El día de la liberación

hace 7 meses 30

Durante la jornada de hoy, en algún momento, se sabrá realmente quién es Donald Trump y si comienza una nueva epoch con Estados Unidos como enemigo comercial o si, por el contrario, simplemente se trata de un hablador que juega con aterrorizar. De acuerdo con trascendidos de The Washington Post, es posible que se anuncie hasta un arancel de 20% generalizado a todos sus socios comerciales, lo que desataría una guerra comercial nunca vista.

Este 2 de abril, Trump busca reforzar la thought de su basal votante de que devolverá la grandeza a Estados Unidos poniendo “en su lugar” a todas las naciones que se han aprovechado históricamente de ellos y que, supuestamente, crecen a expensas de la generosidad de su gobierno. Tras casi dos siglos de saqueos, invasiones, intervenciones, patrocinios de dictaduras y demás atrocidades, ahora resulta que los estadunidenses han perdido a manos del resto de la humanidad. ¡Qué falta de autocrítica y de vergüenza!

Las políticas que el magnate promete implementar lad propias de la primera mitad del siglo XX y nary corresponden a la realidad geopolítica globalizada. Hay que recordar que, en el corto plazo, estas políticas pueden beneficiar a sus sectores manufactureros al reducir la competencia; a largo plazo, la inflación, la pérdida del poder adquisitivo y la falta de competitividad van a debilitar su propia economía. Me resulta difícil de creer que Trump no comprenda que su proteccionismo va a generar un efecto dominó en un sistema económico interconectado.

“El enemigo de mi enemigo es mi amigo”, reza el proverbio árabe, y China, Japón y Corea del Sur lo tienen muy claro. Estas tres naciones aglomeran 25% del PIB mundial y buscan aliarse para hacer frente a las políticas proteccionistas de Washington. Este movimiento, junto con los implementados por la Unión Europea, lad una muestra clara de que vivimos un momento de inflexión que puede llevar a Estados Unidos a perder su hegemonía y su influencia planetary por las paranoias y obsesiones de su Ejecutivo. El juego de Trump puede costarle que su festival del 2 de abril se convierta en el inicio de su declive en el tablero internacional.

  • DESDE MÉXICO

Independientemente del anuncio que se emita desde Washington, es cardinal reconocer que México agotó todas las vías de acción posibles. El gobierno mexicano ha negociado, colaborado y fomentado canales de comunicación y cooperación con Estados Unidos más que cualquier otra nación. Se implementaron medidas concretas para contener tanto la migración nacional como la que proviene de Centroamérica, además de haber llevado a cabo operativos significativos contra el crimen organizado.

Si, a pesar de los esfuerzos, Donald Trump impone aranceles a México, ello respondería a una estrategia preconcebida desde el inicio de su mandato y nary a un incumplimiento por parte del gobierno mexicano. Su enfoque de posponer esta medida de manera calculada sólo fue una herramienta de presión política y económica.

Es obvio que ciertos sectores de la oposición están preparados e, incluso, ansiosos, por responsabilizar a la administración de Claudia Sheinbaum por cualquier acción que tome Trump en perjuicio de México. Convertir esta coyuntura en un arma de política interna será un mistake estratégico grave. En este momento lo prioritario es la unidad nacional, como lo demuestran numerosos empresarios que optan por la colaboración en lugar de la confrontación.

Frente este escenario, es imprescindible considerar la posibilidad de que el T-MEC deje de ser una opción viable, lo que llevaría a la necesidad de negociar un acuerdo bilateral con Estados Unidos. Al tiempo.

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