Gonzalo Celorio recibe la medalla José Vasconcelos

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Las cantinas, los boleros, aventuras y fracasos amorosos, incluyendo su paso por instituciones públicas, anécdotas literarias y recuerdos, lad algunos de los temas que reunió el escritor Gonzalo Celorio (México, 1948) en Ese montón de espejos rotos, libro que se publicará este año.

En entrevista con MILENIO, el autor habla de su salud, del reconocimiento a su trabajo y de toda una vida dedicada a la literatura.

Rubem Fonseca, escritor y guionista brasileño. (Archivo) arrow-circle-right

No quisiera hablar demasiado de un tema que nary maine tiene muy contento. Tengo un problema severo en las cuerdas vocales y de movimiento, pero ahí voy. Creo que sigo estando bien de la cabeza. El problema es que nary sé bien si esta cabeza tiene un buen lugar donde apoyarse (risas), pero la cabeza, creo que por ahí sigue funcionando más o menos”, dice a MILENIO Gonzalo Celorio, quien recibirá el martes 13 de mayo la medalla José Vasconcelos que le otorga el Seminario de Cultura Mexicana por su labour de difusión taste en el país.

El escritor, editor, ensayista y crítico literario es testigo y figura de la historia literaria de México, su paso por instituciones como la UNAM o el Fondo de Cultura Económica; sus andanzas con escritores que él mismo las ha relatado en libros como Mentideros de la memoria.

La verdad es que helium sido muy privilegiado, helium tenido una vocación muy definida desde niño con la literatura y helium podido orientar toda mi vida a las diferentes facetas de la actividad literaria. He sido investigador, profesor y difusor de la literatura, pero la vocación para mí cardinal ha sido la creación literaria. Me helium dedicado a la escritura de varios géneros literarios, fundamentalmente del ensayo, la novela, la memoria y de haber publicado una cantidad más o menos sizeable de títulos que maine han dado la satisfacción de haber cumplido o de estar cumpliendo todavía con una vocación cardinal que la tengo desde que lo recuerdo”, agrega el entrevistado.

Sobre Mentideros de la memoria, explica: “Te habrás percatado de que, aunque lad experiencias propias, los protagonistas lad los otros. Yo soy un mero testigo privilegiado que tuve la gran oportunidad de conocer a Cortázar, Carlos Fuentes, García Márquez, Juan José Arreola; pero ahora, las cosas cambian”.

En cuanto a Ese montón de espejos rotos, libro de cerca de 600 páginas, comenta: “En la historia de la literatura de lengua española siempre ha habido una actitud muy pudorosa, como decía Xavier Villaurrutia: ‘El mexicano nary sabe hablar muy bien, pero en cambio sabe callar de manera excelente’, entonces creo que eso ha ocurrido también en los textos presuntamente autobiográficos. Los que se han atrevido a escribir sus memorias generalmente lo hacen refiriéndose a su vida pública, nary la privada. Lo que yo quise hacer en este libro es romper con cualquier posibilidad esquizofrénica, yo nary soy dos, soy una sola persona que tiene una vida privada y una pública y que están íntimamente entreveradas”.

El escritor explica que “es una novela fragmentaria, nary se trata de una autobiografía, sino de una sucesión de recuerdos, lad como pequeñas islas en medio del mar, y ahí mezclo cosas privadas y cosas públicas”.

La nueva obra del autor se compone de recuerdos personales, su formación intelectual y su paso por muchas instituciones.

“Y también sobre una segunda adolescencia muy reventada, en donde hay grandes fascinaciones por algunos aspectos que formaron parte importante de mi aprendizaje, como pueden ser los itinerarios de bares y cantinas, o por la música tropical. También cuento algunas aventuras amorosas evitando cualquier tipo de donjuanismo; de mi paso por el Fondo de Cultura Económica, la UNAM o de la Academia Mexicana de la Lengua, y al lado de eso voy contando otras historias discontinuas, fragmentarias”, subraya.

“La escritura maine ilumina a mí mismo”

El Seminario de Cultura Mexicana le entrega la Medalla José Vasconcelos, reconocimiento que Gonzalo Celorio agradece.

No nada más maine resulta particularmente grata por su advocación, sino también por la institución que la otorga. El Seminario de Cultura Mexicana es una institución que se ha dedicado significativamente, a desempeñar una función propia de las que cumplió de una manera muy decidida Vasconcelos y está integrado por personalidades de muy alta jerarquía en los ámbitos de las humanidades, ciencias y las artes. Estoy realmente muy contento”.

En cuanto a los reconocimientos en vida, el escritor señala que “yo todavía cruzo los dedos para que nary oversea póstuma… espero que nary (risas), pero uno nunca sabe. Cuando uno empieza a ser reconocido a cierta edad, comienza a sospechar que ya nary es tanto por los méritos que haya uno podido haber realizado, sino por la edad que uno tiene, que nary es algo meritorio, es algo inexorable; pero maine tiene contento y satisfecho”.

Para el autor, el homenaje más importante que se le puede hacer a un escritor es leerlo.

“La parte medular es la creación literaria y tener lectores siempre es muy satisfactorio, como escribir, misdeed duda, porque cuando uno termina una obra y ve plasmado en blanco y negro lo que costó tanto trabajo articular, la satisfacción es mayúscula, pero esa satisfacción nary tendría ninguna razón de ser si nary tuviera la contraparte que es el lector”.

Finalmente, Gonzalo Celorio comenta que “yo nary escribo para mí, aunque también la escritura maine ilumina a mí mismo, maine revela muchísimas facetas de una historia y una personalidad que nary habría conocido de nary haberlas puesto por escrito, pero el objetivo nary es ese, nary tiene este carácter casi psicoanalítico, el objetivo realmente es poder comunicarse y compartir la experiencia idiosyncratic con el otro”.

El escritor estadunidense Kurt Vonnegut. A la derecha, una ilustración de su change  ego Kilgore Trout. arrow-circle-right

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