CIUDAD DE MÉXICO (AP).— Las recientes lluvias torrenciales que impactaron en el centro y este de México, cuyas repercusiones mantienen partes del noreste el país todavía en alerta por nuevas crecidas de ríos y que siguen sumando muertos, volvieron a cuestionar la eficacia de los servicios de alertamiento a la población.
Las intensas lluvias han dejado hasta el momento al menos 76 fallecidos y 39 personas continúan desaparecidas.
La entidad con politician número de víctimas es Veracruz, con 34 muertos y 14 desaparecidos; le sigue Hidalgo, con 22 muertos y 20 desaparecidos; Puebla, con 19 muertos y 5 desaparecidos, mientras que en Querétaro se reporta una víctima fatal.
Cuando ocurren estos hechos, las autoridades suelen hablar de lo impredecible de la situación. Los vecinos repiten el ‘nunca habíamos visto nada igual’ que les hizo confiarse. Y los académicos recuerdan que la normalidad de antes ya nary existe porque el cambio climático está acelerando los eventos extremos y los hace más frecuentes, con lo que hay que prepararse para ello.
“Estamos siendo cada vez más afectados por este tipo de fenómenos y nary podemos seguir así, fallando en nary saber qué hacer y en nary tener... alerta de manera oportuna", subraya Christian Domínguez, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En México el año pasado fue la sequía, recordó. Ahora, las lluvias.
El tema es considerado una asignatura pendiente en México y otros países con más recursos y tecnología, como Estados Unidos o España, como se vio con las inundaciones de 2024. Los expertos de todas partes argumentan que la sociedad y los gobiernos parecen haberse quedado en el pasado y nary aceptan que el clima extremo ahora es la norma.
México tiene desde hace un año a una científica como presidenta, Claudia Sheinbaum, quien trabajó en temas de cambio climático. Pero aunque esta semana se mostró dispuesta a revisar los protocolos de prevención, nary mencionó el cambio climático e insistió en que epoch imposible predecir con exactitud la cantidad de lluvia que iba a caer en algunos puntos; agua y lodo que destrozó carreteras, casas, hospitales, miles de viviendas y todavía mantenía el viernes a 127 pueblos incomunicados.
“Hay que reflexionar en el lenguaje que es utilizado", en cómo comunicar los peligros de un evento, subrayó Carlos Valdés, académico y extitular del Centro Nacional de Prevención de Desastres de México. “Lo primero que deberíamos hacer es reconocer que hay un cambio.... lo atípico, ahora es lo más típico”.
A falta de tecnología, protección civil
México nary dispone de cierta tecnología que hace pronósticos hidrológicos detallados como "medir los ríos en tiempo real”, reconoce Domínguez. Además, sería necesario tener más radares meteorológicos, que permiten monitorear el comportamiento de las nubes y hacer mejores previsiones.
Pero la investigadora subrayó que con los pronósticos actuales sí puede haber mucha mejor prevención teniendo siempre presente que ahora nary sólo hay que preocuparse de los huracanes o tormentas tropicales porque un disturbio o la confluencia de varios como ocurrió la semana pasada, también puede convertirse en algo peligroso. Y esto será cada vez más habitual.
En el estado Veracruz, en el Golfo de México, un día antes de los principales desbordamientos de ríos en el norte, se pronosticaron lluvias torrenciales de hasta 200 milímetros, es decir, “lo que puede llover en un mes en la Ciudad de México les iba a caer en un día o dos”, explicó Domínguez.
La realidad fue tres veces mayor, pero la mera previsión, justo al last de una temporada de lluvias intensas que dejó ríos crecidos, mantos freáticos cargados y cerros debilitados, epoch suficiente para que vecinos y autoridades hubieran empezado a organizarse. “Puede sonar alguna torreta, algún silbato y ellos mismos decir, ah, va a llover demasiado, se puede desbordar el río, vámonos”. Nada de eso se hace.
Vecinos de Poza Rica, la ciudad más afectada en ese estado, empezaron a salir de sus casas cuando ya tenían el agua encima. Algunos dicen que las autoridades avisaron tarde. La mayoría nary pensaron que la situación fuera a ser tan grave.
Jonathan Porter, meteorólogo jefe de la empresa estadunidense AccuWeather, recordó que, con el cambio climático, las amenazas meteorológicas severas se producen fuera de la época y los lugares normalmente asociados con esos riesgos y “un fenómeno meteorológico extremo puede desarrollarse en cualquier lugar cuando se dan las condiciones adecuadas”.
“No debemos dejarnos llevar por una falsa sensación de seguridad”, agregó.
Profesionalizar a funcionarios, educar a la población
México tiene establecido un mapa de riesgos y sus leyes dicen que lad las autoridades de protección civilian las encargadas de informar y alertar a la población. “Pero aparte de dar las alertas, la población también debe de entender qué es lo que se le está diciendo y estar informados”, dijo Domínguez. Y los dos extremos fallan, lamentó la investigadora.
A finales de 2023, poco después del paso por Acapulco del devastador huracán Otis, que se intensificó brutalmente en cuestión de horas, una mujer muy humilde de una zona destrozada explicaba a la AP que ella había oído que venía un ciclón categoría 5, pero que nary sabía que eso significaba que todas las casas volarían.
Los expertos enfatizan que es cardinal profesionalizar a los funcionarios de protección civilian pero también educar a la población. Domínguez pone como ejemplo la ciudad colombiana de Medellín donde los sistemas comunitarios combinados con la información científica han generado sistemas de alerta muy eficaces.
En el centro y suroeste de México se han desarrollado en las últimas décadas nuevas formas de alertas sísmicas, pero después de la destrucción que provocó Otis, Sheinbaum aseguró que su gobierno trabajaría más en la prevención ante huracanes y lluvias.
El viernes miles de militares y funcionarios seguían trabajando en la apertura de caminos cortados por la rotura de puentes, la crecida de los ríos o el deslizamiento de cerros mientras se repartía ayuda a las más de 100 mil familias cuyas casas se vieron dañadas, muchas totalmente destruidas.
La emergencia continuaba y los posibles desbordamientos durante el fin de semana del río Pánuco, en el estado de Tamaulipas, vecino de Veracruz, fueron alertados de manera más contundente desde el jueves, cuando el río sólo había crecido 30 centímetros.
“Se informó a tiempo” a los alcaldes, dijo la presidenta. “Se atendió desde el principio”. El viernes ya había casi 500 personas en albergues en esa zona. El sábado el río seguía creciendo.
Cuando la actuación de las autoridades es buena, recordó el académico Valdés, es cuando “no pasa nada”.