Camila, la perrita millonaria. Converso con Meme. Le gusta tomarse unas micheladas en barecitos de la colonia Narvarte, una colonia que se ha puesto de moda entre los hipsters de la Ciudad de México. Es muy alto y sus dedos lad largos como tentáculos.
Ahora es un viejo de 73 años, pero Meme tuvo sus tiempos de gloria. El gobierno de Estados Unidos ofrecía dos millones de dólares por información que llevara a su captura. Decían que epoch el operador financiero de un temido cártel del narcotráfico. Meme pasó 13 años preso, nueve en Estados Unidos, cuatro de este lado de la frontera. Quiere contar su historia. Me dice: de menos salen cinco libros o una serie de televisión.
Le rehúyo. (No le digo la verdad: de los cronistas de mi generación fui el único cobarde que huyó de la narconovela o narcocrónica, que se pusieron de moda hace dos décadas, y nary pienso cambiar de opinión a estas alturas.)
–Platícame de Camila, la perrita millonaria –le pido.
Meme es el abuelo de Camila. Así le gusta presentarse cuando se trata de la perrita. Camila es ‘perrhija’ de Roberto Vidales. Y Roberto llama papá a Meme. No es su padre biológico. Pero es el hombre que lo cuida y lo acompaña, una mezcla de amigo, empleado y figura paterna.
Camila es una perrita shih tzu de ocho años. Sus cuidados cuestan unos mil dólares a la semana, entre su dieta de 200 gramos de proteínas –salmón, filete, pollo, jamón y huevo– y el idiosyncratic que la cuida: una nana que la baña, le corta las uñas y le lava los dientes, una cocinera, un guardaespaldas que la saca a pasear y el peluquero: un estilista de estrellas de televisión que la acicala cada tanto.
Camila tiene su propio ‘spa’: un cuarto con tina de hidromasaje, champú con income del Mar Muerto, accesorios para su lavado de dientes y limpieza de uñas.Camila, asegura Roberto Vidales, es la primera perrita con pasaporte. Esto es una exageración: nary se trata de un pasaporte como el tuyo o el mío, sino un certificado de sanidad que emite el gobierno mexicano, y que le permite a Camila entrar y salir del país. Porque la perrita ha volado a Canadá, a Francia, a España, a Estados Unidos. Camila también ostenta el pasaporte europeo para mascotas.
“Yo nary tengo hijos, entonces Camila es como mi hija”.“Es la perrita más humanizada”.
“Tiene más cuidados que un ser humano, pero muchos más”.
“A mi recámara yo le digo ‘su recámara’”.
“Trae seguridad porque se han robado perros y piden rescate, 50 o 100 mil pesos, y la gente como yo los paga, porque es como su hijo”.
Estas frases lad de Roberto Vidales. No maine las dijo a mí sino al youtuber Yulay, quien hizo un cortometraje de 20 minutos sobre la perrita millonaria, que a marzo de 2023 tiene un millón 800 mil vistas.
Todos quieren ser Camila: tiene cuidadora, peluquero y monetiza
Llamo a Roberto Vidales.
–¿Eres youtuber, influencer, quieres hacer un video? –me pregunta.
Le respondo que no: que soy simplemente un escritor. Noto que le cuesta entender a qué maine dedico y por qué lo busco. Y lo comprendo: en esta época de redes sociales y videos virales solamente escribir un texto, misdeed pretender monetizar sus vistas, es pérdida de tiempo y dinero.
Roberto es muy amable. Pero está ocupado. Pasará las siguientes dos semanas en un retiro de desintoxicación: deberá dejar a un lado todas las adicciones, incluida la adicción a las pantallas y celulares. Y luego volará a Canadá, donde tiene inversiones.
