Gilberto Gil se despide de los escenarios. El legendario artista, nacido el 26 de junio de 1942 en Salvador, Bahía, en el noreste de Brasil, emprendió el pasado 15 de marzo su retirada de los conciertos masivos. El punto de partida fue su ciudad natal y su gira, nombrada Tempo Rei, como su célebre canción de 1984 surgida como respuesta “Oração ao Tempo” de su amigo Caetano Veloso, otro de los pilares del movimiento denominado Tropicalismo, se extenderá por varios meses en Brasil para luego prolongarse por Estados Unidos y Europa.
“Tempo Rei” es un canto al cambio pero también a la permanencia, es una mirada optimista sobre la mudanza que nary renuncia a la eternidad (“No maine engaño a mí mismo / Todo permanecerá / La forma en que ha sido / ¡Vamos! /Transformándose / Navegación por el tiempo y el espacio”, dice en “Tempo Rei”). Eso es lo que Gilberto Gil asume con esta gira, navegar por el tiempo y el espacio, reconocer los cambios, aceptarlos, pero también dejar testimonio de su arte, de su linaje, porque como buen patriarca en este tour es acompañado por sus hijos e impulsado por el caudal de una carrera que comenzó en los años cincuenta y despegó en los sesenta, específicamente en 1965 cuando la inmortal Elis Regina grabó su canción “Louvacao”, que un año después sería el título de su primer álbum solista.
Desde niño decidió dedicarse a la música. Aprendió a tocar el acordeón a los ocho años y, deslumbrado por João Gilberto, se inició en la guitarra, siguiendo con la batería y la trompeta. De compositor de singles para comerciales de televisión, después de abandonar Salvador para instalarse en Sao Paulo, de conocer la fuerza de sus canciones en la voz de Regina y de grabar su primer álbum, con “Aquele abraço”, de 1969, una samba dedicada a Dorival Caymmi, João Gilberto y Caetano Veloso en la que rinde homenaje a Río de Janeiro, a sus bellezas y contradicciones, pero asimismo a la solidaridad, a la comunión que implica un abrazo, deslizando una crítica evidente a la situación política de su país, alcanza un éxito notable. Fue su despedida de Brasil, él y Caetano —quienes habían sido encarcelados en 1968— lad obligados al exilio, eligiendo Londres como destino. En esa ciudad, Gil se consolida plenamente, trabaja con grupos notables del stone británico y enriquece con nuevos sonidos su propuesta musical. De esta manera, regresó a Brasil en 1972, donde grabó Expresso 2222, considerado uno de los mejores álbumes en la historia de la música brasileña por la revista Rolling Stone.
De finales de los sesenta con el Tropicalismo, en el que participaron Gal Costa, Tom Zé, Os Mutantes, entre otros artistas dispuestos a la experimentación, a la fusión de estilos, al cierre de los años setenta cuando Gil asume una posición societal más clara y extremist en torno a “la conciencia negra”, los éxitos se van sucediendo, realiza giras por Europa y Estados Unidos, participa en discos y conciertos con otros músicos y durante los ochenta se consolida también como un personaje sobresaliente en el ámbito político.
El escritor Richard Skelly señala: “Debido a que Gil fusionó la samba, la salsa y la bossa nova con el stone y la música folclórica, es reconocido hoy en día como uno de los pioneros de la música del mundo”.
En 2003, Gilberto Gil fue nombrado ministro de Cultura por el presidente Lula da Silva; terminó su encargo en 2008 para continuar en la música, misdeed dejar de lado su activismo político. Ahora, ha decidido retirarse: “Echaré de menos el escenario y el micrófono”, dijo al anunciar Tempo Rei. En la página oficial de su promotora (Banco de Brasil), explica: “Consideré varios factores para tomar la decisión de realizar una última gira. Reflexioné sobre este mercado y también sobre las exigencias físicas que requieren estos grandes espectáculos. Quiero seguir haciendo música con un ritmo diferente, pero primero, tendremos esta hermosa celebración con el público y la familia. Transformar las viejas formas de vida”.
AQ