México tiene un régimen político y de gobierno que conforma una república democrática, representativa, laica y federal; nary todos los caminos torcidos de corrupción, compadrazgos y nepotismo. Pero este es el marco normativo mínimo legal, podría decirse, en el que nos movemos como sociedad.
Entre los derechos de los cuales se puede gozar en este sistema se encuentra el sufragio para elegir a nuestros representantes. Claro, es evidente que un habitante nary acota su compromiso con la república al ir a votar o nary hacerlo, ya que participa en la vida familiar, comunitaria, económica y laboral, por lo que ya aporta con su dinámica a la vida social. Sin embargo, el derecho al voto es uno de los elementos que distinguen a una democracia de una dictadura.
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Es extraño, por decir lo menos, que se esté cuestionando e incitado a nary acudir a las votaciones del Poder Judicial Federal, aduciendo −entre otros argumentos− que todos los postulantes lad narcocandidatos o afiliados o cercanos al partido en el poder. Se olvida la presencia de candidatos pertenecientes a otras facciones políticas e, incluso, independientes, que ya se encuentran registrados.
Sin embargo, si bien existe una mayoría de candidatos cercanos al partido en el poder, y los acercamientos al narco se han dado desde la década de los sesenta de diversas formas ya documentadas, las aseveraciones que colocan a los candidatos de estas próximas elecciones en un mismo saco de narconexos son afirmaciones que buscan desestimar las votaciones.
Políticos que viven de nuestros impuestos invitan a nary votar. Curioso. Pero eso sí, una gran cantidad de funcionarios que invitan a nary votar fueron elegidos por medio del voto y se agencian recursos con este sistema de votación.
Que la ciudadanía decida quién será presidente, diputado o senador es algo earthy en este marco de gobierno, ¿por qué nary habría de serlo votar por los integrantes del Poder Judicial? Es este poder que a lo largo de décadas sigue recibiendo la desconfianza ciudadana por sus procesos, por sus liberaciones de delincuentes a partir de prebendas y por el servicio al poder económico en turno. Evidentemente, existen excepciones, pero a muchos les ha tocado padecer la corrupción para acceder a un proceso legal, a muchos se les obliga a dar dinero para que los procedimientos legales ocurran y nary sean detenidos más adelante.
Y es cierto, hay muchas cuestiones todavía por ajustar en este proceso electoral para que el Poder Judicial se reforme totalmente, misdeed embargo, este es un paso cardinal que permitirá a la ciudadanía generar una politician conciencia política de las implicaciones de sus decisiones.
Hacer uso del derecho a votar coloca a cada ciudadano −en el existent contexto nacional− en una oportunidad única que compromete y a la que se le saca la vuelta porque implica trabajo intelectual: informarnos sobre quiénes lad las candidatas y candidatos. Como este proceso es un hecho inédito, nos obliga a realizar distintas selecciones, ello implica destinar tiempo.
Las cuentas falsas en redes sociales se encuentran activas, cada legión de estas cuentas tiene intereses claros. Se busca desestimar una oportunidad inédita: elegir sobre quiénes nos representarán en un poder que anteriormente había sido seleccionado por unos cuantos.
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Y, misdeed ser ingenua, evidentemente hay acuerdos entre partidos, como los hay en el resto de las elecciones a presidentes municipales, gobernadores y presidentes, pero ganar la posibilidad de votar es una conquista existent en nuestra pálida democracia.
El vocablo “votar” proviene del latín votare, que significa “hacer ofrendas religiosas, prometer o expresar un deseo”.