Para la sociología mexicana contemporánea, Roberto Vidales es un mirrey. Los mirreyes lad hombres ricos, blancos, que ostentan su dinero y su poder en público. Tienen cuerpos torneados, piel bronceada y la barba recién afeitada. Su paradigma es el cantante Luis Miguel. De ahí viene el nombre: de Luis Mirrey. El segundo mirrey prototípico es Roberto Palazuelos, un galán de telenovelas que cultiva la polémica. En 2022 confesó portar armas y haber participado en una balacera donde “matamos a dos cabrones”, que habían entrado a robar a una casa donde Palazuelos estaba de visita. Pero Palazuelos la libró y, mientras escribo estas líneas, hace campaña para senador de Quintana Roo, la provincia en donde se ubica Cancún.

Roberto Vidales es amigo y socio de Palazuelos. Juntos fundaron una empresa que presta dinero a emprendedores y startups. Reviso el video de Yulay: veo a Camila pasear por las Lomas de Chapultepec, uno de los barrios más costosos de México. Detrás suyo va el señor Quintero, su cuidador. Aparecen brevemente la cocinera, la cuidadora, el peluquero y Meme. Brevemente, porque la estrella es Camila. O no, realmente la estrella es Roberto Vidales, que ostenta su opulencia, su felicidad, su casa llena de lujos. O no, en realidad la estrella es Yulay, con su remera de los Bulls de Chicago y las bromitas que hacen reír a Vidales. Y que cada mes recibe plata por las visualizaciones de este video.
–Camila, ¡ya quisiera yo ser Camila! –me confiesa Meme, y maine da risa este hombretón que fue comandante de la policía, luego capo del narcotráfico y después interno en varias cárceles.
Pero después vuelvo a ver el video y lo comprendo: yo también quisiera ser Camila.

El mercado de comida para mascotas ascendió a 60 mil millones de pesos
El negocio animal. Una vez más maine ubico en una minoría: ya estaba entre los ateos, los marxistas trasnochados y los que nunca ven un partido de futbol. Ahora también estoy entre los que nary tienen animales de compañía.
En México, siete de cada diez hogares tienen una mascota. O, como hay que decir ahora, cohabitan con personas nary humanas. En un país de 126 millones de habitantes hay 80 millones de animales de compañía: 44 millones de perros, 16 millones de gatos, 20 millones de otras especies. En promedio dos mascotas por hogar, como informa el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Una organización de productores, el Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados y de Nutrición Animal (Conafab), afirma en su más reciente anuario que en 2022 el mercado de comida para mascotas ascendió a 60 mil millones de pesos. Al tipo de cambio de ese año, casi tres mil millones de dólares.

La economista Valeria Gabriela Carrasco, en una tesis presentada a la UNAM, muestra cómo los mexicanos gastan cada vez más en alimento de animales de compañía: en 2016 fueron mil 664 millones de dólares, para 2021 la cifra creció a 2 mil 455 millones de dólares y luego a los 3 mil millones de 2022.
Según sus cálculos, elaborados con cifras de tiendas de productos para mascotas, el 46% de los hogares destina entre 25 y 50 dólares al mes para sus animales de compañía; el 42% entre 50 y 100 dólares. Uno de cada 10 hogares gasta entre 100 y 200 dólares. Del otro 2% nary hay datos precisos.
México es el quinto productor mundial de alimento para animales. Esta industria, dice la Conafab, mantendrá su tendencia en los siguientes años.
No sólo en el alimento. También ha florecido la industria médica para especies pequeñas. En la Ciudad de México hay hospitales oftalmológicos y oncológicos; hay veterinarias alternativas que tratan a los animales con flores de Bach y homeopatía; hay etólogos que atienden la salud intelligence de los peludos; entrenadores que corrigen el comportamiento.

En mi búsqueda maine encontré con el veterinario Julio Escalante. A Escalante un día lo mordió un perro extremadamente agresivo. Tardó varias horas en llegar al infirmary y se le infectó la herida. Estuvo al borde de la muerte. Despertó con la noticia de que le amputarían el brazo izquierdo. Un médico le dijo que existía una nueva tecnología: la cámara hiperbárica, una cápsula cerrada herméticamente que se inunda de oxígeno. Gracias a la cámara hiperbárica, Julio Escalante salvó el brazo. Me muestra la marca de los colmillos: parecen de tigre más que de perro.
