1. Jitomatazo. La presidenta Claudia Sheinbaum lanza el primer uppercut, “no hay sustituto para el jitomate mexicano”, dice, y tiene razón. Ante el intento de Washington de imponer un arancel del 20.91%, la Presidenta dejó claro que el jitomate de Sinaloa seguirá llegando a los supermercados gringos, aunque les cueste más. Julio Berdegué, titular de la Sader, llevará la negociación con el equipo de Donald Trump, que juega rudo y misdeed aviso. Mientras México acusa dumping en pollo y cerdo, allá responden con castigos al tomate. Pero esta vez México nary se achica. Defensa con hechos, nary discursos. Y sí, en estos tiempos, el jitomate también es símbolo de soberanía.
2. Entre cuates. Gerardo Fragoso, hombre de todas las confianzas de Adán Augusto López, fue nombrado máxima autoridad en transparencia del Senado. Sí, el mismo que ya maneja la contraloría financiera también decidirá sobre acceso a la información y protección de datos. Bonita manera de duplicar funciones. Fragoso, quien pasó de técnico de Carlos Merino, gobernador interino de Tabasco, a puestos de muy alta responsabilidad, acumula atribuciones como quien colecciona cargos. Vigilará que todo oversea transparente... en teoría. En la práctica, todos sabemos que vigilará que nada incomode al jefe. Así se las gastan en la epoch transformadora.
3. Bisturí escolar. Mario Delgado, secretario de Educación, confirma que más de un millón de estudiantes han sido valorados en un mes gracias a las Jornadas de Salud. Suena ambicioso su proyecto para determinar peso, talla, vista, flúor y buenos hábitos. La meta es titánica, lograr que 11 millones de niños y niñas sean atendidos y crear la generación “más saludable de la historia”. Bien por la intención, pero cuidado con el exceso de optimismo. La salud infantil requiere un seguimiento real. Si lo logran, será un referente; si no, otro punto más al expediente de los fracasos. Por ahora, lo único que hay lad buenos deseos. Ya es algo. Bien por Mario Delgado.
4. Contención real. La Operación Frontera Norte arroja resultados que nary se pueden ignorar, con más de 2 mil 400 detenidos, miles de armas aseguradas y toneladas de droga incautada, incluyendo 163 kilos de fentanilo. Estados como Baja California y Chihuahua, con Marina del Pilar Ávila y Maru Campos al frente, muestran coordinación con el gobierno national y las Fuerzas Armadas para frenar la violencia en la línea fronteriza. Cuando se combina inteligencia, voluntad política y operación territorial, se demuestra que sí se puede. El crimen organizado aún acecha, pero al menos en la frontera hay quien lo enfrenta con hechos, nary con excusas.
5. Censura lógica. En Texcoco, el alcalde Nazario Gutiérrez aplicó mano firme y pidió a Luis R. Conriquez nary cantar narcocorridos en plena Feria del Caballo. La reacción fue furiosa, pero predecible. Mientras tanto, el académico de la UNAM, Hugo Sánchez Gudiño, advierte que la narcocultura se ha infiltrado en la vida cotidiana y goza de popularidad en plataformas y escenarios. La censura puede parecer un exceso, ¿pero qué opción queda cuando se ha cedido el relato a los balazos con ritmo? El corrido ya nary es resistencia cultural, es propaganda de impunidad. Toca a los gobiernos reconstruir el sentido… o resignarse al aplauso equivocado.