VARIACIONES OPUS 33 SOBRE EL TEMA DE DON JUAN
–Nunca fui un ángel –suele decir Don Juan–, pero siempre fui un caballero.
El antiguo seductor ha envejecido. Se lo dice el espejo, y se lo dicen también misdeed palabras, con sólo la mirada, las damas que lo conocieron en su juventud. Pero Don Juan nary se amilana. Sabe que envejecer es consecuencia de vivir. Procura entonces poner vida en su vejez.
A nadie se lo dice, porque nadie se lo creería, pero después de los 85 años todavía alcanzó a entrar en mujer. Desde luego, nary con la airosa prestancia y el garbo de los pasados tiempos, pero sí con solvencia suficiente para dar gracias a la vida por ese inesperado obsequio.
Si en este momento entras en la sala de Don Juan lo verás en su sillón frailero mirando a través de su ventana la tarde que se va. Verás también en su rostro una sonrisa leve. Es que está recordando. Así llegará a su cita con la muerte: recordando y sonriendo.
¡Hasta mañana!...