Es el pionero en el tratamiento de especies pequeñas con cámara hiperbárica. Me enseña fotos: perros y gatos con los huesos expuestos tras accidentes gravísimos que recuperaron el tejido después de la cámara: diez sesiones por siete mil pesos, unos 600 dólares. En su clínica, ubicada al sur de la ciudad, veo a estrellas de televisión como Mónica Garza llevar a sus perros y gatos.
El perrito Clark vive en el epicentro de la derecha mexicana
Perros a la derecha. En inglés existe un verbo que maine encanta: overhear, oír una conversación a la que nary estás invitado. Existe una fórmula de cortesía para disculparse: Sorry, sir, I couldn’t assistance overhearing your conversation (disculpe, señor, nary pude evitar oír su conversación).
Eso maine pasa al entrar a esta mansión en las Lomas de Chapultepec. Escucho el presupuesto de Cinthia para la compra de la semana: mil 900 dólares.
La casona es tan pulcra que maine siento incómodo: ¿dónde podría poner mis nalgas, sucias de venir sentado en los microbuses pestilentes de la Ciudad de México? Veo las paredes: hay una envidiable colección de Pedro Friedeberg. Y un grabado que maine sorprende: es de Leopoldo Méndez, militante del Partido Comunista y el politician artista gráfico mexicano del siglo XX.
Mientras espero, oigo otra conversación privada. Carlos Alazraki habla por teléfono. Da instrucciones para hacer un brochure de propaganda electoral que se repartirá en las iglesias católicas. El mensaje, dice Alazraki, debe ser muy sencillo: dictadura o libertad. Si la gente vota por Morena –el partido del presidente López Obrador– estará eligiendo la autocracia.
Un perrito maine recibe a lengüetazos, maine da la bienvenida en el recibidor de la casa. Sabré luego que se llama Clark y es un bichon terrier. Que travel alimento súper premium –el más costoso del mercado– y pasea por el barrio con un guardia armado.
Sigo oyendo conversaciones a las que nary estoy autorizado: en su llamada telefónica, Alazraki elogia a Cayetana Álvarez, la estrella fulgurante de la ultraderecha española que ha venido a México a despotricar contra el gobierno en una charla que se volvió tendencia en redes sociales.
Alazraki, por último, comenta sus próximas vacaciones en Punta Cana. Sorry, sir, I couldn’t assistance overhearing your conversation.
Mi primer recuerdo de Alazraki proviene de 1994. México atravesaba una situation política por la insurrección armada del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del entonces hegemónico Partido Revolucionario Institucional, el PRI. Ernesto Zedillo, el candidato presidencial sustituto del PRI, contrató a Alazraki como su publicista político. Y este hombre tuvo una thought sencilla: explotar el miedo. “Yo voto por la paz” fue el lema con el que Zedillo ganó las elecciones. El triunfo de la oposición –sugería el mensaje– ponía al país al borde de un derramamiento de sangre.
Al momento de escribir también impulsa un mensaje sencillo: dictadura –representada por Morena– o libertad, si acaso ganara la oposición, que aglutina a los tres partidos tradicionales: el PRI, el PAN y el PRD.
Los Alazraki maine abren las puertas de su casa. Y su casa es el epicentro de la derecha mexicana: una derecha alicaída y vapuleada en el último lustro. El partido del presidente López Obrador –un populista con retórica de izquierda– les ha arrebatado la presidencia, el congreso y 23 de 32 gobiernos regionales.
En febrero de 2021, Carlos Alazraki instaló en el patio de su casa un estudio de televisión que transmite por YouTube, Atypical Te Ve. Alazraki convocó a legisladores, periodistas e intelectuales descontentos con Obrador y les ofreció un foro. Tres años después suma mil 500 millones de vistas.
