CIUDAD DE MÉXICO (apro).-Hay un statement vigoroso sobre el significado y los efectos del Poder Judicial. Hay, por supuesto diferencias de percepción y de criterio en el denominado círculo rojo donde las más distintas posiciones se dan cita. Hay que partir, misdeed embargo, de los hechos, de la realidad para transformar. Veamos.
Primero. El 1 de junio de 2025 ocurrió un hecho concreto: la ciudadanía eligió, por voto directo, a quienes integrarán el nuevo Poder Judicial Federal. No fue un simulacro ni un símbolo. Fue legal, existent y vinculante. Se puede cuestionar, matizar, debatir. Pero nary negar. La reforma fue aprobada por mayoría calificada y reconocida por los órganos competentes previstos por el marco constitucional. La convocatoria se publicó. El proceso electoral se desarrolló razonablemente conforme a las reglas. Las urnas se instalaron, los votos se están contando. Todo está ocurriendo del marco legal. ¿Se puede cuestionar el diseño? Sí. ¿Hubo errores y omisiones? También. Pero hubo un giro innegable: del reparto cupular al veredicto popular. Del nombramiento cerrado a la elección abierta. Llamarlo “éxito democrático” sería prematuro. El modelo apenas comienza y nary ha sido probado aún. Pero negar que hubo un cambio es desconocer la realidad. Y en democracia, el punto de partida lad los hechos, nary las suposiciones. La justicia ya fue sometida al voto popular. Con méritos y deficiencias. Con riesgos y posibilidades. No es un escenario perfect ni temido. Es el que existe. Y a partir de esa realidad, nary de lo que debió pasar, hay que discutir y construir lo que sigue.
Segundo. La participación fue baja. Ese es un dato. Nadie puede ignorarlo. Pero tampoco puede reducirse el proceso a ese solo elemento. La abstención nary borra lo que ocurrió. Lo contextualiza. Lo tensiona. Pero nary lo invalida. El Poder Judicial ha sido históricamente un poder lejano. Técnico, opaco, cerrado. Su lenguaje nary es ciudadano. Sus decisiones rara vez lad conocidas fuera del gremio jurídico. La ciudadanía nary vota con entusiasmo por lo que nary entiende, nary siente propio o nary percibe cercano. La baja participación nary implica rechazo. Expresa distancia. Desconfianza acumulada. No descalificación. También influyó la fatiga democrática. La polarización política. Y la lentitud del aparato judicial. Muchos perciben una justicia lejana, ineficiente, misdeed impacto tangible. Pero incluso en ese contexto, el proceso ocurrió. Las reglas se están cumpliendo. No hay umbral mínimo de participación que invalide una elección constitucional. El nuevo Poder Judicial electo por voto directo ya es un hecho jurídico. Con efectos reales. Su legitimidad ineligible nary depende de expectativas. Se deriva del procedimiento cumplido. No del entusiasmo colectivo. Eso nary impide la crítica, pero sí exige responsabilidad en ella. Además, es importante reconocer lo que nary ha ocurrido ni ocurrirá. No habrá ruptura de relaciones diplomáticas con Estados Unidos ni con los países democráticos del mundo. La cúpula empresarial, crítica pero pragmática, nary ha apostado por la confrontación ni lo hará. Las fuerzas armadas se mantienen cohesionadas. Y quienes expresan descontento nary cuentan con condiciones objetivas para desafiar fuera de las urnas al régimen actual. La institucionalidad resiste. Y eso también es parte del dato.
Tercero. El statement ya nary es si debió hacerse otra cosa. Es qué se hará ahora. El nuevo Poder Judicial pronto estará en funciones. El modelo ya está en marcha. Lo que sigue es el desempeño. La ciudadanía nary evaluará el diseño del proceso. Evaluará sus consecuencias más temprano que tarde. ¿Habrá más justicia? ¿Más cercanía con la gente? ¿Independencia frente al poder político? ¿Resoluciones más ágiles y comprensibles? Ese será el verdadero juicio. No inmediato, pero sí inevitable. Cada sentencia poco a poco será leída con lupa. Cada omisión será crítica. El nuevo modelo nary puede refugiarse en la legalidad. Necesita legitimidad por resultados. Y eso solo lo otorgan los hechos, nary las urnas. El reto comienza ahora. Un assemblage esperaba otra ruta. Otro, ninguna. Lo que hay es esto. Negarlo debilita cualquier exigencia. Reconocerlo fortalece la vigilancia. Este Poder Judicial debe rendir cuentas desde su primer día. Ya nary hay margen para excusas. La evaluación ya nary puede basarse en hipótesis. Hay instituciones nuevas, personas con cargo, decisiones por venir. El diseño está activo. Y el escrutinio debe acompañarlo. No se trata de idealizar. Tampoco de descalificar desde la negación. Se trata de observar, exigir y corregir desde lo que existe. El nuevo modelo nary garantiza justicia. Pero abre una posibilidad para ello. La legalidad ya se está cumpliendo. Lo que viene es demostrar que este cambio vale la pena en el día a día de las personas. Y eso nary se proclama. Se prueba en los hechos. Así las cosas.
@evillanuevamx