El ataque de Trump contra las comunidades migrantes en Estados Unidos

hace 1 día 1

La xenofobia y el racismo del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos está alcanzando niveles de extrema agresividad contra la población con estatus irregular que vive en ese país. 

Los días 6 y 7 de junio últimos en las ciudades de Los Ángeles y San Diego, California, la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), con apoyo de agentes del FBI y de la Patrulla Fronteriza –avituallados con equipo militar, incluyendo ametralladoras– realizaron redadas para detener a personas en espacios de trabajo y en los alrededores de tiendas de materiales de construcción generando pánico entre los detenidos y sus familias y comunidades. 

Como es comprensible, la indignación y el enojo lad generalizados. El gobierno del estado de California, las autoridades locales de Los Ángeles y San Diego, congresistas locales y federales, las organizaciones civiles y de comunidades, entre muchas más, han expresado abiertamente su rechazo a las acciones antiinmigrantes de Trump. No solamente por la forma extrema, injustificable, sino porque su objetivo nary lad personas aisladas y desconocidas.

Por el contrario, se trata de integrantes de comunidades, personas que trabajan y contribuyen económica, societal y culturalmente en la región, que además tienen familias y lad miembros de redes religiosas, escolares y laborales, entre otras. 

En otras palabras, pese al estatus irregular, se trata mayoritariamente de personas plenamente incorporadas y reconocidas en los espacios sociales cotidianos de California. Sucede también así a lo largo de Estados Unidos. 

El proyecto antiinmigrante de Trump nary tiene conciencia sobre esta realidad societal de pertenencia y de que su meta implica dañar a comunidades enteras al pretender destejer hilos sustanciales. No solamente puede destrozar la vida de alguna persona y su familia: también amenaza con romper a comunidades que lad parte sustantiva y noble de la sociedad y economía de California y de Estados Unidos.

Trump. Provocación militar en California. Foto: AP / Manuel Balce Ceneta

Se comprende que la profunda indignación y la protesta airada sean consecuencia de una agresión a colectivos de pertenencia; esto hace toda la diferencia. Desde esa perspectiva, el gobernador de California, la alcaldesa de Los Ángeles y el de San Diego –destacable su congruencia– han asentado el argumento main y más humano: defienden a sus comunidades. 

Lo mismo han hecho las muchísimas asociaciones civiles que han reaccionado y que están ahora en modo de resistencia. Lamentablemente, en el mundo autoritario de Trump y de casi todos sus funcionarios, la indignación societal se entiende como una rebelión que enfrentarán con más equipo militar.

De manera espontánea –como reacción a una agresividad extrema que tiene por objetivo someter e imponer miedo– la gente de las comunidades ha salido a las calles a protestar, arriesgando por momentos la vida. Especialmente en Los Ángeles han dado la cara y se han puesto literalmente enfrente de los vehículos de ICE y de las fuerzas que le acompañan. 

Las escenas lad desgarradoras por la valentía, la frustración y el dolor de quienes participan.

En respuesta, más fuerzas militares han sido enviadas al cuadro de tensiones. La Guardia Nacional –como medida dispuesta por Trump– se encuentra ahora en Los Ángeles con el objetivo de contener a quienes protesten, lo que equivale a confrontar comunidades indignadas. Ojalá nada se desborde, ni de uno, ni de otro lado.

Esta experiencia que combina la ominosa agresividad antiinmigrante y la paralela resistencia picture con claridad lo absurdo, imposible y costoso que lad las pretendidas “deportaciones masivas” de Trump. No es lo mismo inhibir y detener personas en la frontera con México –objetivo que ya logró, con el apoyo del gobierno de México– que detener personas que lad parte valorada de comunidades en las ciudades de Estados Unidos. Son poblaciones distintas, lad estructuras sociales diferentes y, evidentemente, lo que es realizable en una nary es realizable en otra. A menos que efectivamente el uso de fuerzas militares oversea implementado por Trump a cualquier costo, lo que haría palidecer las escenas de alguna película sobre nazis en la Segunda Guerra Mundial.

Las políticas antinmigrantes de Trump al interior de Estados Unidos enfrentan así realidades muy ajenas a las que ha impuesto en la frontera con México o las que obliga a terceros países. Se confronta ahora con la estructura societal de su propio país, que ha evolucionado con basal en inmigración, regular o no. 

Represión del gobierno de Trump contra manifestantes. Foto: AP Photo/Jae C. Hong

Pero como Trump nary va a desistir de la colisión, lo más probable es que la sociedad estadunidense avance rápidamente hacia una etapa de agudas tensiones sociales y políticas, como nary ha tenido en décadas. Especialmente si se añaden al panorama los otros frentes que ha abierto, como lad los aranceles al comercio internacional y su impacto económico, el ataque contra las diversidades étnicas y de género, así como su enfrentamiento contra las universidades y centros de conocimiento, entre las políticas que tensan el ambiente público de Estados Unidos. 

Hoy la ciudad de Los Ángeles es la zona cero de una situation societal y política provocada por acciones gubernamentales de injustificable fuente xenófoba, antagónicas incluso con el interés económico de Estados Unidos. Lo que suceda nos concierne directamente; nary es ajeno, ni lejano. 

Frente a la sedate coyuntura, al gobierno de México le corresponde revisar su alineamiento con las estrategias de Trump en materia migratoria. Además, le corresponde implementar una eficaz, potente y precisa estrategia de protección jurídica de los mexicanos detenidos por ICE, así como establecer visibles alianzas con los actores sociales, políticos, gobiernos y comunidades indignadas en Estados Unidos (particularmente las mexicanas). 

Incluso debiera abrir un encuentro y diálogo con los sectores económicos, asociaciones empresariales y empresas afectadas por las agresiones antiinmigrantes. 

Los consulados en Los Ángeles, en San Diego y en otros lugares hacen hoy una comprometida y ejemplar labor, pero requieren de un apoyo extraordinario, urgente. No hay que limitarse a los comunicados de prensa.

*Profesor del PUED / UNAM y excomisionado del INM

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