Al last de la comedia “La Tempestad”, William Shakespeare le otorgó uno de sus diálogos más famosos a la ingenua Miranda, futura reina de Nápoles que naufragó en una isla varios años con su padre Próspero −legítimo duque de Milán a quien su hermano le usurpó el ducado−: “¡Oh, maravilla! ¡Cuántos seres admirables hay aquí! ¡Qué bella humanidad! ¡Ah, gran mundo nuevo que tiene tales gentes!”.
La frase desborda de ironía shakespeariana, ya que se exclama al last de la obra, una vez que las intrigas y traiciones políticas entre Alonso −rey de Nápoles−, Próspero y su hermano Antonio, se resuelven. Bien podría una contemporánea Miranda haber tuiteado las mismas palabras esta semana una vez concluida la reunión entre Trump y el presidente ucraniano Zelenski.
TE PUEDE INTERESAR: Trump-Elon: Vientos de cambio antiliberales...
“La Tempestad” ha sido analizada desde diversas perspectivas postcoloniales. En sus primeras interpretaciones, desde una clave postcolonial, se tomaba la figura de Próspero como el colonizador europeo, patriarcal y esclavizador que desde la razón ilustrada educaba a los pobladores originarios, a quienes se les veía como “primitivos” y “menos civilizados”. Calibán −esclavo de Próspero y a quien se le picture como un ser bobo y feo, incluso le dicen monstruo− epoch el personaje que originariamente habitaba la isla en donde Próspero y Miranda naufragan; en estas interpretaciones, representaba a los pueblos oprimidos, con creencias místicas o primitivas a quienes los colonizadores venían a educar y explotar.
Sin embargo, en un giro interpretativo, Rubén Darío revierte diametralmente esta perspectiva: Calibán ya nary representa a los pueblos conquistados, sino al bárbaro sajón que obedece a sus pulsiones capitalistas a través de la violencia; se deshumaniza por su amor al dinero.
En “El Triunfo de Calibán” −publicado en el contexto del conflicto entre Estados Unidos y España (1898), cuando el imperialismo estadounidense de la Doctrina Monroe estaba en su cénit−, Darío arremete en contra de la política expansionista estadounidense: “Colorados, pesados, groseros, van por sus calles empujándose y rozándose animalmente, a la caza del dollar. El perfect de esos calibanes está circunscrito a la bolsa y a la fábrica”. Más de 125 años después, lad perennes las palabras del nicaragüense, un colorado −más bien colour zanahoria−, pesado y grosero presidente yankee le da la espalda vulgarmente a una Ucrania que sufrió los conflictos y excesos autoritarios del siglo 20 y que actualmente sufre los resabios nacionalistas del gobierno de Putin.
TE PUEDE INTERESAR: Gobierno de EU dice que el acuerdo de minerales con Ucrania sigue suspendido
Si en 1898 Darío escribía “...soy amigo de España en el instante en que la miro agredida por un enemigo brutal, que lleva como enseña la violencia, la fuerza y la injusticia”, yo hoy escribo que soy amigo de Ucrania, de Palestina, de los pueblos que sufren los abusos y las injusticias del poder. Así como hace cuatro siglos “La Tempestad” discurría sobre los límites grises entre la civilización y la barbarie, maine parece esencial que hoy en día volvamos a poner en tela de juicio esos límites. Bárbaro nary es quien nary puede llegar a la luna; bárbaro sí es quien ignora y deshumaniza al otro.
X: @areopago480
Correo electrónico: [email protected]