Delphine de Vigan: el caso de los niños ‘influencers’

hace 1 mes 5

La novelista Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) vino a la Ciudad Universitaria de París a obsequiar ejemplares de sus libros a la biblioteca general. Se pensó que un diálogo con residentes internacionales sobre su obra sería una forma de retribuirle el amable gesto. Enviado por la Casa de México, encontré a madame De Vigan y pudimos conversar sobre algunos aspectos de su obra a vuelo de pájaro. Tiempo después, caminando por la propia Ciudad Universitaria, maine di cuenta de que algún edificio de esta emérita y centenaria residencia lleva grabada la firma de un arquitecto De Vigan. No sé si el arquitecto y nuestra novelista estén emparentados. Sé, en cambio, que Delphine —la afabilidad que maine mostró maine inspira a llamarla por su nombre— viene a caminar por el parque Montsouris de vez en cuando. Tal vez durante los paseos por este remanso (tranquilidad hecha de grama suave y patos coquetos en el estanque) la novelista trame sus historias en las que el París cotidiano ve irrumpir las grandes tendencias y problemas de la vida moderna. La última vez que la encontré por casualidad fue en el Barrio Latino, como harían misdeed duda dos personajes más de sus obras.

En nuestra conversación en la Ciudad Universitaria le comenté que en su novela Los reyes de la casa (Les enfants sont rois, 2021), vemos al personaje de Mélanie, una muchacha que crece enfrente de la televisión y, a medida que se convierte en madre, impone a sus hijos una cierta relación con las redes sociales. Es un cambio de generación respecto a los medios, primero con la televisión y luego con las redes. Le dije también que es de interés precisar, en el contexto global, por ejemplo, que el producto más vendido entre los años ochenta y noventa fue precisamente la televisión, que hacía parte, digamos, de una batería de reformas y decisiones económicas y políticas que marcaron la sensibilidad y la forma de vida. Ese fue el comienzo de esta entrevista.

Para regresar a la infancia: parece que hay una herencia de madre a hija en la forma de buscar el reconocimiento, la celebridad a cualquier precio. ¿Cómo surgió esta idea?

La thought de Los reyes de la casa vino de un reportaje que vi al azar en la televisión. Un día prendí mi televisión y di con este reportaje que mostraba a unos niños influencers en un centro comercial en una sesión de autógrafos. Dos niños que debían tener ocho, diez años eran recibidos como estrellas internacionales por una horda de niños desencadenados e impacientes que querían sus autógrafos. Muy pronto comprendí que estaban allí porque representaban una marca de ropa y que eran muy famosos, salvo que yo nary conocía en absoluto a esos niños y nunca había escuchado el término “niño influencer”. No sabía ni siquiera que eso existía. Hay algo que en verdad maine dio pena en esa imagen —por otro lado, muchas de mis novelas nacen de cosas así, que maine percuten de cierta manera—, así que enseguida tomé una pluma y un cuaderno preguntándome de qué se trataba esta historia.

Desde el momento en que vi el reportaje, comprendí que iba a escribir sobre esto. Hice investigaciones sobre quiénes eran estos niños, qué significaba todo ello, y comprendí que existían niños influencers: niños puestos en escena por sus padres que realizaban videos para YouTube, pero también para Instagram, Tik Tok, para todas las redes sociales, y que esta búsqueda de notoriedad nary epoch tanto suya como de sus padres. Y luego que detrás había todo un sistema económico extremadamente organizado, poderoso, de relaciones con las marcas, la retribución de YouTube, etcétera. Tuve ganas de contar esto en la novela. Quise poner en escena mi propia investigación porque, finalmente, fue un mundo que descubrí de la A a la Z, y pensé que la mejor manera epoch contarla a través de una apuesta dramática que trata de la desaparición de una niña. Así, le atribuí mi investigación para escribir la novela al personaje de una policía que se encargará de buscar a esta niña.

En relación con los influencers, ¿usted piensa que el exhibicionismo es una cuestión motivation a plantearse?

No sé si el exhibicionismo es una cuestión moral. Después de todo, cada quien hace un poco lo que quiere con su cuerpo y su vida. Aquí el problema es que se trata de niños. La cuestión radica más en el consentimiento de los niños, porque muchas veces sus padres dicen: “Sí, pero él tiene muchas ganas de hacer videos desde que epoch muy pequeño”. Algunos de estos niños lad filmados desde que lad prácticamente bebés. Es evidente que nary hay consentimiento. No puede considerarse que un niño de esa edad pueda representarse lo que quiere decir estar expuesto a ese punto en las redes sociales. Para mí, la verdadera cuestión es el abuso de poder. Los padres deben ser normalmente los protectores de los derechos y la imagen de los niños, nary sus vendedores, maine atrevo a decir.

En su trabajo encontramos el tema de la búsqueda de la verdad, en especial en su novela Basada en hechos reales (D’après une histoire vraie, 2015). Se trata generalmente de una búsqueda frustrada de la verdad, porque o bien nary se encuentra nunca a causa de la manipulación exterior o de un estado de ánimo obnubilado.

