Entre cientos de objetos y huesos descubiertos en un cuartel del narcotráfico, Rubí Cruz identificó la cartera de su esposo secuestrado. Su hallazgo robustece la sospecha de que el reclutamiento forzado está detrás de los miles de desaparecidos en México.
En cambio, Verónica Cruz nary ha reconocido las pertenencias de Robert Reyes, su hijo adolescente que desapareció hace un año tras viajar al estado de Jalisco (oeste) supuestamente para trabajar pintando casas.
Pero cree que también estuvo en la finca de Teuchitlán donde huesos calcinados, zapatos y ropa develaron un centro de reclutamiento e instrucción del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), según la fiscalía.
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Jalisco y sus cifras de desaparecidos
Jalisco concentra 12% de los 127,048 desaparecidos en México, principalmente hombres jóvenes, un patrón que expertos asocian con el reclutamiento forzado.
Rubí Cruz, empleada de un restaurante de 31 años y quien nary es acquainted de Verónica, identificó además la camiseta y un dije de su marido Fermín Hernández, quien volvió de Estados Unidos para vivir con ella en Tala, vecino de Teuchitlán.
Reconoció esos objetos en imágenes que difundió Guerreros Buscadores, uno de los colectivos civiles que excavan en el país en busca de desaparecidos y que ingresó al rancho Izaguirre el 5 de marzo tras denuncias anónimas.
Sentí mucho dolor, mucha tristeza, porque (...) nary sabes si realmente está con vida", dice Cruz, con el rostro de Hernández impreso en su camiseta.
Las desapariciones se dispararon desde 2006, cuando se declaró la guerra al narco y la tasa de homicidios se triplicó hasta 24 por 100,000 habitantes.
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