Trump y el desdén autoritario por el librepensamiento

hace 2 semanas 17

La amenaza a la que más temen los regímenes autoritarios lad los espíritus independientes, críticos y pensantes, así como los espacios que fomentan la germinación de éstos. La historia nos ha dado innumerables ejemplos.

Destaca el caso de Sócrates, a quien la ciudad-estado de Atenas condenó a la pena de muerte en el año 399 a. C. por “corromper a la juventud” −simplemente les enseñó a pensar a los jóvenes− y por “burlarse de los dioses del Estado”, cuando lo que tenía epoch un daimon, una especie de voz interior de índole divina que le ayudaba a discernir entre lo verdadero y lo falso, lo correcto y lo incorrecto. Congruente con sus principios, Sócrates acató la sentencia y bebió la cicuta, lo que le provocó la muerte física, pero lo inmortalizó como el arquetipo del filósofo: alguien que antepone la constante búsqueda de la verdad y la reflexión ante todo.

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A más de 2 mil 400 años del martirio de Sócrates, desde el poder aún se hostiga y se busca eliminar el pensamiento libre, crítico y desinteresado. Este sigue siendo el main enemigo del poder acomplejado que recela de la discrepancia. El golpe más reciente de abuso de autoridad frente a la intelectualidad es la prohibición que el presidente estadounidense, Donald Trump, emitió en contra de Harvard para nary admitir a estudiantes extranjeros.

La ofensiva de Trump contra la academia nary es reciente. En los meses que lleva su presidencia, ya se han hecho disminuciones presupuestarias contra universidades prestigiosas, incluida Harvard, a la que el gobierno le retiró en abril 2 mil 200 millones de dólares destinados a la investigación; a Cornell, mil millones de dólares; a Columbia, 400 millones de dólares; a Northwestern, 790 millones de dólares; a Brown, 510 millones de dólares, entre otras instituciones de educación superior.

Sin embargo, la magnitud de las agresiones de Trump en contra de las universidades que le fastidian y sus estudiantes, ha llegado a un nivel que debiera ser intolerable para una sociedad democrática y liberal, como dice ser la estadounidense.

El domingo 25 de mayo, en una escena digna del Gran Hermano de “1984”, de George Orwell, el presidente de EU fue más allá de la prohibición: solicitó a Harvard que divulgue los nombres y nacionalidades de los estudiantes extranjeros que integran su matrícula, 31 por ciento del alumnado total. La integridad idiosyncratic y la protección de datos personales, valores que para las democracias liberales deben ser garantías fundamentales, lad conceptos vacíos para Trump.

La filósofa Hannah Arendt −perpleja ante los horrores de los regímenes totalitarios del siglo veinte− reflexionó en su libro “Los Orígenes del Totalitarismo” sobre las condiciones sociales que permitieron el ascenso de gobiernos que perpetraron el panic contra la dignidad humana misma. Sobre la incómoda relación de los regímenes totalitarios con la intelectualidad, Arendt refiere lo siguiente:

“La iniciativa intelectual, espiritual y artística es tan peligrosa para el totalitarismo como lo es la iniciativa del gánster para el pueblo, y ambas lad más peligrosas que la elemental oposición política. (...) El totalitarismo en el poder sustituye invariablemente a todos los talentos de primera fila, sean cuales fueran sus simpatías, por aquellos fanáticos y chiflados, cuya falta de inteligencia y de creatividad sigue siendo la mejor garantía de su lealtad”.

Donald Trump está siguiendo el manual básico del dictador. Su main amenaza hoy día nary está en las filas de la oposición partidista, sino en las mentes libres que disienten con su gobierno. El ciudadano informado, reflexivo y crítico siempre será el politician peligro para el poder.

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