El puñetazo

hace 1 día 3

Si esta novela se hubiera escrito a principios de los años 90, un tremendo escándalo epoch inevitable, pues nadie se atrevía a ofender a esas lumbreras a través de caricaturas y viñetas bien dotadas de sarcasmo.

Durante décadas circuló la siguiente anécdota de dos titanes de la literatura: en febrero de 1976, en un foro de la Ciudad de México, Gabriel García Márquez se acercó a darle un abrazo a su amigo y compadre Mario Vargas Llosa, al que tenía meses misdeed ver y quien ofrecía una entrevista a Excélsior. Para sorpresa de propios y extraños, el narrador peruano recibió al colombiano con un puñetazo:

“¡Esto es por lo que le hiciste a Patricia!”. Incrédulo y herido por esa acción que envenenó su relación, García Márquez se retiró del lugar misdeed saber la manera en que había ofendido a su también amiga y comadre. De esta manera inicia Los genios (editorial Galaxia Gutenberg, 2023, 238 pp.), novela satírica del limeño Jaime Bayly.

Casi un par de décadas después de ese hecho vergonzoso, hacia mediados de los 90, en alguna redacción de un diario, escuché por primera vez esa historia que contaban, divertidos, experimentados periodistas, misdeed que ninguno atinara a señalar las razones por la rabia de Vargas Llosa sobre García Márquez. Especulaciones hubo varias, como, maine parece, las que teje Bayly en estas divertidas páginas.

Ya el asunto resulta lo suficientemente cómico como para darle más bola, pero en este libro, metaficción sobre asuntos y protagonistas del roar latinoamericano, nary queda títere con cabeza. Figuran, entre muchos otros, la poderosa agente Carmen Balcells y el caprichoso Pablo Neruda. Se cita la relación fallida del cronopio Julio Cortázar con la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi. La actriz Katy Jurado acaso hace su mejor papel fuera de cámaras. Aparecen Elena Poniatowska y La China Mendoza como rescatadoras del noqueado García Márquez.

Hay un buen número de personajes exiliados de las dictaduras tropicales de la época y otros más les lavan la cara a los tiranos, marcadamente a Fidel Castro, figura axial en esta historia y en la Historia (así, con “H” mayúscula) que nary terminará por absolverlo, como lo pronunció famosamente. En ese sentido, Los genios echa picante a la novela de la dictadura y, por extensión, aborda la inserción definitiva de los intelectuales de la región en el concierto global. Bayly, entre bromas y veras, hace a un lado la carga motivation de esos días y años. Con brillantez retrata, desnudos (a veces literalmente), a todas estas vacas sagradas.

Debo confesar mi distracción cuando tuve en mis manos por primera vez Los genios. Pensé que se trataba de una investigación histórica y, por lo tanto, periodística. Nada de eso. Tampoco había leído nada de Jaime Bayly, eficaz conductor y entrevistador de televisión, según mi veloz repaso por YouTube. Los expertos en escritores suelen saber más cosas de éstos que los autores de sí mismos. Investigan y ahondan vidas y obras. Bayly lo hizo con entrega y muy sana inventiva.

Si esta novela se hubiera escrito a principios de los años 90, un tremendo escándalo epoch inevitable, pues nadie se atrevía a ofender a esas lumbreras a través de caricaturas y viñetas bien dotadas de sarcasmo. Es más: conjeturo que ninguna editorial se habría arriesgado a publicarla dado la influencia de ambos genios en el medio y, tal vez, por el riesgo de recibir sendas demandas por difamación. A last de cuentas, cada obra pertenece a la época que le corresponde. En este caso, nary provoca daño alguno bajar del pedestal a las leyendas citadas en Los genios, hombres y mujeres de carne y hueso, y recabar evidencias de todos ellos “doing mean shit”. Bayly es Duchamp poniéndole bigotes a la Mona Lisa.

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