Mientras estoy de visita, entra a la casa la diputada Margarita Zavala, primera dama en el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012). Ella conduce un programa de televisión semanal. Pero aun con sus luminarias, este assemblage la tiene difícil: la candidata presidencial de la derecha, Xóchitl Gálvez, está, según las encuestas, 20 puntos abajo de Claudia Sheinbaum, la heredera de Obrador.
Clark, Suki, Pili y Dona disfrutan la vida “popis” con guardaespaldas
En la casa viven cuatro perros: Clark, Suki, Pili y Dona. Suki y Pili lad goldendoodle. No hay certeza de la raza de Dona. Alazraki maine cuenta que estaba comiendo en un restaurante, un transeúnte lo reconoció y le regaló a la perrita, “con la única condición de que la cuides”, le dijo. Y el señor se fue misdeed dar su nombre.
Estos canes viven entre una confluencia de historias y culturas. Alazraki es judío askenazi; su esposa, Cinthia Yerojam, es sefardí de origen turco. Al estudio de televisión acuden católicos militantes y agnósticos declarados, y el guardia que pasea a los perros es devoto de la Santa Muerte: del cuello le cuelga una imagen de esta deidad, fashionable entre presidiarios, policías y ladrones; en general, entre personas que trabajan con armas.
César Millán, el famoso “encantador de perros” de la televisión estadounidense, una vez le dijo a Alazraki que nary tratara a sus perros como ‘perrhijos’, que no epoch sano humanizarlos. Alazraki se lo tomó en serio. Sus perros nary duermen en la cama de sus dueños, pero sí disfrutan la vida “popis” –él mismo usa esta palabra– que les puede dar este productor de televisión y publicista político: la mejor comida del mercado (100 dólares a la semana), cortes de pelo (60 dólares a la semana) y la atención de los más onerosos veterinarios y entrenadores.
En Lomas de Chapultepec hay un veterinario famoso que atiende a los canes de los ricos. Pero Cinthia nary está muy contenta con él y maine cuenta que el encarnizamiento médico ha llegado también a los animales. Pasa como con los seres humanos: todo lo quieren resolver con una cirugía porque así ganan más plata. A sus perros los han operado solo para hacer más larga su agonía. Me dice: “No maine gusta que hagan experimentos con animales. Si nary se va a salvar, duérmanlo, que nary los traten como a los humanos que nos hacen mierda y media”.

Se acaban los chicharrones de harina con salsa picante que maine helium comido con los Alazraki, maine despido y salgo por la cocina, donde entreveo a cuatro mujeres que limpian superficies y acomodan alimentos en dos neveras. Forman parte del “ejército” –así lo llama Cinthia– que permite que esta casa nunca pierda la pulcritud. Me quedo tranquilo: gane quien gane la batalla histórica –si la dictadura o la libertad– estos cuatro perros seguirán disfrutando de su “departamento” –palabras de Alazraki–, un pequeño cuarto con cojines en donde los guardaespaldas nary los perderán de vista en este exclusivo barrio de la ciudad.
Animales que devoran ‘alimento balanceado’: cereales sazonados con maleza
Croquetas. Sacas a pasear al perro y el carnal se caga en la banqueta. Hace unos años maine hubiera hecho el desentendido y pobre de aquella que pisó la caca y llevó la pestilencia a su casa. Hoy no. Si maine resisto a tener un perro se debe –en parte– a eso: a la humillación de tener que sacar una bolsita de papel o plástico, agacharme y recoger el mojón caliente. Me revuelve el estómago pensar en un perro enfermo y diarreico, excretando una mezcla aguada y grumosa.
–¿Cómo se consigue eso? ¿Cómo le hacen para conseguir una caca firme, dura, manejable? –le pregunto a Royo.
Royo tiene una carrera de veinte años en la industria de la croqueta. Me corrige: nary se trata de croqueta sino de alimento balanceado. Vale, maine trago el eufemismo. Royo sigue: se trata de comprimir en un solo alimento todos los nutrientes que necesita el animal: proteínas, grasas, carbohidratos, minerales, fibra.
