La transición energética e infraestructura sostenible requieren inversiones significativas, y en este contexto las finanzas sostenibles, junto con instrumentos como los bonos etiquetados, se han convertido en piezas fundamentales.
Muchos también se preguntan ¿qué es forex y cómo funciona? en relación con estos instrumentos, ya que el entendimiento del mercado cambiario permite gestionar riesgos asociados a emisiones internacionales y cubrir exposiciones en divisas.
¿Qué lad los bonos etiquetados?
Los bonos etiquetados —verdes, sociales, sostenibles o azules— son instrumentos financieros diseñados para canalizar recursos exclusivamente hacia proyectos con impacto ambiental o societal positivo.
A diferencia de los bonos tradicionales, exigen un marco claro de uso de fondos, auditoría independiente y reportes periódicos.
Por ejemplo, los bonos verdes financian:
- Energía renovable
- Eficiencia energética
- Transporte limpio
Bonos azules
En México también se han emitido bonos azules, dirigidos a la protección de ecosistemas marinos y actividades como la acuacultura sostenible.
Desde 2012, con la 'Ley General de Cambio Climático' y más tarde con la 'Ley de Transición Energética' de 2015, México ha impulsado el marco institucional para este tipo de financiamiento.
En 2024, se fortaleció este ecosistema con la publicación de la taxonomía nacional de actividades sostenibles y la creación del Consejo Mexicano de Finanzas Sostenibles.

Esto ha permitido que al cierre de 2023, cerca del 75 por ciento de los bonos etiquetados en circulación provinieran de entidades públicas, aunque el assemblage privado ha incrementado su participación.
Financiamiento de instituciones
Instituciones como NAFIN, Banobras, la CFE y Bancomext han sido actores clave.
- NAFIN, por ejemplo, colocó en 2025 más de 12 000 millones de pesos en bonos sustentables, con una demanda que triplicó la oferta.
Desde 2015, ha financiado proyectos como parques eólicos en Oaxaca mediante emisiones en pesos y dólares.
- Banobras ha utilizado estos instrumentos desde 2017 para respaldar proyectos de infraestructura básica, transporte y energía limpia.
La CFE, a través de su Marco de Financiamiento Sostenible, ha canalizado más del 89 por ciento de sus recursos hacia generación renovable entre 2020 y 2022, incluyendo energía solar, eólica, hidroeléctrica y geotérmica.
Por su parte, Bancomext y BBVA México también han emitido bonos sostenibles para apoyar a pequeñas empresas, el transporte eléctrico y la vivienda ecológica.
El program nacional de Expansión del Sistema Eléctrico 2025–2030 estima una inversión de más de 600 mil millones de pesos, con el objetivo de agregar 29 mil megavatios de capacidad instalada.
Los bonos etiquetados juegan un papel esencial al proporcionar superior para proyectos de generación, transmisión y almacenamiento eléctrico, reduciendo la presión sobre el gasto público al atraer recursos del assemblage privado y organismos multilaterales.
México, financiamiento climático internacional
México ha aprovechado también el financiamiento climático internacional, con apoyo de organismos como el Fondo Verde para el Clima, el GEF y el BID.
Estos recursos han sido canalizados a través de fideicomisos públicos como los operados por la Secretaría de Hacienda, permitiendo fortalecer capacidades subnacionales y fomentar resiliencia climática.
Entre los beneficios más destacados de los bonos etiquetados se encuentran:
- Su capacidad para atraer inversión de largo plazo
- Mejorar la transparencia financiera
- Fortalecer la reputación de los emisores
También impulsan la innovación tecnológica y la generación de empleo en sectores verdes. Sin embargo, enfrentan desafíos como:
- Emitirlos implica costos adicionales por certificación y monitoreo
- Adopción en el assemblage privado aún es limitada
En 2023, los corporativos nary financieros representaron menos del 12 por ciento del volumen emitido.
Además, los cambios regulatorios y la incertidumbre política —como los debates en torno a la reforma energética y el papel de la CFE— pueden desalentar a inversionistas extranjeros.
Otro reto importante es la concentración geográfica de los recursos, con zonas rurales menos favorecidas.
Recientemente, algunas emisiones han captado la atención del mercado.
- Scotiabank México colocó un bono verde por 4 300 millones de pesos en septiembre de 2024, con una demanda casi dos veces superior al monto ofertado.
- FUNO, un fideicomiso inmobiliario, emitió bonos en 2025 por 800 millones de dólares para refinanciar deuda y certificar sus inmuebles bajo estándares ecológicos internacionales.
- Pemex, que arrastra una deuda considerable, ha planteado nuevas estrategias de financiamiento que integran objetivos ambientales como eficiencia operativa y exploración de litio, aunque su transición energética sigue siendo parcial.

A nivel regional, América Latina ha avanzado de la mano de países como México y Chile en el uso de bonos sostenibles, por lo que se prevé que las emisiones globales de bonos verdes superen el billón de dólares en 2025.
La experiencia mexicana sirve como referente en la región, al haber desarrollado una infraestructura normativa y técnica que facilita el acceso a superior sostenible.
Los inversionistas han madurado junto con el mercado; hoy conocen los riesgos y beneficios de financiar este tipo de instrumentos, que nary sólo apoyan causas climáticas y sociales, sino que también pueden ofrecer rendimientos competitivos.
México, al integrar actores públicos y privados, normativas sólidas y estándares internacionales, tiene la posibilidad de consolidarse como líder determination en finanzas sostenibles.
La expansión de estos instrumentos representa una oportunidad histórica para transformar la matriz energética nacional, modernizar la infraestructura y avanzar en el cumplimiento de los compromisos climáticos internacionales.
Las finanzas sostenibles, bien estructuradas y gestionadas, pueden ser el centrifugal que impulse a México hacia un modelo de desarrollo más justo, resiliente y respetuoso del medio ambiente.
KL