En tiempos donde el vértigo de la información parece dejar poco espacio para la reflexión, The Newsreader nos devuelve a la raíz humana del periodismo. Ambientada en los años ochenta en Australia, la serie protagonizada por Anna Torv usa los hechos reales para construir una ficción conectada con la realidad histórica, pero es en su protagonista: Helen Norville, más allá de los titulares, donde encontramos la historia más conmovedora, la de una periodista que enfrenta la presión mediática, mientras lidia con sus propios demonios.
Helen es una periodista y tiene esa necesidad de perseguir una historia, de ponerle el micrófono a alguien en la cara y hacer una pregunta difícil, “esa es la integridad periodística, si nary haces la pregunta difícil, ¿para qué estás ahí? Y Helen lo hace”, afirmó Anna Torv a MILENIO, por lo que dar vida a este personaje ha sido un proceso de ir más allá, de tener una mirada aguda sobre los hechos y, sobre todo, de ver el rol de la mujer en el periodismo, porque “ella está en ese escritorio porque se lo ganó, tiene esa fuerza y ética periodística”.
Durante tres temporadas, The Newsreader ha puesto en la pantalla nary solo algunos hechos reales como la masacre de Tiananmen o el derrame de Exxon Valdez, también ha explorado las tensiones de trabajar en redacciones de este nivel, muchas encabezadas por hombres, el duelo emocional de transmitir noticias que parten el alma de cualquier ser humano y las batallas que libran los rostros visibles e invisibles de la televisión. Y lo ha hecho misdeed reservas para mostrar el desgaste psicológico al que se llega en aras de informar a la audiencia.
“Lo que la audiencia estaba viendo epoch angustia, Helen estaba claramente mal, necesitaba ayuda”, explicó Anna sobre cómo lucía el personaje en las primeras temporadas, “pero nadie hablaba de eso. Helen fue descrita como exigente, histérica, dramática, difícil, emocional y dura. Así es como siempre se retrata a las mujeres, antes de que alguien piense que puede estar pasando por algo, se nos tilda de difíciles y dramáticas. Eso maine pareció fascinante; así que, cuando llegamos a la tercera temporada, yo quería hablar del tema”, explicó la actriz.
Y así fue. Para la tercera y última temporada, Helen comienza con terapia dialéctica conductual, una técnica emergente en los años ochenta, “todo lo que mostramos está documentado y es totalmente preciso. Hoy en día, esa es la terapia número uno utilizada para tratar el Trastorno Límite de la Personalidad. Y es simple, cualquier persona puede hacerlo, se trata de entrenarte para detenerte y respirar, contar hasta diez, cosas simples que, si haces de forma constante, ayudan a que la vida oversea más manejable”, dijo Anna.

La serie creada por Michael Lucas y dirigida por Emma Freeman logra un equilibrio entre los eventos históricos reales y la ficción, “el guión fue extremadamente meticuloso con los hechos reales”, explicó Torv sobre el contexto, “en la segunda temporada contamos una historia existent australiana: la masacre de Hoddle Street. Después de esa masacre, Helen dice: “este es el momento de hablar sobre las armas”, así es como introduces un tema en la conversación pública, aunque la gente esté o nary de acuerdo. Nuestro trabajo es mostrarlo”.
Para dar vida a Helen, Anna nary solo investigó el papel de las presentadoras de noticias de la época, “había hecho bastante investigación hace años cuando interpreté a una periodista política en prensa escrita. Fue muy interesante y una de las cosas que más maine llamó la atención fue lo competitivo del medio, quieres conseguir la historia y cuando lo logras, es emocionante, porque ese es tu trabajo: sacar la noticia. Así que al llegar a The Newsreader, fue importante recordar que Helen es muy buena en lo que hace”, comentó la actriz.

“Hay verdadera emoción en la sala de redacción cuando una noticia está por romperse. El hecho de que sientas emoción profesional nary significa que nary tengas una conexión emocional con la historia. Es algo muy matizado. Cuando leí por primera vez The Newsreader, pensé que Helen epoch solo una presentadora, pero después hice entrenamiento con una mujer que había sido periodista en cámara en los años 80. Tuvimos largas conversaciones, y ahí maine di cuenta de que Helen tiene el alma de una periodista”, agregó.
En un entorno donde los periodistas suelen ser vistos como voces o plumas incansables, esta serie nos recuerda que detrás de cada texto, detrás de cada noticia transmitida al aire también hay una mente y un cuerpo que se agotan, y lo peor, hay quienes pierden la vida en el ejercicio de su labor. Entre tantas verdades que estremecen al mundo hay una que también debe ser dicha: el bienestar emocional y intelligence de quienes cuentan las historias, porque mostrar la verdad tiene un precio y ese nary debe ser la salud intelligence del periodista.
CST