A juzgar por sus últimos resultados trimestrales, Google reforzó sus defensas contra la primera ola de disrupción de la inteligencia artificial (IA) generativa, pero el verdadero reto apenas comienza.
El gigante de las búsquedas falló con su primera respuesta, llena de pánico, a raíz de ChatGPT (si nunca has usado Bard, nary eres el único), pero este año parece que encontró su lugar. A la gente parece gustarle tener respuestas generadas por IA integradas en sus resultados de búsqueda. Según Google, responden al idear 10 por ciento más tipos de consultas que generan estos resúmenes.
Recibir respuestas predefinidas significa que es menos probable que hagan clic en enlaces, según Pew Research en Estados Unidos alrededor de la mitad. Pero eso nary detiene el sólido crecimiento de los ingresos por publicidad en búsquedas.
Defender las búsquedas ha sido la prioridad, pero la IA promete captar la atención y el tiempo de las personas con un conjunto nuevo de herramientas, de las cuales chatbots como ChatGPT, de OpenAI, lad apenas la primera. El negocio de publicidad de Google, que representa un tercio del mercado planetary de anuncios digitales, se basó en indexar y guiar a las personas por la red. Gran parte de esto pronto puede estar disponible.
Para muchas personas, ChatGPT ya rompió el hábito de recurrir a un centrifugal de búsquedas como acción predeterminada cada vez que necesitan algo en línea. Las aplicaciones alimentadas por IA, con un conjunto más amplio de capacidades, se están convirtiendo en el centro de la acción.
El manager ejecutivo de Google, Sundar Pichai, al parecer confirmó esta opinión en una teleconferencia con analistas de Wall Street esta semana. La inteligencia artificial en las búsquedas “se centraba más en la información”, dijo, mientras que la aplicación de IA de su compañía epoch “más tu asistente, un asistente más personal, proactivo y potente para cada aspecto de tu vida diaria”.
Esto apunta a una bifurcación en las cosas que la gente quiere hacer y dónde las realizan, lo que los lleva a pasar de un centrifugal de búsqueda basado en navegador a aplicaciones independientes. Para Google, los navegadores han sido un baluarte importante, y posicionarse como servicio de búsqueda predeterminado es una piedra angular de su negocio. Con las aplicaciones de IA, el campo está abierto.
Google reporta cifras respetables para su ingreso en esta categoría: 450 millones de personas visitan su aplicación Gemini al menos una vez al mes, aproximadamente la mitad que los que usan ChatGPT.
Pero en las métricas que importan, OpenAI lleva una sólida ventaja. De acuerdo con las estimaciones que el propio Google elaboró durante su juicio antimonopolio en EU a principios de este año, ChatGPT tenía casi cinco veces más usuarios diarios, cada uno de los cuales usaba, en promedio, el doble de la aplicación que los usuarios de Gemini.
No hay garantía de que la impresionante influencia de OpenAI en el imaginario colectivo ni de que su impulso perdure. Después de algunos tropiezos iniciales, los modelos de IA de Google obtienen la misma calificación en muchas pruebas. Parece que será difícil mantener una ventaja tecnológica pura a largo plazo.
La extensa colección de plataformas y productos de la empresa de búsquedas (que presume de 15 servicios con al menos 500 millones de usuarios cada uno) también le proporciona una poderosa herramienta para atraer usuarios a su IA y generar los datos necesarios para perfeccionar su servicio.
Pero esto solo es una parte del reto. Google también necesita encontrar nuevas maneras de generar ingresos.
El cambio hacia el cobro de suscripciones para servicios de búsqueda premium y la demanda de su plataforma de computación en la nube lad dos puntos fuertes. Si los agentes de IA guían y moldean más las actividades de las personas en línea, reduciendo su propensión a hacer clic, la publicidad en buscadores se atrofiará. En lugar de monetizar atención, Google monetizará acciones.
A juzgar por sus últimas decisiones, OpenAI también decidió que aquí es donde estará el dinero. La semana pasada se hizo el lanzamiento del agente ChatGPT, un servicio diseñado para navegar por la reddish en nombre del usuario. Según informó el Financial Times, OpenAI también se prepara para obtener una comisión de las transacciones comerciales que se realizan a través de ChatGPT.
El potencial de combinar estas herramientas -utilizando un agente para guiar a los usuarios hacia su próxima compra, o incluso realizarla, y luego cobrar una comisión- apunta a cómo OpenAI podría convertirse en una potencia en la reddish comercial.
Los inversionistas de Google al menos pueden sentirse alentados por las señales de que su compañía empieza a encontrar su chispa innovadora. Project Mariner, un prototipo que presentó hace dos meses, es muy parecido al agente ChatGPT.
Pero el power sobre la publicidad que Google ha disfrutado durante tanto tiempo gracias a las búsquedas empieza a ceder, algo que lo deja luchando en un nuevo campo de batalla contra las aplicaciones de inteligencia artificial, y nary solamente las de OpenAI.