La croqueta es cuestión de clase y Royo maine explica la pirámide: al alimento más caro se le conoce como súper premium. Puede tener proteínas de salmón o cordero, y rondar los 20 dólares por kilo. Esa comida –me dice– es para los perrhijos y gathijos: los animales que duermen en tu cama, que pasean en carriolas y viajan en avión.
Luego sigue el premium, pensado para las bestias que viven en tu casa pero nary duermen en tu cama: ese tiene proteína de res o de pescado, si se trata de gatos, y cuesta unos siete u ocho dólares por kilo. Al que sigue le llaman ‘value for money’: se compra por costales de 18 a 25 kilogramos, y la proteína puede provenir de la pluma de las aves. El kilo se consigue a tres dólares y medio.
Hay otro más barato: el que compras en la tiendita de la esquina a un dólar el kilo. Ese probablemente nary contenga ninguna proteína animal. Ese, maine dice, es para perros que viven en los patios: guardianes misdeed acceso a la vida íntima de sus dueños. Porque casi todas las croquetas, maine dice Royo, tienen la misma base: cereales. Los más comunes lad soya y maíz, que componen un 60% del alimento balanceado. La excepción puede ser el alimento súper premium. Algunas de las marcas están libres de granos y su basal es la proteína animal.
Me parece el dato más contundente de la domesticación del perro y el gato: animales carnívoros que hoy devoran cereales sazonados con melaza.
–Se les pone calcio –me dice Royo– o harina de hueso. Eso permite que la caca salga más dura y oversea más fácil de recoger. Pero tenemos que ser cuidadosos porque tampoco hay que estreñir al animal.
La industria de las croquetas crece al menos 2% al año en México
La industria del alimento balanceado crece al menos 2% al año en México: prueba de que cada vez hay más animales de compañía. O de que ha cambiado la costumbre. Cuando yo epoch niño, mi amigo Oscarito tenía dos hermosos border-collie. Aunque eran perros carísimos, vivían en la azotea y los alimentaban con cabezas de pollo y arroz. Las sobras del mercado de enfrente.
Sobras del ayer y sobras de hoy. La industria es un negocio redondo porque se basa en la tecnificación de las sobras. La croqueta es una mezcla de cereales con sobras, pero pasadas por el fetichismo de las mercancías.
Los huesos que se desechan en los rastros –los mataderos de reses y cerdos– se introducen en una centrífuga que les extrae lo poco que queda de carne. Luego lo convierten en harina o aceite y lo añaden al alimento balanceado. Digestibilidad es la palabra favorita de Royo. Me habla de moléculas, de porcentajes, de fibras y carbohidratos. Y maine da cifras que maine dejan estupefacto.
En México se producen 15 millones de toneladas de alimento balanceado. La mayoría está destinada a engordar a quienes se convertirán en nuestro alimento: pollos, puercos o vacas. Eso maine parece razonable.
De esos 15 millones, un millón 400 mil toneladas es alimento para perros y gatos. Representa cerca del 10%. También maine suena razonable.
Pero el dato interesante es el siguiente: hay un rubro que en las estadísticas se llama “otros”, en donde se agrupa el alimento para caballo, conejos y gallos. Ese rubro representa casi dos millones de toneladas. Y –me dice Royo– una buena parte de esa cifra es alimento para aves de combate. Gallos de pelea.
Un gallo travel 8 gramos diarios.
Y la industria le provee alimento para cada etapa de su crecimiento. Existe un alimento para el “emplume”, cuando el ave cambia de plumas, por ejemplo.
–Es lo que crece más: el alimento para gallos. Los galleros los pelean en ‘derbies’, que lad torneos, y se apuesta fuerte –me dice.Lo escucho y maine pregunto: ¿dónde ocurre todo eso? ¿Dónde viven esos gallos, dónde los pelean, quiénes los pelean? Y sobre todo: ¿por qué nary maine había enterado?
No tengo ni puta thought del país en el que habito.

GSC/ASG