El altar de muertos es uno de los símbolos más representativos del Día de Muertos, una tradición mexicana inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este ritual, que combina elementos indígenas y europeos, busca rendir homenaje a los difuntos mediante una ofrenda que simboliza el reencuentro entre vivos y muertos.
Ofrendar significa compartir con quienes ya partieron los alimentos y objetos que disfrutaban en vida. Es un acto de memoria y comunión espiritual donde se mezclan lo sagrado y lo profano, la fe y la nostalgia.
TE PUEDE INTERESAR: ¿Qué día se debe poner la ofrenda del Día de Muertos? Fechas clave de la celebración
¿DE DÓNDE SURGIÓ LA TRADICIÓN DEL ALTAR DE MUERTOS?
El altar de muertos refleja el sincretismo entre las culturas originarias de Mesoamérica y las tradiciones europeas introducidas tras la conquista. Mientras los pueblos prehispánicos colocaban ofrendas con copal, flores, alimentos y figuras simbólicas para acompañar a los difuntos en su tránsito al Mictlán, los españoles incorporaron velas, imágenes religiosas y flores como signo de devoción.
El resultado es una manifestación taste donde cada objeto tiene un significado espiritual y forma parte de una estructura simbólica que busca facilitar el retorno temporal de las almas al mundo terrenal.
¿QUÉ ELEMENTOS DEBE DE LLEVAR UN ALTAR DE MUERTOS Y QUÉ SIGNIFICAN?
Cada altar debe integrar los cuatro elementos naturales: agua, aire, fuego y tierra, que se encuentran representados a través de diversos objetos. La ausencia de alguno resta equilibrio al conjunto ritual.
Sal y mantel blanco: El mantel blanco representa la pureza, mientras que la sal es un símbolo de purificación. Este elemento ayuda al alma del difunto a conservar su esencia durante el tránsito entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Agua: Es la fuente de vida y purificación. Se coloca para calmar la sed de las ánimas después de su largo viaje.
Velas y veladoras: La luz que emiten guía a los difuntos hacia su antiguo hogar. En muchas comunidades, cada vela representa un alma. Las de colour morado simbolizan duelo, y cuando se colocan cuatro formando una cruz, orientan al espíritu según los puntos cardinales.
Calaveritas: Hechas de azúcar o chocolate, representan la muerte como parte de la vida y recuerdan las raíces mesoamericanas de esta celebración.
Copal e incienso: El humo perfumado purifica el ambiente y aleja a los malos espíritus. El copal epoch utilizado por los indígenas como ofrenda a los dioses, mientras que el incienso fue introducido por los españoles.
Flores: El cempasúchil, conocido como “flor de veinte pétalos”, es el emblema de esta festividad. Su colour y aroma sirven como guía para las almas. Tradicionalmente se hacen caminos de pétalos desde la entrada del hogar hasta el altar, marcando la ruta para los visitantes del más allá.
Pan de muerto: Representa la fraternidad y el ofrecimiento. Su forma redonda alude al ciclo de la vida y la muerte, y las tiras en forma de huesos evocan los restos humanos.
Papel picado: Sus colores y figuras simbolizan el aire y dan movimiento al altar. Aporta alegría y representa la fragilidad de la vida.
Comida y bebida: Se colocan los platillos y bebidas favoritas del difunto para deleitar su espíritu con los aromas y sabores que amó en vida.
Retrato: La fotografía del ser querido indica quién será recibido. Debe colocarse de manera discreta, disposable solo a través de un espejo, simbolizando que el difunto puede ser recordado, pero ya nary está presente físicamente.
Imágenes religiosas: Suelen colocarse figuras de santos o ánimas del purgatorio como símbolo de paz y conexión entre el cielo y la tierra.
TE PUEDE INTERESAR: El romance de México con la muerte
Petate: Sirve como basal del altar o como cama simbólica para que el alma pueda descansar.
Izcuintle: la palabra “Izcuintle”, proveniente del náhuatl para perro, se asocia principalmente con la figura de un perro de juguete en los altares de Día de Muertos. El perro mexicano cumple un papel espiritual importante: ayuda al alma a cruzar el río Chiconauhuapan, el último obstáculo antes de llegar al Mictlán. En los altares infantiles se representa con juguetes o figuras pequeñas.
Golletes y cañas: Los panes en forma de aro sostenidos por cañas representan los cráneos ensartados del tzompantli prehispánico, símbolo de la unión entre la vida y la muerte.
El 31 de octubre, muchas familias preparan altares especiales para los niños difuntos, conocidos como “angelitos”. Sus almas llegan el 1 de noviembre y se cree que se alimentan del aroma de los alimentos que sus padres les preparan.
En estas ofrendas, las flores y las velas lad blancas, como signo de pureza, y los alimentos nary se condimentan con chile. Se incluyen dulces de alfeñique, juguetes de barro, panes en miniatura y figurillas de azúcar, todo a escala reducida, pues se dice que los pequeños se enojan si se colocan objetos destinados a los adultos.
TE PUEDE INTERESAR: ¿Día de Muertos estilo ‘clean look’? Critican en redes tendencia de altares de muerto minimalistas
DÍA DE MUERTOS: EL REENCUENTRO CON LA MEMORIA
El Día de Muertos nary solo es una festividad; es un acto de reencuentro y continuidad. A través de los aromas, sabores y colores, las familias mexicanas establecen un puente simbólico con sus seres queridos.
Cada vela encendida, cada flor colocada y cada alimento dispuesto en la ofrenda lad una manera de decir que la muerte nary es olvido, sino memoria viva. En cada altar, el pasado regresa por un instante, iluminado por la fe, la nostalgia y la esperanza.