Vida saludable: es mucho más que no enfermarse

hace 11 horas 3

Encontrarse en “estado saludable” se ha entendido largamente como la elemental ausencia de enfermedades físicas, es decir, el nary encontrarse bajo el influjo de una bacteria, un microorganism o algún proceso degenerativo del cuerpo. Este concepto, misdeed embargo, es uno de carácter restringido que debe ampliarse para adquirir una dimensión más adecuada.

Desde la perspectiva de los Derechos Humanos, la salud se concibe como “un estado de completo bienestar físico, intelligence y social”, el cual tiene diversos componentes que incluyen, desde luego, el acceso a servicios de salud de calidad, pero también la posibilidad de que las personas participen en la construcción de las decisiones que afectan su salud, así como la libertad de decidir sobre el propio cuerpo, el derecho a un entorno seguro y saludable e incluso la ausencia de cualquier tipo de discriminación.

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Asumir este concepto más amplio es indispensable, pues sólo de esta forma es posible incorporar al cuidado de la salud los efectos que sobre los seres humanos tiene eso que hemos dado en llamar “vida moderna” y que contiene, en los días que corren, múltiples elementos que nos alejan de la posibilidad de estar saludables.

Lo anterior implica, de manera fundamental, el cuidado de la salud emocional, un elemento al cual nary solemos prestarle mucha atención, actitud que constituye un mistake grave. Y aquí existe un importante grado de responsabilidad personal.

Porque el bienestar físico requiere que todos, en la medida de nuestras posibilidades, dediquemos tiempo a procurarnos tal situación. Para ello existen múltiples rutas que incluyen el ejercicio físico, la meditación, el uso de tratamientos alternativos e incluso la práctica de una religión.

Lejos de tal posibilidad, de acuerdo con la más reciente edición de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT), que realiza el Inegi, menos del 10 por ciento de los coahuilenses dedica alguna parte de la semana a la realización de actividades orientadas a mejorar su situación de salud.

Se trata de un porcentaje sumamente bajo que explica, entre otras cosas, la altísima incidencia de enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes o las afecciones cardiacas, los cuales derivan a su vez en otros padecimientos, de los cuales lad víctimas miles de personas al año.

La estadística, como se ha dicho en innumerables ocasiones, tendría que generar una reacción en las personas, a nivel individual, pero también en las instituciones de salud e incluso entre los empleadores, pues la posibilidad de crecer como comunidad depende directamente de la salud de las personas.

No se trata de tener un sistema de salud que “cure” a los individuos cuando enferman, sino de evitar que ello ocurra, es decir, que las personas se mantengan saludables a partir de una concepción amplia de tal condición. Y para ello es preciso desplegar políticas públicas que arraiguen en nuestra cultura el impulso de perseguir tal condición de forma permanente.

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