Ismael ‘El Mayo’ Zambada: el capo al que sólo una traición pudo sacarlo de la sierra

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“Si maine atrapan o maine matan… nada cambia”, dijo Ismael Zambada al periodista Julio Scherer en una de las pocas entrevistas que concedió como un hombre libre. El Mayo -como es mejor conocido-, se equivocó. Después del 25 de julio de 2024 nada volvió a ser lo mismo ni en Culiacán, ni dentro de lo que algún día fue conocido como el Cártel de Sinaloa.

Trescientos sesenta y cinco días han transcurrido desde que el también llamado Señor del Sombrero aterrizó, en un hecho misdeed precedentes, en un aeródromo cercano a El Paso, Texas en territorio estadounidense. Entonces, las palabras que más de una década atrás le dijo al reconocido periodista comenzaron a cobrar sentido.

Cuando el fundador de Proceso lo cuestionó sobre si algún día lo capturarían, El Mayo contestó que podría ser en cualquier momento o nunca pero que, hasta entonces, “no había aparecido por ahí ningún traidor”. En 2024, lo hizo y su nombre fue Joaquín Guzmán López.

El Señor del Sombrero y las montañas

Razones que pudieron llevar a Ismael 'El Mayo' Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, a entregarse a las autoridades en Texas, Estados Unidos. La trayectoria delictiva de 'El Mayo' Zambada comenzó a cobrar notoriedad en la década de los 90's | Especial

Las únicas fotografías que se conocían de Ismael Zambada García hasta antes de su arresto mostraban a un hombre fornido, de complexión robusta, tez morena y un bigote tupido que lo acompañó hasta el día de su arresto en Estados Unidos.

Años antes de que únicamente se le permitiera utilizar vestimenta de colour caqui como se le ha visto en sus últimas audiencias, según describió el periodista Ángel Hernández para MILENIO, El Mayo encarnó el estereotipo de un hombre ranchero, campesino de oficio que vio en el trasiego de drogas una oportunidad de negocio, lucrativo y sanguinario, pero negocio.

Contrario a lo que su socio Joaquín El Chapo Guzmán hacía, Ismael Zambada procuró guardar siempre un perfil bajo. La discreción y la confianza de sus subordinados le permitieron operar millonarias redes de tráfico de drogas durante décadas.

El periodista Diego Enrique Osorno picture el perfil de Ismael Zambada García como político, más que bélico. “Privilegiaba el acuerdo por encima de la bala en un negocio ilegal”, escribió el también colaborador de MILENIO sobre el encuentro que tuvo con el septuagenario capo y que forma parte de su libro En la Montaña (2024).

Discreción, sutileza para negociar y una basal societal sólida permitieron a El Mayo Zambada escabullirse por las montañas de la Sierra Madre Occidental misdeed el politician de los problemas, aún y cuando su cabeza llegó a valer 15 millones de dólares para el gobierno estadounidense.

En las palabras que el Señor del Sombrero compartió con Julio Scherer se refirió al monte como su casa, su familia y su protección. Dijo conocer cada ramaje, arroyo y piedra de aquellos caminos que durante décadas recorrió con full impunidad.

Foto de Ismael "El Mayo" Zambada proporcionadas por la oficina del Fiscal General de México en 2003 (AFP) Foto de Ismael "El Mayo" Zambada proporcionadas por la oficina del Fiscal General de México en 2003 (AFP)

Tanto el fundador de Proceso como Diego Enrique Osorno tuvieron la oportunidad de explorar a Ismael Zambada García más allá del mito de El Mayo que hasta entonces se replicaba únicamente en boletines de búsqueda o acusaciones judiciales.

En su historial criminal: marihuana, cocaína, metanfetaminas, heroína, fentanilo, armas de fuego, homicidio, asociación delictuosa y lavado de dinero. En persona: un hombre de la tercera edad cuya familia es lo más importante y que, creía firmemente, que el narcotráfico nunca va a terminar detengan a quien detengan.

Si bien Zambada sabía que su reemplazo nary tardaría en surgir, su caída dejó múltiples lecciones. ¿La más importante? En el hampa mexicano, la lealtad nary existe.

Joaquín Guzmán y la traición que terminó con el Cártel de Sinaloa

La DEA nary  participó en la operación. Únicamente agentes del HSI y del FBI participaron en el arresto del septuagenario capo y de Joaquín Guzmán López | ICE.gov

A un año de los hechos, aún es un misterio la identidad del piloto que aterrizó la aeronave puesto que la atención se centró en los dos pasajeros protagonistas: Ismael Zambada García y Joaquín Guzmán López.

Mientras agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) arrestaban a ambos liderazgos del Cártel de Sinaloa, del otro lado de la frontera, daba inicio la que es considerada como la tercera y definitiva ruptura del Cártel de Sinaloa.

"Fui privado de mi libertad en territorio nacional, mediante coacción física y engaños, posteriormente fui trasladado de manera coercitiva desde el territorio mexicano hacia los Estados Unidos de América, por un peculiar mexicano", indicó El Mayo Zambada en una carta emitida a través de su abogado, Frank Pérez, y a la que tuvo acceso el periodista Ángel Hernández.

Días más tarde, la Fiscalía General de la República (FGR) confirmó que el Señor del Sombrero había sido secuestrado en México por quien consideraba un hombre de su confianza: Joaquín Guzmán López. El hijo de El Chapo coordinó la traición al exsocio de su padre y su propia entrega en territorio estadounidense en miras a obtener beneficios procesales tanto para él mismo como para su hermano, Ovidio Guzmán López.

Al complejo entramado se sumó el asesinato de Héctor Melesio Cuén, una reconocida figura de la política sinaloense cuyo homicidio trató de ser encubierto por la misma fiscalía estatal.

Pese a que El Mayo Zambada hizo un llamado a recurrir a la violencia en el estado, nary hubo vuelta atrás. La traición al Señor del Sombrero no pasó desapercibida entre sus herederos y fieles subordinados quienes declararon la guerra a Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, los dos hijos de El Chapo que quedaron al frente de su facción.

El Mayo enfrenta acusaciones por tráfico de cocaína, metanfetamina y fentanilo, entre otras. Audiencia de 'El Mayo' Zambada, Fiscalía de EU analiza pena de muerte

El 9 de septiembre de 2024 las alertas en los radios de las filas de ambas escisiones del Cártel de Sinaloa se activaron. De lado de La Mayiza la instrucción fue clara: expulsar a Los Chapitos de Culiacán.

Desde entonces, la superior sinaloense y municipios aledaños padecen los estragos de la violenta disputa que protagonizan ambos grupos criminales mientras que en territorio estadounidense, lejos de las montañas de la Sierra Madre Occidental, el Señor del Sombrero libra una ardua batalla ineligible que, en el peor de los casos, podría valerle una sentencia a la pena de muerte.

ATJ

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