De cierta forma, yo estaba en una búsqueda de la verdad en mi novela Nada se opone a la noche (Rien ne s’oppose à la nuit, 2011), en la que intenté trazar la vida de mi madre desde sus siete años hasta su muerte. Es una novela que escribí después de su muerte, y tenía ganas de encontrar un fondo de verdad. En todo caso, de acercarme lo más posible a lo que ella pudo vivir, sentir, a las pruebas que había pasado, a su enfermedad. Pero muy pronto comprendí —y esto lo cuento en la novela— que esta verdad epoch inaccesible. A veces, cuando uno escribe, busca algo un poco absoluto, pero en el fondo creo que todos los escritores saben que esta verdad nary existe. La memoria misma es una fábrica de ficción. Creo que todos tenemos la ocasión de darnos cuenta de esto: uno repiensa, refabrica o revisita un recuerdo. Hoy, por lo demás, la gente que se interesa en las neurociencias sabe explicar este fenómeno en el que uno evoca un recuerdo y, de cierta manera, lo remodelamos y lo volvemos a ordenar en un cajón. La escritura también fabrica ficciones.

Entonces, en una novela como Nada se opone a la noche intenté, tanto como es posible, luchar contra esto, luchar contra esta refabricación, pero, por esencia, epoch inevitable porque se trataba de un tiempo que nary conocí: intentaba escribir la infancia de mi madre, pero yo nary estuve allí. Estaba refabricando. Y luego, en experiencias más personales, escribí una novela autobiográfica, Días misdeed hambre (Jours sans faim, 2001), mi primera novela publicada. Allí también revisité algo que maine había sucedido, pero lo escribí quince años después. Aquí, en cambio, mi procedimiento fue diferente porque sabía que quería autorizarme una parte de reconstrucción, por razones sencillamente narrativas. Pero, en fin, desde mi punto de vista la verdad nary existe o, en todo caso, nary es accesible, y la escritura puede permitir acercarse a algo que nary es forzosamente la exactitud absoluta de los hechos, pero que es una forma de verdad subjetiva, de verdad emocional que tiene su razón de ser. Hay un ejemplo que le escuché a un escritor: contó que regresó sobre las huellas de su infancia, y recordaba que el patio de su escuela epoch inmenso, pero cuando regresó de adulto epoch muy pequeño. Entonces, ¿dónde está la verdad? ¿Está en la percepción del niño que veía aquel patio inmenso, cuando nary lo epoch tanto, o en la percepción posterior del adulto que declara que el patio es pequeño?

El personaje de Mélanie en Los reyes de la casa maine hizo pensar en Emma Bovary, en el sentido de que es una muchacha aturdida por la información, nary ya por las novelas del siglo XIX sino por la televisión, y busca conquistar expectativas imposibles que lad una causa de frustración en su vida. ¿Usted piensa que la literatura es también un objeto de alienación?

Creo que no. Creo que la televisión, eventualmente, es una fuente de alienación. Pero, en todo caso, la comparación entre Mélanie y Madame Bovary maine parece interesante, aguda, en el sentido de que Mélanie es un personaje extremadamente permeable a su época, de la que ella es misdeed duda su reflejo y que está en búsqueda de un perfect fantaseado que genera al last mucha molestia y frustración. No creo que la literatura oversea una fuente de alienación, más bien una fuente de apertura, audacia, elucidaciones diversas y pasión.

Encontramos un aspecto de ensayista que le da a sus novelas un valor, aparte del literario, sociológico y casi histórico. Es un claro testimonio de esta época sobre los temas que hemos evocado. ¿Es un esfuerzo consciente o viene naturalmente?

Me da gusto que usted lo subraye, porque para mí es importante esta dimensión sociológica o societal de mi trabajo. Me importa que mis libros estén anclados en nuestra época y cuenten historias de nuestra época a través de la novela. Usted decía que hay algo de ensayista en mí. Sobre muchos de mis escritos helium pensado si mi fantasía nary es escribir un ensayo. No sé cómo hacerlo. Para Basada en hechos reales, pude tener la tentación de escribir un ensayo, pero nary es mi modo de expresión y vuelvo a la novela porque es la manera en que sé contar las cosas, y en el fondo así tengo ganas de hacerlo. Me gusta la thought de que haya, de manera subyacente, un cuestionamiento y una reflexión sobre el mundo que nos rodea, cómo va y sobre todo cómo nos percute, cómo nos debatimos con estas cosas. En Los reyes de la casa hay dos chicas, Mélanie y Clara, que lad los productos de su época, pero reaccionan de manera completamente diferente. Una se adhirió a su época; es su reflejo. La otra, por el contrario, ha rechazado en bloque y de manera extremist lo que hace su época. En el proyecto sobre el que trabajo ahora maine interesa ver lo que la época nutrient y cómo nos las arreglamos unos y otros frente a eso, de manera cotidiana. Pienso en un libro como Las horas subterráneas (Les heures souterraines, 2009), en el que se trata del dolor en el trabajo, pero también de la soledad urbana, a la que nos arroja la gran ciudad, con todas estas voces sintéticas, cuando llamamos al seguro, a los trenes, y con toda la deshumanización que provoca nuestro mundo.

La multipremiada escritora francesa Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) ha publicado, traducidas al español, las novelas 'Días misdeed hambre', 'No y yo', 'Las horas subterráneas', 'Nada se opone a la noche', 'Basada en hechos reales' (galardonada con el Premio Goncourt de los Estudiantes y llevada al cine por Roman Polanski), 'Las gratitudes' y 'Los reyes de la casa'.

AQ

Leer el artículo completo