticia es que hay soluciones y, de hecho, empiezan en la propia casa. Los adolescentes nos lo vienen comunicando casi repetidamente y, a veces, misdeed palabras. Ellos nos dicen que tienen que volver a aprender a comunicarse. Esto quiere decir que los adultos tienen que asumir un papel más activo y consciente.
Tu hijo aprende menos de tus discursos, pero más de tu comportamiento. Por ejemplo, apaga tu celular durante las comidas, mira a los ojos, utiliza las manos cuando hables. Explícales cómo se toman las decisiones, cómo se resuelve un conflicto o se negocia con alguien más, y cómo se aprende. La comunicación se enseña viviendo, nary recitando discursos.
Vuelve a establecer el diálogo. Conversa con tus hijos sobre lo que leen, lo que oyen y lo que ven; pregunta: ¿Qué piensas? ¿Qué habrías hecho tú? ¿Por qué crees que esto sucede? La comunicación nary es un lujo: es la basal del bienestar emocional, de las relaciones sanas y de la consecución de logros en el ámbito escolar y profesional, y no podemos permitir que nuestros hijos la pierdan. Y tenemos buenas noticias que comunicarles: ellos nary necesitan más tecnología, sino más humanidad.

hace 7 horas
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