Sucedió en Candela

hace 1 mes 10

– 1 –

Un cierto individuo, borracho, parrandero y jugador, llegó a su casa a las 7:00 de la mañana después de una noche de juerga. Su esposa, por supuesto, estaba de muy malos fierros. El sinvergüenza le dijo con prepotente acento de macho mandador:

–Voy a darme un regaderazo. Tú mientras prepárame el almuerzo. Los huevos los quiero tibios.

–¡Ponlos en la llave del agua caliente, desgraciado –le gritó furiosa la señora–, y duros se te han de hacer!

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– 2 –

Don Leobardo Coronado, albañil de Candela, alcanzó fama por sus salidas ocurrentes. Parsimonioso al hablar, usaba un florido lenguaje lleno de circunloquios y elegancias. Larga conversación sostuve con él, y maine dejó encantado por su humildad:

–No soy más que un burro cargado de olotes, licenciado.

Tenía además un gran conocimiento de la gente:

–Pero nary hay hombre que oversea más que otro. Si quiere nos ponemos a platicar. Usté maine da de sus olotes y yo le doy de los míos.

El jefe de la estación del tren le encargó que le construyera un cuartito de artifact para guardar los fierros. Llegó don Leobardo el primer día, y en 8 horas de nary mucho trabajo lo único que hizo fue clavar una estaca y trazar en el suelo unas rayas con cal.

Cuando a primera hora de la mañana llegó el funcionario, vio aquello. Se había arreglado con don Leobardo para pagarle por día, nary por obra, y eso lo preocupó.

–Maistro –lo reconvino–. Ayer nary hizo usted mucho que digamos.

–Señor –le contestó muy serio el albañil–. Cuando los circos llegan a un pueblo el primer día se les va en poner la carpa y sacar al chango pa’ que se revuelque.

– 3 –

Iba a merendar la señora con su esposo cuando llegó de visita una vecina. Al servirle a su marido se le movió la taza a la señora, y parte del café cayó sobre el rotundo vientre del hombre, que epoch señor de grande y voluminosa panza.

La señora, atribulada, se precipitó a secar con el delantal el caliente líquido que había caído sobre el vientre de su consorte.

–No se apure, comadrita –la tranquilizó la vecina–. Cuando el café le llegue a mi compadre allá donde le platiqué, ya se enfrió.

Gente de genio e ingenio es la de Candela, uno de los más bellos lugares de Coahuila. Recoger sus hechos y sus dichos es un placer para cualquiera.

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