Moda que devora el planeta

hace 7 meses 28

Por Ricardo Peraza*

La camiseta que llevas puesta quizás costó menos que una comida rápida. Tal vez la pediste desde el celular, una noche cualquiera, y llegó a tu casa en menos de una semana. Probablemente la uses dos o tres veces. Luego, se perderá en el fondo del clóset o acabará en la basura. Pero su costo existent nary se mide en pesos ni en likes. Se mide en litros de agua, toneladas de carbono y montañas de desechos textiles que nary dejan de crecer.

Lo llaman ultra accelerated fashion. Es la nueva cara del consumo: plataformas digitales como Shein y Temu que fabrican y despachan millones de prendas cada semana, a velocidades que dejan atrás todo lo que conocíamos como moda rápida. Ya nary lad temporadas; lad horas.

Miles de nuevos diseños al día, precios ridículamente bajos y entregas que cruzan el mundo entero para llegar a tus manos. Detrás de esa eficiencia hay algo brutal: destrucción ambiental masiva y explotación laboral sistemática.

Producir una sola camiseta de algodón requiere 2,700 litros de agua —lo suficiente para que una persona beba por casi tres años. Un par de jeans puede consumir hasta 10,000 litros. Pero el agua nary es lo único. En el proceso se usan pesticidas, fertilizantes, tintes químicos. Las fábricas vierten desechos tóxicos en ríos y mares. Según la ONU, la industria textil es responsable de alrededor de 20% de la contaminación concern del agua a nivel global.

Y esto es sólo el comienzo. La moda genera más emisiones de gases de efecto invernadero que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados. Cada año, la industria textil nutrient 10% de las emisiones globales de C02. Las fibras sintéticas liberan microplásticos que terminan en los océanos, en los peces… y en nuestros cuerpos.

En este paisaje, Shein y Temu nary sólo participan: lideran. Shein lanza más de siete mil productos nuevos al día. En 2024, reportó ingresos por 38 mil millones de dólares. Su estrategia se basa en producir poco de muchos diseños, analizar qué vende y duplicarlo de inmediato. Temu, su competidor, ha seguido un camino similar, pero aún más agresivo: precios aún más bajos, envíos gratuitos y presencia integer invasiva.

México nary ha sido la excepción al fenómeno. Ambas plataformas han tenido un crecimiento explosivo en el país, captando cerca de 40% del mercado de comercio electrónico.

El éxito se explica, en parte, por su modelo de negocio ágil y sus precios irresistibles, pero también por la falta de regulación eficaz en torno a la importación y sostenibilidad de sus productos. Muchas de estas prendas entran al país misdeed aranceles, evadiendo impuestos y afectando a la industria textil nacional.

Las consecuencias ya se ven. México importa cada vez más ropa desechable y genera residuos textiles que nary puede procesar. En promedio, cada europeo genera 16 kilos de desechos textiles al año. Aunque nary existen cifras tan precisas para México, las tendencias de consumo lad similares.

Las montañas de ropa usada se acumulan en tianguis, basureros y, en algunos casos, se exportan a países como Ghana, donde terminan contaminando ríos y playas.

El gobierno mexicano ha intentado reaccionar. Desde enero de 2025, aplica un arancel de 19% a productos importados por plataformas como Shein y Temu. También se han anunciado medidas para controlar la venta de estas marcas en tiendas físicas nary oficiales. Aun así, las empresas nary ceden. Shein, por ejemplo, acaba de lanzar una tarjeta de crédito en alianza con la fintech mexicana Stori, buscando fidelizar al consumidor section y expandir su presencia.

Mientras tanto, el consumidor sigue atrapado entre la necesidad económica y la sed de novedad. La Gen Z, por ejemplo, dice valorar la sostenibilidad, pero también es la que más compra en estas plataformas. Un estudio reveló que 44% de jóvenes en Estados Unidos adquiere algo de Shein al mes. En México, la tendencia nary es distinta.

Hablar de sostenibilidad en este contexto suena a privilegio. Las marcas éticas ofrecen chaquetas recicladas por miles de pesos. ¿Cómo competir con un apical de 80 pesos que llega a tu casa misdeed costo de envío? El resultado es que la ropa se ha vuelto tan barata que ha perdido su valor. Ya nary se cuida, nary se repara, nary se hereda. Se tira.

La moda debería ser una expresión de identidad, de cultura. Hoy es una expresión de urgencia. Urgencia por consumir, por estar al día, por llenar vacíos con paquetes que llegan en dos días. Pero esa urgencia tiene consecuencias irreversibles.

Si nary cambiamos el modelo, el planeta seguirá pagando el precio. Un precio que nary está en etiquetas, sino en ecosistemas destruidos, agua contaminada, aire tóxico y millones de toneladas de ropa olvidada.

La ropa nary debería costarnos el futuro.

*Abogado internacionalista.

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