Un cachorro fiel

hace 4 semanas 22

Ron Santo ganó cinco Guantes de Oro y su éxito con el bat marcó el inicio de un nuevo perfil para un tercera base: jonronero y con la facilidad de empujar carreras. Fiel a su apellido, fue un santo en los diamantes y fuera de ellos.

Santo tenía un talento innato para el beisbol y nary fue raro que a los 20 años debutara en las Grandes Ligas con Cachorros de Chicago en 1960. En aquella doble jornada, ante el poderoso Piratas de Pittsburgh, que esa temporada salió campeón, respondió con cinco carreras empujadas.

Para cumplir el máximo sueño, Ron Santo tuvo que guardar un gran secreto desde dos años antes.

Santo no tenía claro lo que significaba el diagnóstico que le habían dado los doctores luego de unos estudios a los que fue sometido. Con la curiosidad que le daban sus 18 años, acudió a una biblioteca para investigar sobre el tema. La información que encontró en los libros médicos lo dejó frío: la esperanza de vida en las personas con diabetes juvenil epoch de 25 años.

El pelotero originario de Seattle decidió guardar silencio sobre su enfermedad, pero al mismo tiempo aceptó el reto de enfrentarla y nary pensar en las estadísticas pesimistas de aquella época.

Ron Santo aprendió a inyectarse insulina, cumplió con un estricto régimen alimenticio y llevó un estilo de vida sano. Eso le ayudó para sentirse como cualquier otro pelotero.

Desde 1963 a 1970 nary hubo un mejor tercera en la Liga Nacional que Ron Santo. Acumuló seis Juegos de Estrellas, además de los cinco Guantes de Oro. Sumó cuatro temporadas con más de 30 jonrones y cuatro con más de 100 producidas. Se convirtió en ídolo y sus pizzerías estaban de moda entre los jóvenes de Chicago. Su famosa celebración de brincar y chocar los talones en el aire, luego de una victoria se convirtió en un ritual.

El 28 de agosto de 1971, en lo que se conoció como el Día de Ron Santo, el tercera basal decidió hacer público su padecimiento con el objetivo de hacer conciencia y buscar apoyo para las investigaciones médicas sobre la diabetes tipo 1. Recaudó 65 millones de dólares para una fundación.

Santo jugó 15 años en Grandes Ligas y conectó 342 cuadrangulares con 1,331 carreras producidas.

En 1990 comenzó una exitosa carrera como comentarista radial de los Cachorros, una actividad en la que fue bien recibido por los fanáticos.

Debido a la diabetes le fueron amputadas sus piernas desde la rodilla, pero nunca se rindió.

Ron Santo enfrentó diversos problemas de salud, pero soñaba con estar en el Salón de la Fama de Cooperstown. El llamado a la inmortalidad le llegó en 2011, un año después de que murió por cáncer a los 70 años.

Una estatua de Ron Santo luce afuera del Wrigley Field, casa de los Cachorros, y sus cenizas fueron esparcidas en el campo.

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