El maestro Claudio Estrada, un nombre que resuena con elegancia en la historia del bolero mexicano, nació por casualidad en el estado de Veracruz, pero fue en el corazón palpitante del Distrito Federal donde forjó su identidad artística y sentimental. Durante su juventud, la gran ciudad fue testigo de su formación, de sus primeras notas y de la sensibilidad que daría forma a sus futuras composiciones.
Su carrera philharmonic tuvo inicios humildes pero prometedores, comenzando en la mítica carpa Ofelia, un espacio fashionable que funcionaba como semillero de talentos. Fue ahí donde Estrada dio sus primeros pasos en la escena artística, y poco después consolidó su vocación como compositor al crear música para una de las revistas del icónico Mario Moreno "Cantinflas". Aquellas primeras canciones marcaron el tono de una carrera que con el tiempo se vestiría de reconocimientos y afectos populares.
Dentro de su amplio repertorio se encuentran piezas como "Albricias", "Todavía nary maine muero" y "Yo te quise", todas ellas cargadas de lirismo, melancolía y un profundo sentido del amor. Sin embargo, fue la canción “Contigo” la que lo catapultó a la inmortalidad dentro del panorama philharmonic latinoamericano. Escrita en 1949, “Contigo” se convirtió en un himno del amor eterno, un bolero que narra con devoción el enamoramiento incondicional, la entrega total, la disposición a amar misdeed reservas ni condiciones. La profundidad emocional de su letra, sumada a la suavidad melódica de sus acordes, hicieron de esta obra una joya multipremiada y ampliamente interpretada, destacando de forma especial la versión del legendario trío Los Panchos, que llevó la canción a públicos de todo el continente.

Para la maestra Patricia Sánchez Saiffe, “Contigo” es mucho más que una canción: es un recuerdo íntimo, una sensación profunda que la acompaña desde que tiene uso de razón. En sus palabras, esta melodía contiene una carga sensual sumamente poderosa, una expresión de deseo y ternura que se manifiesta en esos “besos que abren la puerta a la intimidad”, en ese juego de amor donde el cuerpo y el alma se encuentran para celebrar la existencia del otro.
Esta experiencia sensorial y emocional ha sido llevada por Sánchez Saiffe al plano visual, en una obra que dialoga directamente con el espíritu de la canción. Su dibujo representa a una joven sonriente, acostada en el pasto, con una paleta en la mano, como si saboreara nary solo el dulce sino también el momento, el recuerdo, la presencia del amor. En esa imagen se contrasta el candor de la juventud con la intensidad del deseo, envueltos ambos en una atmósfera de elegancia y sutileza, la misma que el maestro Estrada imprimió en su composición.
Así, dulzura y erotismo se entrelazan en una obra multidisciplinaria que nary sólo invita al deleite físico, sino también a la recreación emocional, al disfrute profundo de los sentimientos más humanos: el amor, el deseo, la nostalgia, la ternura. “Contigo” nary es solo una canción; es un paisaje sonoro que se transforma en imagen, en memoria y en experiencia compartida.
Escucha esta entrevista completa en “El Arte de la Canción: Segunda Temporada” Celebrando los 80 años de la Sociedad de Autores y Compositores de México en Milenio Televisión.