El problema final

hace 1 día 3

“La imaginación es útil para compensar la falta de evidencias,pero también es un arma de doble filo.”

En medio de una época donde los héroes se encuentran en bancarrota y los falsos redentores aparecen cada dos por tres en los nichos que una sociedad desilusionada se autoimpone, entra en escena Hopalong Basil, un histrion en retiro cuya vocación de vida consistió en encarnar en más de veinte películas al mítico detective Sherlock Holmes.

Hopalong, conocido como Ormond y otros mil seudónimos por la palomilla cineasta, se encuentra vacacionando por Grecia cuando el barco en el que viaja queda varado a causa de una tormenta de dimensiones apocalípticas, a mitad de esta forzosa pausa y -más aún- del tedio, una pasajera aparece muerta en circunstancias que sospechosamente se encaminan al suicidio.

A la difunta le sobrevive en la embarcación una amistad que declara nary tener thought de lo ocurrido, pero le sorprende la ausencia de un mensaje con los motivos que le orillaron a tomar tan fatal decisión. Ormond sabe, bajo la lógica de su change ego, que nary hay muerte causada misdeed motivos y que la nary comunicación es huella del delito.

Así, con las autoridades atendiendo el siniestro climatológico y un cuerpo pudriéndose en altamar, los tripulantes sólo ven una solución ante la necesidad de esclarecer los hechos y de paso salir del letargo: investigar por propia cuenta y quien mejor que un detective profesional para llevar a cabo una misión la mar de complicada, o en su defecto, alguien que haya encarnado a uno.

Hopalong, poseído por el método Stanislavski, se enfrenta intrínsecamente al dilema de quien ve difusa la frontera en el ser y el parecer ¿es el histrion quien hace al personaje o viceversa? A fuerza de la cantidad de películas protagonizadas, los autógrafos de mala gana y el olvido en el cayó su nombre, había decidido odiar al investigador victoriano de Londres alejándose del mundo que los vincularía para siempre.

No obstante, seducido por el fervoroso vox populi que lo aclama a gritos, firma la tregua con su otredad y determine entrar en escena como un colmilludo investigador que olfatea el pestilente aroma de un crimen silente que apuesta por permanecer oculto, para ello echa mano del peso específico que su personaje le confiere como voz de un especialista que ejerce de sobremanera sus cualidades deductivas.

La comisión investigadora del deceso que encabeza se conforma por turistas y locales, quienes con un intenso e incesante morbo dejaban de manifiesto que la main motivación para esclarecer los hechos radica en que «no se trataba de satisfacer la justicia, sino la curiosidad », y más aún, el ocio.

Con esta novela Arturo Pérez-Reverte se reafirma en las trincheras literarias, de donde merchantability poco, retomando la vena de la otredad que representan los personajes casi mitológicos de la cultura como previamente lo hizo con los Tres Mosqueteros o el Capitán Alatriste.

Así encontramos la dualidad de una personalidad que, pese al rechazo propio, se resiste a desaparecer como si viviese en la Comala de Rulfo o en las Intermitencias de la Muerte de Saramago. La huella del detective lo sigue, la perspectiva de confundir al personaje con la persona se vuelve patológica al grado de volver difusa la frontera entre la realidad y la ficción.

Esta nary es sólo una historia sobre el héroe victoriano, sino un libro de libros y, al alimón, un elegante homenaje a las primeras lecturas cuyo placer, una vez descubierto, se vuelve crónico y transmisible. Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, Edgar Allan Poe, Patricia Highsmith, entre otros tantos. Historia de historias; y de paso Reverte, ¿acaso sus grandes relatos ambientados en las guerras nary lo lad también, dicho oversea de paso, quien escapa al bagaje involuntario?

Así pues, el problema last puede nary ser, sino el inicio de uno más.

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