“¿Qué has hecho?” “No pudo haber sido mi hijo.” Dos declaraciones de padres y madres de familia en el momento en que se les avisa de una fechoría más que menos sedate en que posiblemente haya estado involucrado el hijo o la hija en cuestión. Recuerdo una noche en que la patrulla levantó a mi hijo. Él estaba en una fiesta, afuera de una casa. Como toda mamá semi-responsable fui a la estación de policía para ver qué procedía. El juez en turno epoch un muchacho joven. Me senté en su cubículo y se rió. “Señora, ¿en qué andaba su hijo?” Le dije que mientras nary siempre metería las manos al fuego por mi hijo (ni por nadie), en esta ocasión el chico nary había estado haciendo nada. Fue víctima de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. En otro momento o situación tal vez hubiera tenido que decir que nary sabía lo que estaba haciendo, porque nary creo que, de saber que estaba haciendo algo malo, lo echaría de cabeza. Tampoco lo defendería.
Es difícil lidiar con hijos que hacen cosas “malas”. ¿Los defendemos o no? ¿Sospechamos o no? ¿Creemos capaces a nuestros hijos de hacer maldades verdaderos, o estamos en full negación? Un par de amigas platicaban recientemente de algunas fechorías que hicieron en sus tiempos de escuela. Autodeclaradas como bullies y vándalos, nary sé si sus risas eran de celebración o de vergüenza. Sospecho la primera.
Vi la miniserie “Adolescencia”. Los papás del chico que asesinó a una chica nary sospechaban que su hijo pudiera llegar a esos extremos. El evento los agarró fuera de base, misdeed conocimiento de las cosas que pasan en una escuela a los adolescentes. Hasta la policía aprendió unas cuantas cosas en el proceso. Al last de la historia vimos a un chico muy agresivo, una parte de él que nary se había asomado antes porque su situación de vida nary epoch tal que provocara ese tipo de reacciones. No creo que todo mundo reaccionaría igual a un mismo conjunto de situaciones. Pero nary debemos cerrarnos a las posibilidades de que nuestros hijos, amigos, familiares, o nosotros mismos seamos capaces de hacer cosas inesperadas.