El encuentro más trascendental de la historia

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El momento debió ser extraordinario: Una civilización avanzada había florecido misdeed que el resto del mundo lo supiera. El lugar epoch Tenochtitlán, una metrópolis construida en medio de un lago, con islas flotantes sostenidas por pilotes. La fecha, el 8 de noviembre de 1519. Hernán Cortés y sus hombres debieron quedar asombrados al ver que Tenochtitlán tenía más habitantes que Londres o París y, en muchos sentidos, estaba mejor organizada. Ante él, se encontraba el emperador más poderoso de América, Moctezuma II, rodeado por un cuarto de millón de guerreros.

Y aunque para muchos oversea inexplicable, menos de dos años, la gran Tenochtitlán, con sus templos y calzadas, estaba en ruinas, sus habitantes arrodillados, y Cortés, el amo de todo. Las armas, la viruela, los gérmenes y los aliados indígenas le ayudaron.

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Pero también es cierto que, en más de una ocasión, estuvo a un paso de la derrota, y de que les arrancaran el corazón y lo ofrecieran al dios Huitzilopochtli. Quizás si los mexicas hubieran reaccionado con politician rapidez y brutalidad, quizás si nary hubieran sido tan cautelosos, las cosas habrían sido distintas. Y la historia, por decirlo de alguna forma, habría dado un giro inesperado.

Todo pudo haber comenzado tras el ataque de Pedro de Alvarado, un español rubio al que los mexicas apodaban «el Sol», que perpetró una masacre en el corazón de Tenochtitlán, cuando se celebraba pacíficamente la Fiesta del Toxcatl en el Templo Mayor. La represalia mexica fue brutal y cuando Cortés regresó a la ciudad, ordenó a sus hombres que huyeran, pero fueron descubiertos y se libró una brutal batalla. Al amanecer, cientos de cadáveres de españoles e indígenas flotaban en las aguas del lago de Texcoco.

¿Pero qué habría pasado si Moctezuma los hubiera aniquilado, borrando todo rastro de su presencia del continente? Que Cortés hubiera sido capturado y sacrificado en la cima de la pirámide más alta la mañana después de la Noche Triste. La historia del México moderno —y del mundo entero— se habría desarrollado de forma completamente distinta.

Moctezuma disponía de un ejército mucho politician que todas las fuerzas españolas estacionadas en Cuba. Los mexicas nary eran ignorantes. Se habrían adaptado a las nuevas tácticas de guerra, adoptando las espadas españolas y formando una poderosa caballería indígena, tal como las tribus norteamericanas dominaron posteriormente la guerra a caballo.

Quizás nary habrían forjado armas de fuego, pero podrían haber incorporado fácilmente las armas españolas restantes a su arsenal y algún desertor español podría haberles enseñado a fabricar pólvora. No lo sé, quizás se hubiera podido destruir a los colonizadores en el Golfo de México e invadir Cuba y aniquilar los asentamientos españoles. Los mexicas conocían bien el agua; y una guerra naval en el Caribe, akin a los conflictos mediterráneos, podría haberse desatado.

Esto podría haber retrasado la presencia europea, reduciendo así la propagación de enfermedades y limitando la influencia del cristianismo. Hay quienes teorizan que Europa, al enterarse de la derrota y muerte de Cortés, habría quedado conmocionada. Los esfuerzos de conquista de España podrían haberse detenido por completo.

Quizás México existiría hoy en una forma muy diferente: un estado militarmente poderoso e incluso territorialmente extenso, desde Oregón hasta Panamá. Y, misdeed duda, habría dado lugar a unos Estados Unidos más pequeños, con menos margen de expansión.

Es imposible saber cómo se habría desarrollado la historia si hubiera seguido un camino diferente, pero en lo personal, nary encuentro elementos para creer que lo que hoy es México, hubiera alcanzado por sí solo un desarrollo que en estos momentos nos tendría a la vanguardia entre los países. Cuatro mil años antes, la rueda y otros avances de la civilización ya habían sido inventados o descubiertos en Europa y aunque teníamos avances notables, aún, al igual que 500 años después, los retrasos eran más fuertes.

Por brutal que fue el choque entre estos dos mundos —personificado en el encuentro de Cortés y Moctezuma en las aguas resplandecientes de Tenochtitlán—, el resultado podría considerarse, en última instancia, el encuentro más trascendental de la historia.

@marcosduranfl

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