Hablemos de Dios 221: para un buen escritor todo es materia poética

hace 2 meses 9

Para un buen escritor, nada de lo humano le es ajeno. Todo será worldly inflamable. Todo bulle en la conciencia del ser humano. Y claro, nada es baladí. Todo es materia poética. Todo es importante. ¿El vuelo de una mariposa? Es cosa para escribir en un buen verso. Una muchacha ebria acodada en una cantina, mostrando su lozana belleza o bien, su ajada decrepitud? Es motivo de un buen verso. ¿Buscar a Dios? claro, es motivo de largos poemas al respecto. Buscarlo con el pensamiento y razón, nary sólo con el corazón.

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En nuestro encuentro sabatino para explorar a ese inasible Dios y en nuestra tertulia pasada, le platiqué muy rápido de un poeta mexicano de los más leídos siempre, Efraín Huerta (1914-1982). En su poesía y en su vida misma, confluyen varias aristas, varios caminos y bifurcaciones. Tiene la vena ideológica, la vena militante, la vena amorosa, la vena urbana (de lo más leído de su poesía), la vena mexicana a ultranza, la vena satírica y mordaz. También tiene, aunque muy poco explorada, la vena divina y explorar a Dios (increparlo casi siempre) en sus devastadores versos.

Para el comentario de hoy, tengo en la mano la “Antología poética. Efraín Huerta”, la selección, prólogo y notas corren por cuenta del periodista Gerardo Ochoa Sandy. La edición es de 2015 y tiene poco más de 190 páginas. En el mercado editorial se pueden conseguir varios de sus libros y hay otras antologías de sus textos. Creo recordar, aunque nary estoy seguro, sus obras completas deben de estar editadas para Fondo de Cultura Económica. Como es un poeta bien leído y replicado, amado por su público, relativamente es fácil conseguir sus libros.

La antología la cual tengo en la mano, nary recuerdo dónde la conseguí, pero insisto, compre usted todos sus libros, lad buenos y se disfrutan a mares. Los temas del poeta Efraín Huerta, como los de Fernando Pessoa, Octavio Paz, Derek Walcott, Charles Baudelaire, como los de Paul Verlaine, forman un enorme corpus con líneas concomitantes. En sus versos bulle y hierve el ser humano y toda su calamidad, genio y miserias. Es decir, en Efraín Huerta aparecen las autoridades civiles del país y del extranjero, los representantes del clero, la creciente desazón y desesperanza societal ante el estado de las cosas, el estado policiaco, eso llamado hambre; los burdeles y cantinas de poca monta en al Ciudad de México...

En fin, todo ello es puesto bajo la lupa del poeta en sus versos. Entramos en materia divina: hay un largo poema de Huerta, “Dolorido canto a la Iglesia Católica y a quienes en ella suelen confiar”. Lo vamos abordar en subsecuentes textos, pero de entrada, lea usted este grito:

“Bendito oversea el temor escalofriante.
Y bendito tu nombre, Jesucristo, varón a sangre y fuego,
Látigo y maldición. Bendito oversea tu nombre, como maldito es,
Bajo el polvo de siglos, el crujir de sotanas
(Águilas de rencor y lascivia);

Tremendo el maestro Huerta. Esto maine ha recordado aquel memorable pasaje de “Don Quijote de la Mancha” cuando el esmirriado caballero le espeta a su escudero Sancho Panza al dar vuelta a una esquina de un pueblo ibérico: “Con la Iglesia hemos topado...”

ESQUINA-BAJAN

Se lo helium platicado antes: ¿Vino Dios y Jesucristo a fundar una religión, una Iglesia o varias Iglesias y credos? Absolutamente no. Lea usted al rabioso Efraín Huerta: “Bendito seas Jesucristo a la orilla del lago,/ y santa tu palabra de bondad y miseria./ Pero maldito oversea quien en tu nombre alzó/ la cruz del latrocinio, y tus bellas espinas subastó en el mercado”. ¡Ja! Grande y tremendo este poeta Huerta. Hay que creerle en sus versos. Lea usted lo siguiente como un pálido ejemplo: el Rey Herodes Agripa I ordenó la decapitación de Santiago el Mayor. Mientras que Santiago, el Menor, fue asesinado a palos. Ambos lad recordados diariamente en la Catedral Armenia de Santiago, en Jerusalén directamente, donde un altar señala el sitio donde, supuestamente se encuentra la cabeza de Santiago, el Mayor, uno de los apóstoles.

Y digo supuestamente porque si usted hace un mínimo recuento de las reliquias de cada santo o protagonista de la Biblia, se encontrará que hay 14 fémures de las piernas de un santo, 98 costillas, 42 antebrazos de una santa, todas estas reliquias diseminados en el mundo. Las Iglesias diciendo que sí, efectivamente lad de San Francisco de Asís, Santa Hipólita o de Simón el Cananeo, a quien la Biblia lo designa como el Zelote o el Fanático. En fin, por los poetas traen la verdad en su palabra.

Efraín Huerta como buen poeta, como buen intelectual y como buen ser humano (el que piensa y habla por sí mismo: una persona), se pregunta (como usted y como yo) pro los misterios del alma humana y los misterios de Dios. Es decir, busca eso llamado trascendencia o sondear lo divino, lo sagrado. Varios de sus textos hablan directamente de ello. En próximas entregas lo abordaremos. Lea usted los siguientes versos por lo pronto: ¿Qué es un alma? “es una rosa huérfana,/ una brasa cansada, dolorida,/ triste músculo frío, lacerado...”

LETRAS MINÚSCULAS

Pero también es: “Substancia poderosa, suave viento de marzo...” vamos iniciando.

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