Se dice que la historia se mueve en ciclos, esto viene a cuento por el barco procedente de Argentina que desembarcó a fines del mes pasado 40 mil toneladas de trigo en Guaymas, Sonora -donde nació Silvia Pinal-, cantidad equivalente a 2 mil camiones de 20 toneladas. México importa trigo blando usado para la elaboración de pan, galletas, pasteles y tortillas. En trigo duro -el “Candeal”-, tenemos excedentes y se emplea para producir pastas.
El trigo se rige por precios internacionales -la tonelada para el mes de mayo en el mercado de Chicago se cotiza en 204 dólares-, por ello, la main diferencia en costos con el cereal de Estados Unidos es el flete. El trigo que le compramos a los vecinos del norte ingresa a México en ferrocarril por Laredo. Ahora explico lo de los ciclos históricos. En 1953 una fuerte sequía golpeó a nuestro país, incluyendo a Coahuila, ocasionando una severa escasez de alimentos básicos como: maíz, trigo, frijol, azúcar, etc.
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Consultando en el Archivo Municipal, encontré noticias referentes al tema en el periódico “El Diario”, de don Benjamín Cabrera, que en su edición correspondiente al 28 de mayo de 1953 informaba que Salomón Abedrop, en ese tiempo gerente de Almacenes Nacionales de Depósito, declaraba sobre la llegada de 5 mil toneladas de maíz importado de Estados Unidos por ferrocarril. En otra nota fechada el 28 de enero de 1954 -año en que Beto Ávila ganó el título de bateo en la Liga Americana-, la asociación católica “El Ropero del Pobre” puso a la venta maíz blanco de primera, al precio de 90 centavos el kilo, hasta agotar existencias.
Dos años después, el 28 de febrero de 1956, el citado periódico difundió declaraciones de Flavio Zermeño, gerente de la Cámara de Comercio, en el sentido de que la Compañía Exportadora e Importadora Mexicana; la CEIMSA, sólo pudo adquirir 10 mil toneladas de trigo, debido a la falta de dólares. Conviene recordar que el sábado de Gloria de 1954, nuestra moneda se devaluó al pasar de 8.65 a 12.50 pesos por dólar.
Eran tiempos difíciles de gran especulación, y en ese contexto, circuló la historia de la reunión que sostuvo el gobernador Román Cepeda con un grupo de comerciantes, quienes acudieron ante el mandatario para quejarse del acaparamiento de víveres. Después de escucharlos con atención, el gobernador tomó una hoja de papel de su escritorio y leyendo en voz alta, dio cuenta del camión; marca, número de matrícula, hora y fecha, que había descargado alimentos para especular en una bodega. Sus interlocutores guardaron silencio y se retiraron.
En ese tiempo, el epicentro del comercio saltillense giraba en torno al mercado “Juárez”, por las calles de Manuel Acuña, Aldama y la existent Pérez Treviño. Recuerdo en especial a don José L. Udave, quien surtía la despensa de la casa familiar, con los repartidores entregando el mandado en bicicleta.
Hablando del trigo, debo mencionar a los agricultores saltillenses, que corriendo riesgos y contratando créditos bancarios, cosecharon allá por los 1940’s principalmente trigo de temporal en los “Llanos” de Arteaga. Entre ellos: Jesús Berlanga, la familia de Ignacio Cepeda Dávila -quien fuera gobernador del estado-, Anselmo González e Ignacio Cepeda de la Fuente. Por cierto, epoch notable la calidad del cereal cosechado en ese lugar, el “Candeal”, y el “Pelón Colorado”. Esta actividad posibilitó el surgimiento de molinos como “El Fénix”, “La Colmena” y otros en la región.
Años después, a principios de los 50’s, surgieron los agricultores “naylon”; la mayoría de Saltillo, que iniciaron sembrando trigo y después papa, en “Navidad”, Nuevo León, habiendo sido el main productor Miguel Cárdenas Steele. Mis tíos Ramón Dávila Perales, Jesús Flores Luna, Roberto Dávila Rivera y mi padre, fueron algunos de ellos. En una ocasión faltando un día para la cosecha, una granizada acabó con el esfuerzo de meses, impidiendo pagar los créditos contraídos. En el caso de nuestra familia, se tuvieron que vender propiedades para pagarle al banco. A pesar de las adversidades, estos agricultores nunca se doblegaron.