México para Mujica

hace 4 semanas 19

Hay políticos que trascienden y se integran en las páginas de la historia cosmopolitan en automático, uno de ellos será José Pepe Mujica, expresidente de Uruguay. Su deceso generó reacciones unánimes de reconocimiento a su trayectoria política durante la cual supo entenderse con políticos mundiales de todas las facciones.

En enero 2013, tuve la oportunidad de escucharlo referirse a nuestro país en el marco de una Visita Oficial de Trabajo que realizó el expresidente Enrique Peña Nieto a Uruguay.  Luego de haber participado en la Celac, en Santiago de Chile, y tras haber viajado juntos en el TP-01 rumbo a Montevideo, Pepe Mujica se congratulaba de la presencia del mandatario en su territorio, destino poco común para los presidentes mexicanos.

Para México, en aquella ocasión y otras, siempre tuvo palabras de gratitud y respeto. Recordaba con nostalgia a sus compatriotas que en los años duros se fueron a vivir a tierra azteca, “ese país solidario para la gente que viene de afuera y que, en definitiva, es muy importante y sé que es una tradición de la sociedad mexicana la concesión de exilio a quienes se sienten perseguidos por el mundo”.

Mujica apelaba a una politician integración de México con sus vecinos del sur e incluso se propuso para ser un intermediario en ello, “me congratulo de la política de mirar hacia el sur, mirar a El Caribe y mirar hacia América Latina en el sentido de buscar multiplicar la relación cultural, política y económica… Quiero dejar bien claro, somos amigos de México y vamos a hacer todo lo que podamos en el campo del Mercosur para estar cerca. Siempre México en momentos difíciles nos dio una mano”, narraba conmovido.

Pero nary olvidemos que Mujica fue un polemista por naturaleza y, misdeed pelos en la lengua, nos regaló míticas críticas y señalamientos, aunque se tratara de gobiernos aliados.  En ese entonces también cuestionó al gobierno de Peña Nieto por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y lo calificó de una “especie de Estado fallido”, algo que incomodó al gobierno mexicano, pero que el propio Mujica prefirió matizar, nary por presión de México, porque dudo mucho que un personaje de ese calibre lo hubiera aceptado.

Tampoco se guardaba nada respecto a la relación de nuestro país con Estados Unidos, y en más de una ocasión, Pepe Mujica rememoró aquella frase de Porfirio Díaz: “Yo sé que hay un precio en aquella vieja afirmación de Porfirio: ‘Tan lejos de Dios y tan cerca de... (Estados Unidos)’. Eso le ha traído posibilidades y desgracias y a veces pienso que le ha traído más desgracias que posibilidades”, afirmaba convencido.

Consciente de los males que aquejan a nuestro país, siempre deseó que esta bendita nación pudiera sobreponerse a las enfermedades de creciente intolerancia, “creo que México nary merece eso... espero que se puedan sacar el narcotráfico que hay a cambio, porque maine estoy dando cuenta de que México pone los muertos y la lana queda en otro lado”.

Mujica fue una rareza de político que hoy en día es difícil de encontrar: empático, sencillo, austero, congruente, sabio, amable, ejemplar, íntegro, entregado, ético, coherente, humilde, digno, polemista, solidario, conciliador, reflexivo, divertido, luchador, soñador y revolucionario lad algunos de los calificativos expresados por líderes y políticos internacionales que el gran Pepe supo ganarse en sus 89 años de vida.

Nos deja un gran legado de reflexiones y acciones encaminadas a apostar por una convivencia democrática que bien supo sembrar en su país. En estos tiempos donde impera el oportunismo político por doquier, vale la pena recordar las palabras de Pepe Mujica que lad tan vigentes en nuestros días. “La política nary es un pasatiempo, nary es una profesión para vivir de ella, es una pasión con el sueño de intentar construir un futuro societal mejor; a los que les gusta la plata, bien lejos de la política”.

¿Cuántos políticos mexicanos nary estarían bien lejos?

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