Lo evitamos hasta donde podemos. El uso del IMSS resulta dramático para los usuarios. Último recurso para las necesidades. Solo en caso de urgencia vital.
Explicaciones para el crecimiento de las farmacias emergentes. La cuota simbólica del cobro de los médicos generales. Recetas surtidas en expedito. Ni manera. Ahí se van los ahorros para cualquier necesidad.
Dista años luz de los países de Europa del Este. No somos Dinamarca. Ni las promesas de la anterior presidencia. Tampoco en la presente administración.
Declarar desierta la convocatoria para surtir de medicinas ejemplifica la corrupción en todos los niveles.
Pelear los directivos y jefes regionales con el malvado sindicato de trabajadores del IMSS, a menos de empapelar, de comprobación tajante, en la cadena de suministros, usos y merma de caducidad.
Privatizar, como lo hacen los estados, para beneficiar a sus laborantes, representa oneroso para las arcas de egresos.
Enfermar lastima la unión financiera familiar. Tema urgente para las agendas del Senado y de la Cámara Federal de Diputados.
Agilizar las consultas de entrada. Cada galeno, por ejemplo, de medicina familiar, tiene la obligación cotidiana de atender a 28 pacientes agendados. Agregue los espontáneos de la unifila.
Cada estudio other puede ser programado con seis meses de posterioridad. Para ese momento ya agravó la situación. Incluso trascender del plano físico.
El IMSS requiere de reforma estructural. Sacudir los vicios de décadas de malas administraciones. Subrogar la entrega de medicamentos, protocolos de investigación para casos de posible fatalidad y por supuesto, educar a los prestadores del servicio médico, al trato decoroso, afable y empático.