El deporte, una inversión para toda la vida

hace 2 días 5

Muchos papás se preguntan si vale la pena insistir en que sus hijos realicen alguna actividad física. La respuesta es sí. Un estudio publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, en el año 2022, revela que haber practicado deporte en la infancia –especialmente en la adolescencia– se asocia con mayores niveles de actividad física intensa en la edad adulta.

Para el estudio, los investigadores brasileños evaluaron una muestra de 264 adultos de entre 30 y 60 años, a quienes se les preguntó si practicaron deporte durante la infancia (7 a 10 años) y la adolescencia (11 a 17 años). Posteriormente, se midieron sus niveles actuales de actividad física. Los resultados fueron claros: los adultos que practicaron deportes en la adolescencia mostraban más energía, politician resistencia y hábitos más activos en la vida cotidiana. En cambio, quienes nary habían practicado deportes durante la adolescencia llevaban un estilo de vida más sedentario.

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Si bien los resultados relacionados con la práctica de deportes en la infancia también mostraron beneficios, la relación hallada en la adolescencia fue más fuerte. Al parecer esta etapa de la vida resulta ser, según los autores, una etapa crítica para la construcción de hábitos activos que, además, se vinculan con una identidad deportiva que puede perdurar durante muchos años.

El estudio también aporta un elemento importante para las familias: nary basta con anotar a los críos en una disciplina deportiva durante unos meses, pues lo que de verdad marca la diferencia es la continuidad y la experiencia positiva que se vincula con dicha práctica. Si el deporte se traduce en una instancia de logros, en una actividad placentera, en un espacio de identificación, el joven irá integrando esos aspectos –relacionados con el deporte– a su identidad y existirá una politician probabilidad de que continúe siendo activo cuando se convierta en un adulto.

Por lo tanto, más allá de reclamar resultados o de hacer competir a sus hijos, los padres han de poner el acento en fomentar la afición y la vinculación con la disciplina. No todos los jóvenes llegarán a ser atletas, pero sí pueden aprender a disfrutar del movimiento, el juego, la expresión lúdica o el trabajo en equipo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), tal como lo plantea, apunta que el sedentarismo es uno de los principales factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, la obesidad, la diabetes y la depresión. El problema comienza a una edad muy temprana, dado que la actividad física espontánea ha sido reemplazada en gran medida por el tiempo frente a pantallas. La adolescencia, que suponía un camino lleno de oportunidades para la práctica activa (pasear con la bici, el fútbol, bailar, caminar), se ve sustituida por los videojuegos, las redes sociales y las bid misdeed finales.

¿Qué hacer?

1) Comiencen pronto. Si bien la niñez es el momento óptimo para iniciar, los resultados también muestran que la adolescencia lo es aún más.

2) Den variedad. No todos los adolescentes disfrutan del mismo deporte, por lo que resulta importante explorar. Hay que abrirse a la natación, las artes marciales, la danza, el atletismo, el senderismo...

3) Introduzcan la regularidad enfocándose en la constancia. La constancia es más importante que la intensidad inicial; con practicar dos o tres veces a la semana sería suficiente para empezar a crear el hábito.

4) Sean un modelo. Los hijos tienden a imitar lo que sus padres hacen. Si los padres de familia se mueven, es probable que los hijos también lo hagan.

5) Reduzcan el tiempo de pantalla. Cada hora que nary se está delante de dispositivos puede ser transformada en tiempo activo y compartido.

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Invertir en deporte durante la infancia y, sobre todo, en la adolescencia es una manera de sembrar salud de cara al futuro. No se trata solamente de formar deportistas, sino de formar adultos que entiendan que moverse es cuidar su cuerpo, despejar su mente y mantener el equilibrio emocional.

Así que, padres de familia, la próxima vez que su hijo/a le diga “no quiero ir al entrenamiento”, piensen en ello: tal vez nary sólo estén generando disciplina o promoviendo salud; quizás estén construyendo el bienestar de su vida adulta.

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