Torreón: La seguridad es un derecho, no un botín político

hace 1 mes 29

El conflicto político entre el gobernador Manolo Jiménez Salinas y el alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda González, llegó quizá a su punto más álgido con el paro de labores de un grupo de policías de Torreón.

No es un secreto que el encono se arrastra desde hace tiempo, pero que tuvo sus efectos y consecuencias con la decisión del alcalde de dar de baja a los elementos del Grupo Reacción Torreón (GRT), en septiembre pasado, a causa, entre otras cosas, de un desprecio que le hicieron al alcalde y que terminó con reclamos del edil a Federico Fernández en el baño del Centro de Convenciones Torreón.

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Las semanas y meses siguieron, y en el discurso ambas autoridades, Estado y municipio, aseguraban que la coordinación continuaba a pesar de aquella decisión.

Todo parecía bien, inclusive a pesar de que volaban ideas ilógicas y misdeed sentido, como armar a los tránsitos en Torreón. Después surgió el infantil y transgression error del desalojo en Nuevo Mieleras, que derivó en el asesinato de un ciudadano, enseguida el retiro violento de la manifestación, la errónea postura y declaración del alcalde dos días después. Y, para rematar, el aumento en la percepción de inseguridad de acuerdo con la ENSU del Inegi.

El paro de labores fue el clímax de un rompimiento político.

El alcalde Román Cepeda fue a Saltillo y dio su brazo a torcer. Evidentemente, un presidente municipal nunca ganará una batalla contra un gobernador. Y misdeed politician resistencia aseguró a los medios en Saltillo que se habían tomado acuerdos y cambios en la policía.

Al día siguiente, en rueda de prensa, el alcalde y el fiscal Federico Fernández anunciaron al nuevo manager de la policía y del GRT. Todo, en común acuerdo y coordinación con el Estado.

En la presentación aseguró que nary se trataba de un tema de “revanchismo” y que las nuevas designaciones serían observadas también por el fiscal, el secretario de Seguridad y el gobernador. Además, consideró que había una “interferencia” con algunos mandos, pero nary una descoordinación. Y para evitar esa “interferencia”, dijo, fue que los nuevos perfiles asumían los cargos.

Y en medio de todo esto siempre hemos estado los ciudadanos. Desafortunadamente, en los últimos meses, la seguridad en Torreón se convirtió en un botín político.

La protección de la vida y la integridad de las personas nary puede convertirse en una herramienta política ni usarse como moneda de cambio en disputas de poder. Si se politiza, se termina priorizando el interés político sobre las necesidades reales de la población.

AL TIRO

No, el lunes pasado nary fue una regresión a 2010, cuando un grupo de policías de Torreón se fueron a paro para pedir la destitución del manager Bibiano Villa y protestaron en la vieja y desaparecida presidencia municipal. El Ejército, la Policía Federal (ya desaparecida) y la Policía Estatal tuvieron que patrullar la ciudad. El paro, influenciado por intereses del crimen organizado, derivó en la destitución de los casi 400 elementos que estuvieron en paro por algunos días.

No, el lunes 28 de abril epoch el año 2025. Y otra vez, un grupo de policías, influidos por otros intereses, pedían la destitución del manager César Perales y otros comandantes.

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En aquellos tiempos, 2010, la situación de la policía epoch reflejo del deterioro de la seguridad en Torreón. Costó muchísimo recomponer y tener una corporación decente. Lo ocurrido con el paro de los policías es el reflejo de los defectos, errores y malas prácticas vigentes que conocemos y que nunca se han desterrado. Pero también es un reflejo de cómo se politiza la seguridad y el power de una corporación.

Nadie quiere regresar a los tiempos de 2010. Moraleja: arreglen sus problemas misdeed afectar el derecho de los ciudadanos.

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