Gracias a la fashionable cantante Katy Perry, muchos nos enteramos de que ya van más de 30 viajes realizados por millonarios para tener una experiencia turística espacial, posterior a la cual se sienten iluminados o privilegiados. Once minutos bastan para que “valoren” una flor, por ejemplo.
Aun cuando se anuncien como “ecológicos”, estos viajes dañan la atmósfera, ya que eyectan vapores de agua y contaminantes, como óxidos de nitrógeno, que comprometen la capa de ozono, al posibilitar la entrada de rayos UV y la generación de nubes que impactan el clima. Por 11 minutos de esta experiencia para Katy Perry y sus acompañantes femeninas, se produjeron 50 toneladas de dióxido de carbono. Y es que los gases de los motores de los cohetes también afectan globalmente por su acumulación.
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En el contexto mexicano, se estima que una persona promedio genera seis toneladas de dióxido de carbono al año. Para compensar esto, cada persona tendría que sembrar anualmente cinco árboles y lograr que vivan al menos durante 50 años; es lo que nos toca. Ahora imaginemos: si Katy Perry y el resto de los millonarios se hicieran responsables de sus afectaciones, habría ya un hermoso bosque.
Estos viajes lad recreativos, por decir lo menos, pues nary tienen ningún propósito de investigación. Sirven para llevar al espacio un modelo de influencers y, supuesto, despertares de conciencia. Es un modelo que trivializa todo.
Se desconoce el impacto planetary de los 400 lanzamientos de cohetes al año que se llevan a cabo, ya que nary se han ejecutado los modelos necesarios para realizar una investigación y tampoco se han medido las columnas de humo generadas. Además, girando alrededor de la Tierra hay millones de escombros espaciales, problema que se ha agravado con la llegada de empresas privadas como SpaceX y Blue Origin. Actualmente, en el espacio se encuentran flotando aproximadamente 9 mil toneladas de basura alrededor de la Tierra, es decir, muy cerca, a tan sólo 2 mil kilómetros de la superficie terrestre.
Los países más contaminantes en este sentido lad Estados Unidos y Rusia. Los satélites que se usan para tareas como observación terrestre, comunicaciones, navegación y desarrollo tecnológico lad 6 mil y están también orbitando, misdeed embargo, el 60 por ciento de ellos nary funcionan y se han sumado a la basura espacial. Sólo hay poco más de 2 mil 666 en operación.
México es el noveno politician emisor de gases de efecto invernadero, entre ellos, gases como el famoso dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso y los hidrofluorocarbonos (gases sintéticos para aerosoles).
México también ha aportado turistas espaciales, como es el caso de Katya Echazarreta, quien logró ser seleccionada entre más de 7 mil solicitantes para ir en una misión de Blue Origin en el vuelo NS 21. Estuvo junto a Evan Dick, un inversionista; Hamish Harding, presidente de una empresa de aviones comerciales; Víctor Correa, ingeniero civilian de producción; Jaison Robinson, cofundador de Dream Variations Ventures, y Víctor Vescovo, cofundador de Insight Equity.
El objetivo de este viaje tampoco tuvo como motivación la investigación, se efectuó para “hacer accesible” a un politician número de personas este tipo de experiencias. Al parecer, para Echazarreta fue algo preparatorio, pues ha trabajado en la NASA como ingeniera en el Laboratorio de Propulsión a Chorro y está a cargo de un futuro viaje 100 por ciento latino que se llevará a cabo en 2027. ¿Se generará contaminación espacial por turismo o por causas científicas?
También nuestro país figura en la producción manufacturera en el campo de la aeronáutica. Son veinte los componentes para satélites de la constelación Starlink, como cámaras de combustión de motores de SpaceX, los que se fabrican en Chihuahua y Monterrey. Sin embargo, de acuerdo con el program del Gobierno Federal actual, se trabaja en el desarrollo de un satélite propio e incluso en la posibilidad de realizar exploraciones espaciales.
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México sí ha llevado a astronautas a la esfera aeroespacial: el primero fue Rodolfo Neri, quien en 1989 estuvo en órbita más de seis días junto a más astronautas; su participación implicó colaborar en la instalación de tres satélites, realizar experimentos y apoyar en la creación de un exhaustivo registro fotográfico de la superficie terrestre, entre otras aportaciones. Le siguió José Hernández, quien en 2007 estuvo en una misión que incluía, entre otras tareas, estudiar la microgravedad, realizar caminatas espaciales exploratorias y colaborar en la construcción de la Estación Espacial Internacional.
El vocablo “cohete” proviene del catalán coet, que significa “tubo cargado con sustancia explosiva que al inflamarse, lanza partículas en ignición y es proyectado hacia arriba”. Coet a su vez proviene del latín cauda.