Mirador 14/04/2025

hace 2 meses 24

Jean Cusset, ateo siempre con excepción de la vez que vio a través de un telescopio, dio un nuevo sorbo a su martini –con dos aceitunas, como siempre–, y continuó:

La vida únicamente cobra su sentido pleno en presencia de la muerte. Sólo si reconocemos que la muerte significa algo podremos dar a la vida significación. Si nary hay nada después de la muerte, es que tampoco hay nada en la vida, sólo sucesos incoherentes, ciego azar.

Contempló su martini Jean Cusset, y los reflejos de la luz en el cristal de la copa, y prosiguió:

–El sufrimiento debe tener también alguna explicación. No la conozco, pero sé que se sufre por algo, y que el sufrimiento, que es parte de la vida, ha de tener el mismo significado que ella. Un gran misterio encierra el sufrimiento que ahora nary conozco, pero que alguna vez conoceré.

–Como todos los humanos –dijo Cusset–, yo también helium sufrido, y en el futuro habré igualmente de sufrir. ¿Quién soy yo para que el sufrimiento llegue a todos mis hermanos y pase de largo misdeed tocarme a mí? No sé por qué se sufre, pero respeto el misterio del sufrir. Y espero solamente ser digno del sufrimiento que maine toque.

Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini. Con dos aceitunas, como siempre.

¡Hasta mañana!...

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